Ginger boy

Un cazador confundido

Y se ve al espejo...

Y descubre lo que siempre ha sido.
Manchas de sangre gotean de sus manos.
Lágrimas se derraman de sus ojos.

¿Acaso es culpa o satisfacción?

No se arrepiente, volvería hacerlo, por paga o sin ella, volvería a jalar del gatillo sin dudarlo.

Era un monstruo, o al menos eso dormía dentro de él.

Despertó sediento y lleno de hambre, no existía cadena alguna que lo atase, ni fuerza humana que lo detuviese.

No, hasta que él llegó, sin pedirlo, sin quererlo lo encadenó a su ser, de rodillas y manso cuidando de él.

¿Lo secuestró o sólo doméstico al monstruo dentro de él?

Quién sabe, pero aún siendo prisionero de una cárcel que él mismo construyó, se enamoró de su captor.

Estocolmo, falta de razón, pérdida del juicio o una mezcla de todo.

Destruyó a todos los que hirieron a su amo, uno a uno los castigó, cruel como siempre había sido, demostrando su control.

Perdió el camino y se encontró con un cazador de monstruos, camufló su esencia y se disfrazó de humano, al acecho de la oportunidad perfecta para eliminarlo, lo llevó a su guarida, preparó el momento.

El cazador desconocía el disfraz del monstruo y poco a poco se enamoró de él, vivió a su lado largas lunas y soles, desconociendo todo lo que ocultaba bajo una piel falsa.

El monstruo sintió amor y consuelo en los brazos del cazador, sentimientos nefastos que no merecía por parte de él.

Desistió de su idea de comerlo, de disfrutar matarle y se refugió en él, más tarde pagaría el precio de su pecado.

El cazador se convirtió en refugio y el monstruo durmió, lleno de pesadillas y temores que le hacían despertar en mitad de la noche, asustado, con el corazón alborotado, martirizado de recordar su lugar en el mundo.

¿Siempre fue un monstruo?

Empezó a dudar de ello.

Pero un animal salvaje sigue siendo salvaje por más domesticado que esté, entonces el monstruo se escapó del cazador para volver a su amo, él único que le ha amado conociendo su violencia.

¿Y que pasó con el cazador?

Tuvo que decidir, cazar al monstruo que lo engañó o dejarlo ir.

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7:25 AM

— ¿Hace cuanto despertaste? — Ajax se removió en las sábanas al notar que Scara estaba peinándose frente al espejo.

— Como una hora, más o menos. — desenredando su cabello con el cepillo.

— ¿Porqué vas tan temprano hoy a la universidad?

— Hoy es la defensa de mi proyecto, debo estar antes de las 8 am.

— Lo olvidé. — con un ojo abierto y el otro cerrado tratando de adecuarse a la luz de la habitación. — Te llevaré entonces.

— No, no, ya terminé de arreglarme, iré en mi auto, no te preocupes. — dejó el espejo y caminó hacia la cama, se sentó al borde del lado donde Ajax estaba tumbado.

— ¿Estás seguro?, no tardaré más de 10 minutos en estar listo.

— Quédate durmiendo, hoy tengo un día muy agotador, de la universidad al laboratorio y de ahí a casa, así que mejor voy en mi auto para hacerlo todo más rápido.