La tenue luz de la mañana se colaba por la ventana de cristal que daba a la calle nevada, el día había comenzado sin que el sol mostrará sus rayos, manteniendo a la pequeña Terma siempre congelada.
Zhongli se estiró aún bajo las sábanas, los huesos de su espalda tronaron en el movimiento, flexionó su cuello de lado a lado para relajar sus músculos, bostezó aliviando la pereza de su despertar.
Salió de las sábanas, se puso las pantuflas que descansaban sobre la alfombra negra a orilla de su cama, arrastró sus pasos hasta el baño, no había conseguido dormir lo suficiente a causa del estrés, la pesadez de su cuerpo mostraba la mala noche de sueño que tuvo.
Se quitó la pijama y se metió a la ducha, abrió el grifo esperando saliera el agua fría primero para luego meterse bajo el agua caliente, apoyó sus brazos y su cabeza sobre la cerámica del baño dejando que el agua recorriera su espalda y el vapor inundara todo el espacio del baño.
Cerró el grifo al terminar de ducharse, tomó la toalla para envolverse la parte inferior de su cuerpo y otra para secarse su cabello, se lavó los dientes, tomó la secadora del cajón más bajo del mueble del lavabo y la enchufó para secar su cabello.
El sonido del aparato era ensordecedor, acabó de secarlo y la guardó de nuevo en el mismo lugar donde estaba antes, caminó fuera del baño para continuar vistiéndose.
Mientras se ponía su ropa, pensaba.
¿Qué tenía de especial Ajax para sentirse de esa forma?
¿Qué sucedería si descubría que él había matado a Irina?
¿Porqué no estaba preocupado de que fuese un asesino, sino más bien del porqué le mintió?
¿Cuándo había dejado de pensar como un policía y se había vuelto un insensato?
Conocía la ley a la perfección, estudió tantos crímenes en su pasado que no podría llevar una cuenta de la cantidad que atendió, conocía asesinos, violadores, torturadores y demás enfermos llenos de fantasías bizarras, ¿Ajax era uno de esos?
Ya había matado a un hombre a sangre fría, un disparo en la parte trasera de su cabeza que salió por la frente, no falló, su dominio del arma demostraba que no era la primera vez que lo hacía.
¿Era acaso Ajax un mercenario?
¿Se ganaba la vida asesinando gente por dinero?¿Qué razones existieron para haber matado a ese hombre?
¿Alguna vez habría pensando en dispararle a él?
Más y más preguntas se formulaban en su mente, ninguna estaba esclarecida, todas estaban inundadas solamente de sospechas.
Vestido por completo, con las botas puestas pero aún sentado en el borde de la cama sin estar seguro de poder continuar o más bien de querer hacerlo.
¿Acaso haberse retirado de la policía había hecho que olvidara la seguridad de su nación?
¿Porqué no dejaba de mezclar sus sentimientos?
¿Cuándo se volvió tan débil?
Zhongli bufó molesto por su propia actitud y se puso de pie tomando en el recorrido un bolso mediano donde cargaba con lo necesario en caso de necesitar huir de inmediato.
¿Huir? ¿De quién? ¿De qué?
Metió su computadora, las balas de su arma, su billetera, el cargador de su teléfono y de la laptop, un par de guantes de invierno y una linterna.
Tomó su abrigo y se lo puso encima, abrochó bien los botones, revisó que su arma estuviera en la pistolera de su cinturón, la placa en el bolsillo izquierdo del abrigo, su teléfono en su bolsillo derecho, cruzó la correa del bolso por su pecho y cerró la habitación.
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Ginger boy
RomanceY los dos fuimos las personas correctas en los momentos más equivocados. Víctimas del mismo amor, del mismo hombre.