En el abismo de lo no dicho, se esconde la verdadera historia.
Bajo la superficie.
Mientras reviso los documentos cuidadosamente organizados que me entregaron en servicio para estudiantes, el bullicio del pasillo se intensifica. Dalila se inclina hacia mí con una sonrisa entusiasta.
—Parece que compartiremos clases —comenta, su voz llena de emoción—. ¡Eso es genial! — Su entusiasmo es un poco contagioso. —Bueno, tu casillero debe estar por aquí... —continúa, señalando una fila de casilleros metálicos—. Recuerda cerrarlo muy bien.
Me advierte con un tono serio, pero su mirada traviesa revela que está bromeando.
—Si no lo haces, te lo harán saber. Lo llenarán de papel higiénico o crema de afeitar... —añade, riendo suavemente—. Conozco a un par de idiotas con los que compartiremos clase. Dudo que hayan madurado desde la secundaria.
Sigue explicándome los detalles con calma, su voz clara y organizada.
—Voy a entregarte mis apuntes de las actividades que te perdiste y verás que para algunas clases necesitarás consultar ciertos libros en la biblioteca. Te sugiero que vayas lo antes posible para tener tiempo suficiente de encontrarlos y sacarlos prestados —aconseja, su tono ahora más serio, como si realmente quisiera ayudarme a evitar problemas.
Dalila me detalla los temas que debo cubrir en cada una de las materias, enumerando los títulos específicos que necesito encontrar. Su pasión por los estudios es evidente.
—Por ejemplo, en literatura, necesitarás "Cien años de soledad" y "El amor en los tiempos del cólera". Te van a encantar, son clásicos —comenta, sus ojos brillando con entusiasmo. —Y no te preocupes, si necesitas ayuda con algo, siempre puedes contar conmigo —agrega, sonriendo de nuevo, y eso me hace sentir un poco más tranquila.
Juntas seguimos recorriendo los pasillos desiertos de la universidad, donde la luz del amanecer se filtra suavemente a través de las altas ventanas. Mi mente se sumerge en sus propios pensamientos, hasta que la voz de Dalila rompe el silencio como un ancla que me arrastra de vuelta a la realidad.
—Creo que es mejor que entremos al salón ahora... Los estudiantes nuevos se desesperan por los asientos —dice Dalila, con un tono que lleva el peso de experiencias pasadas. Cedo a su apremio y cruzamos la puerta del aula, solo para ser recibidas por un estruendo de múltiples voces hablando al unísono. Mi mente se nubla por un instante, sintiendo como si el ruido invadiera mi espacio personal.
De repente, un silencio súbito cae sobre el lugar cuando todos se giran para mirarnos. Puedo escuchar el murmullo lejano de los estudiantes, como el zumbido de un enjambre. Intento retroceder, abrumada por la intensidad del momento, pero Dalila me toma suavemente del brazo y me guía hasta la primera fila, donde nos sentamos. Tomo un profundo respiro, intentando calmar los latidos acelerados de mi corazón.
A mi alrededor, el aula tiene un diseño moderno y funcional, con filas de asientos dispuestas en un patrón curvo. Cada asiento cuenta con una espaciosa mesa para acomodar libros y materiales de estudio. El techo alto está iluminado uniformemente por luces empotradas, creando un ambiente brillante y acogedor.
El timbre de la primera clase suena, un pitido agudo que corta el murmullo como un cuchillo. Todos esperan a que el profesor aparezca, pero el tiempo pasa y nada. La tensión se siente en el aire, y las miradas se cruzan llenas de confusión.
La atmósfera comienza a cambiar; los murmullos de los estudiantes se intensifican y un aire de inquietud se instala. Algunos se miran entre sí con ceños fruncidos, y pronto el rumor empieza a correr como pólvora.
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Todo fue una mentira
Mystery / ThrillerEn un rincón olvidado del universo, donde las estrellas parpadean con secretos y las sombras susurran verdades a medias, existe un mundo que desafía la realidad. Aquí, cada alma es un enigma y cada verdad, una fachada. Leah, una joven cuya vida pare...