Llegando al instituto me dirigí a mi estacionamiento de siempre con 10 minutos de anticipación.
- QUE RAYOS! Quien es el idiota que estaciono su coche en mi lugar? Grite para mis adentros, quemándome la mano con el café. Lo cual me enfureció aún más.
Había una humer color negro. Nunca antes había pasado esto, todos en la escuela respetaban los estacionamientos, aunque no habían sido asignados para cada estudiante, ni había reglas ni nada por el estilo, era como una regla establecida por los mismos estudiantes. Pero algún idiota se le había ocurrido estacionarse en el lugar equivocado, el dia equivocado y por supuesto con la persona equivocada.
Baje a toda prisa de mi camioneta con la rabia a todo lo que daba. -quien es el hijo de puta que se a aparcado en mi lugar?-. Grite a los estudiantes allí reunidos. Solo escuche murmullos y alguna que otra risita estúpida, que obviamente calle solo con la fulminación de mi mirada., pero nadie respondió. Era mas que obvio que no era un estudiante del instituto. Olfatee la camioneta sin que los estudiantes allí presentes lo notaran, y logre captar un aroma que en lo absoluto lo había olido en la escuela, este aroma era muy delicioso, muy familiar que me envolvió por completo. Era un aroma exquisito, senti un revoloteo en mi estomago y mis hormonas estallaron por completo; una gran ola de calor recorrio mi cuerpo a pesar de que mi temperatura corporal no es igual a la de los humanos. Mis piernas se debiliaron y mi corazón latio tan rápido que sentí que se me desbocaba. Con gran rapidez me encamine a mi camioneta y me dirigi a los estacionamientos del fondo.
Me quede en el interior de la camioneta por un largo rato, sintiéndome muy extraña por lo antes ocurrido, nunca antes en mi vida había experimentado esa sensacion. Debo decir que no soy una experta en este tema de los lobos, mi padre no me ha contado muchas cosas en relación a ello. Pero tampoco soy tonta. Era como si olfatear ese aroma me provocara una mezcla de deseo y exitacion. Pero también sentía eso que dicen “ mariposas revolotear en mi estomago” suena cursi, lose. Como si todos mis sentidos se hubieran despertado al mismo tiempo y chocaran entre si mismos queriendo salir a la superficie.
Cuando logre concentrarme note que mi cuerpo había cambiado de temperatura y me sentía muy exaltada; ya había pásado la primera hora de clases o al menos eso creia. Baje de la camioneta y me dirigi a el aula de clases. No me había percatado que ese enojo que senti al principio se había esfumado desde hace mucho tiempo, y en su lugar había un sentimiento de deseo, de necesidad, en el buen sentido de la palabra. Ahora deseaba con tantas ganas conocer al dueño de ese aroma que me ponía el mundo de cabeza. Tenia inmensas ganas de tenerlo enfrente y de arrojarme a sus brasos y besarle, devorarle los labios apasionadamente. Es que me sentía de lo mas extraña que me es imposible decirlo con palabras. Eran sentimientos muy raros. Sentimientos originales.
Pero lo que no quería en estos momentos era entrar al salón de clases, y por muy raro que fuera no tenia ganas de ver a Wade, lo único que en estos momentos me importaba era encontrar al chico que desprendia aquel aroma entre tierra humeda y a una colonia que me hacia sentir un cosquilleo en la columna cuando lo recordaba. Me detuve en seco y con paso veloz me dirigi al estacionamiento a toda velocidad, sintiendo en mi estomago un hormigueo profundo, como un volcán apunto de estallar adentro. Pero llegando al estacionamiento, aquel auto ya no estaba. Entonces fue como si la erupción volcánica se fuera pagando poco a poco.
Sentí una gran punzada en el corazón. Como si hubiera recibido un impacto de bala y me hubiera dado en el punto exacto de todas esas emociones y las hubiera matado por completo. Una ola fría me envolvió y choco con mi temperatura corporal dejándome al borde del colapso. Como si las interacciones intermoleculares en todo mi cuerpo se convirtieran en dipolos instantáneos, por lo que las cargas cambiaron de repente. Caí de rodillas en el pavimento, raspándome las rodillas, y sintiendo mis mejillas humedecerse. Lagrimas. ¿Porque siempre están allí en el momento indicado? , para mi siempre han sido inoportunas, pero en estos momentos era lo que necesitaba para sacar todo de mi pecho, con mi alma destrozada, con este fuego que arde dentro. Unos brazos muy calidos me rodearon, y me ayudaron a ponerme de pie. Me eran tan familiares que me deje llevar. Y allí estaba Wade de pie abrazándome. Fue en el momento justo cuando ya no pude mas, mis lagrimas parecían infinitas. Senti un gran alivio de tener allí a mi amigo. Mi hermano. Detrás de este sentimiento hubo una gran culpa por no haber sentido eso antes de haber conocido aquel aroma. Como si hubiera puesto en segundo plano a Wade y en su lugar había un completo desconocido, a un desconocido que por cierto ya amaba, aunque nunca lo conoceria. Las marcas de los neumáticos eran muy frescas, indicaban que no habían pasado ni 5 minutos en que el auto había partido. 5 minutos en los que mi vida hubiera tenido un rumbo distinto. Pero el hubiera no existe, y era mas que claro. Pero ¿resignarme? Es una salida muy facil y a la vez la mas cobarde.
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HERALDICA: LOBO BLANCO
Teen FictionYa ha pasado mas de un año desde que Charlotte Montfort huyo de casa tras el brutal asesinato de Adam, su padre. Adam y Charlotte compartinan un mismo secreto y una misma pasión: la licantropía y el amor a la musica. Tras ser tocada por el misterios...