El Anillo Brakund

25.ESTOY LISTA

-Espera, ¿estás diciendo que Ada está viva? – pregunta Asher.

Está cada vez más confundido a cada minuto que pasa, y aunque estemos intentando explicarle todo despacio y claro, parece que no funciona.

-Sí. Ya sé que es difícil de creer, pero lo está, y necesita nuestra ayuda. – explico.

- ¿Dónde está?

-No lo sabemos seguro, pero creemos que está en las mazmorras del castillo. – contesta Killian.

-Queremos colarnos en el baile que hay dentro de cinco días. – explica Mason.

-Y necesitamos un vestido negro. Y máscaras. – termino yo.

Asher se queda en silencio unos segundos, procesando la información nueva.

-Y supongo que queréis que lo traiga todo de la tienda. – dice.

-Por favor. – pido.

Se queda en silencio unos segundos, considerando nuestra petición.

-Está bien. Creo que puedo encontrar algo. – dice finalmente.

-Muchísimas gracias, eres nuestro salvador.

-Pero con una condición. – dice, haciendo que tres pares de ojos se posen sobre él.

- ¿Cuál? – pregunta Killian, su voz algo agresiva.

-Yo también voy.

-Hecho. – digo yo.

-Ni hablar. – dice Killian al mismo tiempo.

-Un momento. – pido, levantándome de la silla y obligando a Killian a hacerlo conmigo, cogiéndole del brazo.

Puedo notar la dureza de su bíceps mientras lo arrastro conmigo al estrecho pasillo, donde no nos pueden ver.

-Lo necesitamos. – digo en la voz más baja que puedo.

-No. Podemos conseguir un vestido en cualquier sitio.

-Pero Asher es nuestra mejor opción.

Su mirada llena de ira se encuentra con la mía, intentando que le dé la razón. No la tiene, y no pienso dársela.

Se empieza a acercar a mí, y yo retrocedo todo lo que puedo hasta que mi espalda choca con la pared. Él no se para. No. Sigue avanzando hasta que está tan cerca que tengo que levantar mi cuello para poder sostenerle la mirada.

-Si la misión falla por su culpa, lo mataré. – amenaza.

Eso hace que casi me arrepienta, pero confío en Asher, lo hará bien. O al menos eso espero.

-No creo que vaya a ser necesario. – digo.

Me separo de la pared, con cuidado de no rozar ninguna parte de su cuerpo, y vuelvo a la cocina, sentándome en mi silla.

-Siento lo que ha pasado – digo mientras retoma su sitio. –. A mi...amigo – Killian me lanza una mirada algo sorprendida al oír la palabra. –, se le han cruzado un poco los cables.

-Entonces, ¿puedo ayudar? – pregunta Asher.

-Sí. Estás dentro.

-Os traeré las prendas mañana. – informa, y seguidamente se levanta de la mesa. Mason hace lo mismo.

-Nos vemos mañana. – dice Mason.

Me levanto también y los acompaño hasta la puerta, y al cerrarla todo se queda en...silencio. Algo que extrañaba mucho. Hoy ha sido todo un lío.