Narra Emma:
Me desperté, me vestí y cogí de mi dinero para ir a por el desayuno mío y de mi hermano a la tienda más cercana con mi patineta. Al volver, Simon, mi hermanito, estaba en la mesa vestido.
- Hola Simon - le saludé dándole su desayuno -. ¿Papá ha salido ya?
- Todavía no - contestó -. Le han llamado pero sigue en el cuarto.
- ¿Vamos a casa del entrenador a jugar un poco al baloncesto? - pregunté.
- Creo que eso no va a poder ser - respondió papá apareciendo -. El entrenador a muerto.
En ese mismo instante me derrumbé con mi hermano.
Llegué aquí con 5 años y junto a mi hermanito, mi padre se preocupaba más por beber entonces nos dejaban con sus mejores amigos y sus esposas e hijos o simplemente en la calle con dinero. Me encantaba ir a la casa de los McKenzie o de los Lamonsoff. Uno de los días en los que mi padre me dejó en la calle, estaba con la patineta que me regaló mi tío Kurt, le digo así como un apodo cariñoso, en fin, estaba con la patineta y me caí delante de un hombre que me sonaba de haberlo visto en una foto. Era el entrenador de mi padre, me llevó con él al pabellón y me enseñó baloncesto, desde ese día, era mi entrenador y un abuelo para mí.
Llegó el día del entierro, iba con unos pantalones negros anchos y una camisa negra. También llevaba el collar que me regaló el entrenador. Allí vi un coche muy elegante aparcado, estaban los amigos de mi padre, menos los Lamonsoff y Rob. Descubrí que estaba el gran Lenny Feder, me han hablado mucho de él.
Llegamos con ellos y el teléfono de un niño empezó a sonar y el niño de su lado, al parecer su hermano, empezó a bailar con la música.
- No, no, no, ¿no te dije que apagarás ese teléfono, Greg? - preguntó él que creo que es Lenny Feder.
- Si, pero es mi masajista - respondió el niño del teléfono, se llamaba Greg.
- ¿Qué? No, no, sin celulares - dijo Lenny y como no mi padre intervino.
- ¿Sin celulares? Entonces me voy - dijo mi padre.
- ¡Higgins! - dijo Lenny.
- ¿Quién está listo para su funeral? - empezó a bailar raro.
- Papa... - susurré.
- Perdón es que... La muerta me vuelve raro - abrazó a sus amigos.
- ¿Qué hacemos? - me preguntó Simon.
- Pues... Esperar - contesté -. ¿Estás bien? - Simon no conocía tanto la entrenador como yo, pero aún así... Sabía que su muerte le importaría.
- Si - dijo - ¿Y tú?
- Estoy bien tranquilo.
- Bueno niños, venir - nos llamó papá -. Este es mi amigo Lenny y su mujer, estos son Emma y Simon.
- Hola niños - nos dijos Lenny - ¿Por qué no van con mis hijos?
Yo y Simon fuimos allí y vi llegar a los Lamonsoff así que no pude evitar sonreír y noté como alguien me miraba.
- ¡Hola! Soy Simon - se presentó mi hermanito -. Ella es Emma, mi hermana mayor, ¿sois hijos de Lenny?
- Si, soy Keithie - dijo un chico de pecas, era el que bailaba antes.
- Yo Greg - respondió el mayor - Ella mi hermana Becky.
- Yo soy André y ella Charlotte - dijo André a mí lado.
- Donna, un placer - comentó Donna llegando con Bean.
- Soy Bean - Bean vino y me abrazó.
- Hola pequeño - le saludé.
- Mira Ems, tú tío favorito - me dijo Charlotte señalando a Rob.
- ¿Es tu tío? - me preguntó Keithie.
- No, y Charlotte lo dice de broma - dije sonriendo - Simon, vamos dentro.
Todos entramos y nos sentamos. El cura dijo unas palabras y después le pidió a Lenny que subiera, dió un pequeño discurso y después escuché como me llamaron.
- Emma Higgins, sube aquí como pidió el entrenador Robert - dijo el cura.
Subí y vi a todos, no sabía que decir, miré a Simon y me hizo una señal de que todo iba bien.
- Bueno yo... No sé qué decir - dije -. El entrenador me acogió como su nieta y me enseñó baloncesto, me dió de comer y cuidó, fue una gran persona y nadie estaba listo para que nos dejara tan pronto... Al menos yo no lo estaba... Él quería que yo siguiera mis sueños y me animaba con el baloncesto y siempre estaba ahí, me cuidó y crió cuando mi padre no podía. Me contaba historias para dormir y... - noté como unas lágrimas caían por mis mejillas - Me enseñó a ser la persona que soy ahora, porque si no fuera por él, no sé qué sería de mi. Por eso siempre le voy a querer, pase lo que pase.
Me senté con mi padre y Simon, Lenny me miró y me dijo:
- Tranquila vale, él siempre te cuidará.
Su hijo, Greg, me dió una sonrisa.
Después de eso, Rob, subió a cantar.
Yo y Simon intentábamos no reírnos pero nos era imposible, papá nos mandó a callar pero él también se reía. Cuando acabó inclando una rodilla en el suelo, papá hizo el ruido de un silbato haciendo que todos rieramos.- Madura, ¿quieres? - se quejó Rob.
- Míralo ahora - Lenny se reía.
Tiempo después, estábamos comiendo, yo dibujaba un poco al lado de Charlotte y Simon, con nosotros estaban Kurt, Sally, Eric, Roxanne y Becky.
- ¿Qué dibujas enana? - preguntó Eric.
- Pues... A ti y el paisaje de detrás tuya - respondí levantando la mirada.
- ¿Puedo verlo? - interrumpió Roxanne.
- Claro - le di mi bloc de dibujo.
- Emma... Estos dibujos son... - dijo Roxanne mirando el bloc.
- Muy bonitos - la ayudó Becky.
- Gracias - sonreí y vino Bean.
- Mami quiero leche - contestó Bean, esto se iba a poner feo.
- Oh si, ángel ven aquí - Bean empezó a tomar de su pecho.
Roxanne le tapó los ojos a Becky y yo a Simon, tenía 8 años, pero era muy joven.
Kurt se separó poco después de contemplar la escena.
- Tu hijo es tan lindo, ¿qué edad tiene? - preguntó Roxanne a Eric.
- Oh, tiene... 48 meses - respondió.
- ¿4 años? - preguntó Kurt.
Eric asintió y Sally habló - Queríamos dejarlo hace un año pero... Le gusta mucho y no queríamos decirle que no - en eso pasó Donna con un trozo de pastel - ¡Oye hija! ¿Quieres usar un tenedor, por favor?
Donna aplastó su comida y luego la tiró al suelo gritando «no» varias veces. A lo lejos vi a los hermanos Feder reírse, cruzé miradas con Greg y me sonrió, hice lo mismo.
- Creo que no le llegó el mensaje - dijo Kurt riendo haciendo que todos riamos.
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Niños Grandes - Greg Feder y Emma Higgins || Terminada
Hài hướcLa muerte de su entrenador de baloncesto durante su infancia provoca la reunión de algunos viejos amigos, quienes se ven en el lugar en el que celebraron un campeonato años atrás. Los compañeros hablan sobre sus esposas y sus hijos, y descubren que...