Capítulo 9. Celos

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A la mañana siguiente, cuando los ojos de Kong se abrieron, se giró y volvió a cerrarlos no queriendo levantarse. Pensó y consideró en quedarse en la confortable calidez de la cama un rato más, al menos hasta que se desvelara por completo.

Pero...

Tal cual volvió a cerrarlos, sus pensamientos se centraron en la conversación de Korn. Se volvió a mover hasta que se quedó mirando al techo. Parpadeó unas cuantas veces y se sentó cama, molesto.

- ¡Tsk! ¿Por qué me he despertado tan temprano? Quería descansar un poquito más... solo un poquito... - refunfuñó poniendo un puchero.

Salió de la cama y abrió el balcón. Dio las gracias pues todavía los rayos del sol no quemaban lo suficiente, se apoyó en el balcón y Kong se sentó en la barandilla, 

 Dio las gracias pues todavía los rayos del sol no quemaban lo suficiente, se apoyó en el balcón y Kong se sentó en la barandilla, 

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mientras en su mente se cruzaban miles de pensamientos. El primero que le vino fue Arthit cogiéndose días libres para estar con él, cuando lo invitó a comer un simple helado, cuando fueron a ver el centro deportivo, en el alfa sin camiseta, mostrando su torso totalmente desnudo o cuando se desabrochó los dos primeros botones de la camisa frente a él. Pensó en la conversación sobre sus ex parejas, los momentos que había vivido las últimas 24h, en las conversaciones que habían mantenido y en los detalles que le preguntaba por querer saber más de su vida.

Y al pensarlo, sonrió.

Quizás el nombre de Oon si que le quedaba bien después de todo.

Pero su sonrisa se desvaneció al recordar la conversación con Korn. Se sentía un poco mal por no haber estado al lado de su amigo en un momento tan delicado, pero él tenía a May como May tenía a Korn, aunque habían tenido sus más y sus menos, ambos saldrían adelante, siempre lo hacían y esta vez no iba a ser menos. Por lo que de repente pensó en que pasaría si le sucedía a él lo mismo. ¿En quién iba a apoyarse? Gawin tenía a Arthit y Arthit se apoyaría en Gawin. ¿Y él? ¿En quién se apoya........

- ¿Qué demonios hacías sentado en la barandilla? – Arthit preguntó tirando de él totalmente angustiado. Kong ladeó la cabeza casi sin entender cuando aterrizó en sus brazos. - ¿En qué demonios pensabas? ¿Querías caerte?

Diez minutos antes, Arthit salía de su habitación con las tripas rugiendo y cuando pasó por delante de la habitación del omega, se fijó en que la cama estaba vacía y desordenada, así que abrió levemente la puerta para darle los buenos días, pero, cual fue su sorpresa al ver al omega sentado en la barandilla del balcón, soñando despierto.

- P'... - protestó cuando fue arrastrado hasta la cama para sentarse al lado del alfa.

- ¿Vas a contarme qué demonios hacías ahí?

- No es nada P'. Yo, solo buscaba... bueno, pensaba en...

Pero Kongpob se quedó en silencio, pues de nuevo pensaba en el aborto que sufrió May. ¿Y si a él le sucedía? ¿Sería posible que el matrimonio confiara en él para hacerlo de nuevo?

- Ey, ey, ey, ey. ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? No te estoy riñendo, es solo que me he preocupado al verte ahí. Casi me da un infarto.

- No estoy llorando. – Kong sorbió por la nariz y se frotó las mejillas al notar la humedad.

- ¿Qué te molesta? Sabes que puedes contarme cualquier cosa, voy a estar aquí para escucharte, incluso si no tiene que ver con sexo.

- Mi amigo perdió el bebé que esperaban. Fue un aborto espontáneo y bueno, tengo miedo que algo como eso suceda.

- No debes preocuparte por ello. – Arthit pasó un brazo por los hombros del omega. – ¿La pareja de tu amigo es omega?

Kong negó. – Ella es beta.

- Entonces no tienes de que preocuparte, el cuerpo de los beta no es tan perfecto como el de los omega. Además si eso llegase a suceder, lo intentaríamos de nuevo. Por lo que no llores por favor.

Y notando como las mejillas del menor se volvían a humedecer, Arthit atrajo el cuerpo de Kong hacia el suyo, haciendo que la mejilla ajena descansara sobre su hombro.

👶👶👶

Gawin entró en su hogar un poco cansado. Realmente quería darse una ducha y descansar. Sabía que Kong tendría preparado algo de desayunar para cuando se despertara después de un sueño reparador, así que cerró la puerta feliz y saludó sin recibir contestación.

Subió las escaleras y pasó por delante de la habitación del omega no prestando atención al no escuchar sonido alguno, pero cuando al llegar a su dormitorio y no hallar allí a Arthit, se preocupó. Pensó en el jardín y cuando cruzaba el pasillo, escuchó voces en la habitación del omega.

Cuando abrió la puerta, los vio abrazados, escuchando las últimas palabras que su marido pronunció.

- ¿Qué está pasando aquí? – Saludó con el ceño fruncido.

- ¡Winwin! – Arthit soltó al omega y se levantó de la cama.

Kongpob se limpió las lágrimas y se levantó también, caminando despacio hacia el beta.

- Por fin llegaste. – Le sonrió. Y cuando fue a abrazarle, Gawin se apartó saliendo de la habitación para volver a la suya y encerrarse en ella.

Al ver que el matrimonio salía de su habitación, Kong decidió salir a dar un paseo para dar privacidad a la pareja, así que cogió las llaves y la cartera y salió de la casa.

Por otro lado, Arthit seguía a su marido y cerró la puerta de la habitación cuando entró.

- ¿Se puede saber qué coño hacías? – El beta casi gritó mirando fijamente a su marido.

- Le estaba tranquilizando. – Arthit contestó con serenidad.

- Y una mierda...

Arthit miró a su marido con gesto enfadado.

- ¿Quieres dejar tus putas paranoias y tus jodidos celos de lado? – Contestó irritado. - Gawin le miró sorprendido y respirando con cierta pesadez, fue a salir de la habitación, pero Arthit le paró, cogiéndole por la muñeca y apoyó su frente en la espalda. – Lo siento. No quería contestar así, pero tienes que creerme. – Gawin se soltó de su agarre, pero no se movió, esperando a que continuara. – solo le estaba tranquilizando.

- Continúa...

- Bajaba para ir a desayunar cuando la puerta de su habitación estaba medio abierta, me asomé para darle los buenos días, pero cual fue mi sorpresa que lo encontré sentado en la barandilla del balcón. Me asusté mucho y pensé que con cualquier mal movimiento se podría caer, así que corrí y lo saqué de allí, solo entonces me di cuenta que había estado llorando. Cuando lo senté en la cama, me contó que estaba preocupado y que tenía miedo de perder al bebé espontáneamente y le dije que si eso pasaba, lo intentaríamos de nuevo. – Arthit miraba a su marido fijamente que seguía sin moverse. – Winwin, créeme, por favor.

- ¿Qué porcentaje hay de que eso ocurra? – Preguntó el beta sin girarse.

- Solo un 0.1%.

- Entonces, ¿no tendrás que anudarle de nuevo?

- No. – Arthit bajó el tono de voz y le giró. Acercó su nariz al cuello de Gawin y fue dejando un rastro de besos. – ¿Puedo anudarte esta vez a ti? ¿Y la siguiente? Te necesito.... Mucho...

Arthit se acercaba más y más a los labios de su marido. Pero, por primera vez cuando los besó, no notó la misma calidez.

Mentiras piadosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora