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-Aquí pasaras tus días de castigo, Hyunjin. Esperando que aprendas a respetarme como lo que soy, tu padre -sus ojos estaban llenos de lágrimas, estaba realmente enojado- Hasta que tu actitud no cambie, no volverás a pisar la mansión.

Vio cómo se iba sin decir nada más, miró todo a su alrededor, para ser un castigo no se miraba tan mal, era un departamento amueblado con todas las comodidades, uno de sus tantos castigos era mantenerse vivo por su cuenta, así que investigo su cocina, encontrándose con la alacena llena de cosas que claramente jamás había comido.

-¿Tanto me detestas, padre? -tomó el paquete de ramen tradicional, observó las instrucciones, no estaba tan difícil- Ah...

Suspiró dejando dicho alimento en su lugar, camino hacia la nevera y vio que habían más cosas que se debían de cocinar, para ser honestos, no tenía ni la más remota idea de cómo cocinar.

Para ponernos un poco en contexto, Hwang Hyunjin es el primer hijo de tres, siendo él quien tomaría el cargo de príncipe, más bien, ya lo era, pero era uno que tenía que seguir al pie de la letra las reglas de su casa, no vivían en un castillo, pero si en una enorme casa sacada de un cuento de hadas, en donde si se equivocaba una vez, era castigado con ser un humano simple como decía su padre.

Fue castigado por su padre, quien lo encontró vistiendo ropa "simple" un día de descanso, Hyunjin era fan de usar pantalones cómodos y rameras largas para disfrutar un día en la comodidad de su habitación, ese día, vestía algo normal mientras pintaba, no iba a ensuciar su ropa de la realeza con pintura, porque ese también sería motivo te regaño.

Flashback...

-Príncipe Hyunjin, su padre ordena que baje a cenar -su mayor domo informó.

-Gracias, Michael. En un momento estoy ahí, solo me cambio de ropa -le regalo una sonrisa, jamás le gusto ser grosero o duro con la certidumbre.

Aquel hombre salió de su habitación, fue hasta su armario y buscó su ropa "normal", luego se miró al espejo, que más daba si usaba algo normal, pero a la vez formal, así que busco sus jeans negros y una camiseta blanca, la arremangó un poco y acomodó su cabello.

Estaba listo para bajar, y apenas puso un pie en el comedor, su padre lanzó los cubiertos a los platos y se puso de pie.

-Hyunjin, ¿que tienes puesto? -todos en la mesa le miraron, su madre. Quien era la mujer que le compraba esa ropa a escondías de su padre, camino hacía él.

-Te miras muy guapo, cariño -Hyunjin sonrió ante el halago de su madre.

-¡Hwang Hyunjin! -su vista captó a su padre quien ya estaba molesto- ¿Me puedes explicar que mierda tienes puesto? -camino hasta él, lo observó de arriba hacia abajo, con desprecio.

-Padre yo... -una bofetada fue lo que obtuvo.

-No sé te ocurra justificar tu asqueroso comportamiento, sabes perfecto que odio la ropa tan básica y normal -Hyunjin no era alguien que se molestara con facilidad, pero esa bofetada había sido suficiente.

-¿Cuándo dejarás de ser una persona tan patética? -dijo mientras se sostenía la mejilla, sus ojos estaban llorosos- Siempre estás despreciando todo lo que hago o digo, incluso si llevo ropa "normal" para tu gusto, soy poca cosa, ¿tienes la cabeza llena de mierda? ¿La abuela te tiro de pequeño? ¿Se te secaron las neuronas?

El señor Hwang volvió a alzar la mano pero ahora se la detuvo.

-¿Me vas a golpear porque sabes que tengo razón?

-Basta. Hyunjin -pidió su madre- Minhyun, detente. Yo le compre la ropa a nuestro hijo porque es un joven que tiene que encajar con los demás, no importa de donde provenga, él puede usar lo que quiera, no seas anticuado.

Prince Hwang -HyunHo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora