CAPITULO 9: ORTODOXO

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Muchas veces me he plantado la idea de desaparecer. En otras me dan ganas de gritar, gritar tan fuerte para que todo a mi alrededor se derrumbe. Pero, de que me sirve solo imaginar, no vale la pena desgastar energía en algo tan absurdo.

No dejaba de darme vueltas la cabeza, había sido un error haber llegado a heráldica, ahora lo estaba pagando muy caro. Prácticamente no tenia nada por lo que luchar, mi padre muerto, mi único y mejor amigo ya lo había perdido hace un año y el compañero con el cual estaba destinada a pasar el resto de mi vida me había encajado un puñal en la espalda; ahora estaba desangrando lenta y dolorosamente. Llevaba caminando por una hora, no sabía hacia dónde dirigirme, no quería llegar a heráldica, sabía que llegando allí Aaron ya estaría esperándome para lavarme el cerebro, en estos momentos no estaba para ello. No me había percatado de que Augustus seguía a mi lado, también iba metido en sus pensamientos. Me pillo mirándole y esbozo una sonrisa serena.

-Vaya! Pero si es la mismísima Charly en persona.-dijo este con tremendo entusiasmo-. Exactamente ¿hacia dónde me llevas? No vas a matarme ¿verdad?

Fulminándolo con la mirada se hecho a reír como loco. Quería tener uno de esos momentos en los que llorar, en los que maldecir a todo el mundo, de disfrutar mi ruptura de corazón como lo había visto en las películas muchas veces, pero este tipo lo echaba todo a perder.

-¿Cómo lo haces?- le dije -. ¿Cómo haces para estar todo el tiempo sonriendo? A veces me sacas de quicio con solo verte sonreír.

-Wow! Esa si es una buena.-Me miro con sorpresa.- ¿Qué como le hago? Ni yo mismo lo se. Solo voy por allí viendo el lado bueno del asunto. Tengo presente que los problemas están allí, pero de que te sirve pensar en ellos si no estás listo para afrontarlos. Puedes aprovechar tu tiempo en otros asuntos mas…- me miro con un brillo en sus ojos -. Llamativos, por si decirlo.

Vaya. Nunca lo había visto desde ese punto. Había pasado todo un año huyendo de la bruja de Kyra que no me di tiempo de un respiro. Todo había sido solo entrenamiento, huida, entrenamiento, huida que no me repare en las cosas que habían cambiado a mi alrededor.

-Tienes razón, pero ahora el problema que tengo no lo puedo dejar para después.- su mirada de preocupación no me pasó desapercibida-. Tengo hambre.

La tarde se pasó volando, nos habíamos detenido en un restaurante de comida rápida. Deje activado el piloto automático para lo que restara del dia no me sentía del todo bien con mi acompañante. Aunque para estas alturas ya lo consideraba mi amigo. Trataba de sonreir con sus chistes pero cada que trataba de formar una sonrisa una oleada de dolor la mataba por completo. Me distraía con mucha facilidad y el lo entendia, como bien lo dije estaba en piloto automatico.

-¿Charlotte?- oí mi nombre a lo lejos.- ¡Charly!

-Dime… lo siento estaba… estaba… disculpa. Te importaría si no hablamos de nada. Me gustaría pensar en lo que voy a hacer.

-De acuerdo, no quería molestarte. Haz tus planes o lo que necesites yo estare aquí.- hacia ademanes con las manos tratando de explicarse.

La comida llego en ese instante. Una gran hamburguesa para Charlotte acompañada de una soda enorme. Augustus solo se limitó a mirar. El hambre en los lobos es voraz, así que no perdí mi tiempo. Entre cada bocado notaba que Augustus no me quitaba la mirada de encima, que le pasaba a este tío. Era guapo si, pero aunque Aaron me había traicionado, no le había dejado de querer.

Había sido una comida deliciosa, Augustus se había negado rotundamente a que yo pagara la cuenta, lo discutimos por más de cinco minutos. Al final él había salido victorioso ya que contaba con sus artimañas de chico guapo y eso fue lo que hizo que la mesera me hiciera a un lado prestándole toda la atención a él. Salimos del restaurante y ya eran más de las dos de la tarde. ¿Y ahora que hacemos nena? Me decía mi subconsciente con una maleta en cada mano. Ni ella misma lo sabía. Para empezar ocupaba un móvil. Además de que necesitaba recuperar mi todo terreno que la había echado de menos en todo este tiempo, eso me ayudaría a desplazarme por esta ciudad con mayor velocidad que con mis dos pies corriendo a todo lo que daba.

HERALDICA: LOBO BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora