HERALDICA: LOBO BLANCO

CAPITULO 1: LA MECÁNICA

-Otro día mas tengo que soportar mi triste vida... es que realmente soy la única en el planeta tierra que no se cansa de lo mismo, las mismas cosas todos los días, la misma estúpida rutina. Si que soy patética no?

Soy Charlotte Montfort  una chica de 21 años, vivo en el condado de  Staffordshire, Inglaterra. Mi mejor amigo Wade Levine siempre le he parecido una chica extraordinariamente rara, tal vez sea por mi forma de ver la vida, tal vez por mis cambios de humor, nunca ha descartado posible idea de bipolaridad. Pero al fin y al cabo me considera su hermanita.  Pero eso si, siempre le he parecido una chica con una belleza inigualable. Wade siempre ha dicho que mi cabello tiene un color oscuro abismo y sobre todo resalta con mi hermosa y perfecta piel bronceada. Eso es lo mas despampanante en mi, aparte mis ojos negros profundos le dan un toque extra de ternura que parecía casi imposible decirme NO algunas veces. Por lo menos eso es lo que me ha dicho, pero tal vez me mareado con tantas chorradas o como siempre… ha sido sincero conmigo.

-Que?. que es lo que has dicho. Lo siento, es que no te estaba prestando atención.

-agggg…!!! Nada ya olvídalo. Estoy tan segura como que me llamo Charlotte Montfort a que estabas mirando a esa chica, la tal Amber Solyvan de nuevo. Y es por eso que no me prestas atención. O me equivoco?- .

-Claro que no! No se de donde sacas eso. Pero a mi no me la aplicas.

-Aplicar que? Decir lo que pienso y que por cierto el 100% de lo que dije es verdad. Eso  no es aplicarla. Pero tu si me la quieres aplicar a mi evadiendo mi pregunta. Tu cara sonrojada me lo dice todo y ni se diga de la baba que dejaste en la mesa. Simplemente admítelo y te dejare en paz, lo juro.

-No me vengas con tus celos de esposa fodonga ahora, de acuerdo?

-Ay por dios! La envidia me corroe, eh… no sabes como me esta destruyendo. Ja ja ja.

En ese momento Wade se levanto de la mesa y se dirigió a la barra de los alimentos. Cuando volteo a la mesa donde estábamos charlando, noto algo extraño. La mesa estaba sola. Busco entre el montón de alumnos que estaban en la cafetería hasta que me  logro visualizar por mi enorme melena en un grupito de chicas. –oh por dios- dijo Wade al ver que charlaba con Amber o al menos eso logre leer en sus labios; debo mencionar que soy muy buena haciendo eso. En ese momento pareció que ambas escuchamos sus pensamientos, ya que volteamos al mismo tiempo y nuestras miradas se cruzaron. Debo decir que fue un momento muy divertido, sentí en mi rostro una sonrisa de pura malicia y diversión. Volteaba de Wade a Amber y de Amber a Wade. Fue hasta entonces que también reaccione y con mi pulgar le hice la señal de ok. Me despedí de Amber y camine lentamente hacia nuestro comedor. Fue hasta ese entonces que Wade reacciono y con paso veloz regreso a nuestra mesa con una charola vacía entre sus manos.

 Wade era un chico simpático, el típico cerebrito de la clase pero este era el cerebrito que amaban los demás, sobre todo en días de exámenes. A comparación mía, Wade tenía el cabello castaño, y una tez pálida, sus ojos eran de un color marrón. Tenía una nariz tan perfecta y unos labios que lo hacían lucir atractivo. No tenia el físico de un galán de televisión pero su voz lo hacia muy varonil. Mi amigo era muy guapo, si, pero en ningún momento en todo este tiempo ninguno de los dos se nos ha dado eso de atracción el uno por el otro, de eso estoy totalmente segura, es por ello que me siento de lo mas plena cuando estoy a su lado. A Wade y a mí en la escuela nos hacían pasar por la típica parejita, todo el tiempo estábamos juntos. Para nosotros no era incomodo, siempre nos había parecido gracioso. En ocasiones hacíamos bromas con respecto a eso.

-Dime que mis ojos me han engañado y no han visto lo que acaban de ver. Y si no me han engañado agradecería que me abofetearas para poder despertar de esta pesadilla macabra.