Él hombre que yo creía haber querido me ha apuñalado.
Miro hacia arriba para encontrarme con esos ojos cafés que tanto adoré. Pasado, sí. Ahora no hay nada que adore de ellos. Ahora no hay brillo o calor en su mirada. Y ya no me transmiten seguridad. No. Solo hay frialdad.
Thomas me arranca el anillo de la mano, sin importarle nada que haya sido el causante de mi posible muerte, y me suelta, alejándose de mí y llevándose consigo mi corazón destrozado.
Intento mantenerme de pie, pero las rodillas me fallan, y caigo al suelo, golpeándome la cabeza contra el cemento en el proceso, haciendo que todo de vueltas. Lágrimas corren por mi cara. O sangre. No lo sé.
Se me empieza a complicar respirar, y noto como el corazón va latiendo más despacio a cada segundo que pasa. Mi cuerpo tiembla violentamente y creo que nunca he tenido más frío.
Veo como Killian se acerca a Thomas, y antes de que tenga oportunidad de utilizar la daga, le propina un puñetazo que lo manda al suelo de un solo golpe.
Eso me causa satisfacción y pena a la vez, pero no puedo pensar mucho porque me estoy desangrando, y rápido. El dolor es demasiado intenso.
-Como muera – amenaza Killian a Thomas, que está a punto de desmayarse tras varios golpes más –. Tú y toda tu asquerosa familia pagaréis.
Se acerca a mí con pasos lentos.
Intento moverme, decirle que se aleje de mí, que no me toque, pero nada funciona. Lo único que puedo hacer ahora mismo es estar quieta. Paralizada.
-Te necesito viva – me dice agachándose para estar a mi altura –. Así que hazme el favor de no desangrarte.
No puedo contestar. Los párpados empiezan a pesar. Lo único que quiero es cerrar los ojos y que todos se acabe de una vez.
No. Tengo que vivir.
Intento mantenerme despierta, pero la inconsciencia vence y todo se vuelve negro.
***
¿Qué coño ha pasado? ¿Dónde estoy?
Me duele todo el cuerpo. Más concretamente el abdomen.
Estoy viva.
Mierda.
¡Estoy viva!
Abro los ojos, y lo único que veo es borroso. Intento enfocar mis alrededores, y cuando por fin lo consigo, no reconozco en absoluto el sitio en donde me encuentro.
Es una especie de sótano. Solo son cuatro paredes grises y estoy tumbada en un colchón sorprendentemente cómodo. Pero no tanto como la cama de...bueno...de él.
Se acumulan lágrimas en mis ojos, pero me obligo a despejarlas. No voy a llorar por ese idiota. No cuando me duele todo el cuerpo y casi muero por su culpa. Después de todo, para él, el estúpido anillo sí que era más importante que yo. Una lágrima traicionera cae por mi mejilla.
Es sólo un idiota. No vale la pena.
Intento incorporarme, pero una voz que viene del final de las escaleras de madera me detiene antes de que pueda moverme.
-Ni lo intentes – dice firme –. Te abrirás la herida y no voy a volver a curarte.
Enfoco la mirada, y lo que me encuentro es a Killian bajando las escaleras con vendas en sus manos.
Mi primer instinto es gritarle, pero me duele demasiado todo como para siquiera mover los labios.
Se agacha a mi lado y me levanta suavemente la camiseta que tengo puesta. Espera. Esto no es mío. ¿Acaso es suya? Por favor que no lo sea. Lo que me faltaba ya.
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El Anillo Brakund
FantasyEl anillo Brakund. El objeto más valioso que ha existido nunca. Esta historia comienza cuando nuestra protagonista, Ella, se cuela en el palacio para intentar robarlo y las cosas no salen como pensaba. Su misión falla estrepitosamente al ser descubi...