«Capítulo Siete»

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[Narra Narrador]

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[Narra Narrador]

Pero... 

Un par de manos abrazó el cuerpo flotante de la Salvatore y la jaló a las profundidades del lago. Todos se exhaltaron, preocupados, excepto las brujas, incluyendo a Hope y a Elizabeth. 

Elijah estuvo a punto de acercarse y cruzar el límite que marcaban las velas, pero sintió como algo lo tomaba de sus tobillos. Al bajar la mirada, pudo ver manos huesudas jalándolo al lago. Asustado y preocupado, retrocedió mirando como las manos volvían a hundirse en el agua oscura. 

-¿Qué demonios está pasando?- preguntó Klaus, con un tono de miedo y demasiada preocupación en su voz. 

-¿Estarías tranquilo si solo te digo que es parte del ritual?- preguntó la Bennet, recibiendo una mala mirada del híbrido. -Bien, esos que la llevaron, se llaman purificadores, son un espíritu griego que solamente se aparece cuando lo invocan, pero les molesta si son interrumpidos. Ella estará bien... mientras coopere con ellos.- 

-¿A que te refieres con eso?- preguntó el Salvatore. 

-A que si ella no quiere seguir los pasos que ellos les solicitan, podríamos terminar con una plaga de espíritus mitológicos y no solo los purificadores.- respondió Hope. 

Poco después, Isabella emergió de golpe del agua. Su respiración agitada y desesperada. Elijah se acercó a ella para ayudarle y con cuidado la cargó en sus brazos para sacarla del lago. 

-Eso... fue horrible.- tosió la Salvatore, mientras que el trajeado le daba su saco para que se curbiese del frío. 

-¿Qué fue lo que pasó?- preguntó su hija, curiosa e intrigada. 

-Unas cosas extrañas me sumirgieron en el agua, sorprendentemente, no me estaba ahogando, luego entre ellas hablaban cosas extrañas, poco a poquito empecé a sentir como un calorcito en mi pecho, hasta que me soltaron y pude salir de el agua, porque comenzaba a tragar agua.- contó la pelinegra, amarrando su cabello en una coleta alta. 

-Eso… suena interesante.- admite la morocha. -Bien, ahora ¿Cuál será nuestro siguiente paso?-

-Desbloquearla.- susurró Davina detrás de la Salvatore. Sin previo aviso, sus dedos tocaron las cienes de la pelinegra y la llevó a un sueño profundo.

Todos se alarmaron, excepto por Kol.

-¿¡Qué mierda estás haciendo!?- se exaltó el híbrido.

-Ella tiene un secreto, y no es la maldición de sus ancestros. Ella tiene un secreto y eso es lo que evita que no pueda desbloquear su vampirismo.- respondió la castaña, con sus ojos cerrados, manteniendo las yemas de sus dedos en contacto con la piel de Isabella.

Todos permanecían en silencio, mirando la escena.

De pronto, un grito desgarrador escapó de los labios de la pelinegra. Comenzó a moverse como si estuviese sufriendo un dolor indescriptible. Elijah intentó acercarse para detener a Davina, pero salió disparado lejos.

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