Llegaste temprano

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Ha sido un día demasiado extraño.

Es extraño, las voces y rostros en un mar de caras que son familiares mas no importantes, y entre esas se encontraba un rubio de ojos color miel haciéndose camino para invitarle a comer. Un agradecimiento, por algo (por todo, dijo Nathaniel, pero por más que intentara no era capaz de describir ese todo, dejando a Castiel a su suerte para interpretarlo, aunque no sea demasiado complicado).

Es algo esperable, supone, que le quiera agradecer por toda su ayuda, más cuando Castiel aseguró que se la daría tomara la decisión que tomara. Ni siquiera era algo que se esperaba decir, pero era lógico que terminara llegando a esa conclusión: nunca le sentó bien que el delegado le quisiera excluir de esa manera cuando toda la situación le tiene consternado hasta enfermar. 

El asunto terrible de aquí es la sensación que despierta en el pecho de Castiel, su corazón desbocándose, sus rodillas sintiéndose débiles. Es algo que no ha experimentado antes, le tiene demasiado consternado aunque no quiera mostrarlo. 

Tal vez lo ha experimentado antes, pero no quiere ponerle nombre. No ahora. No está listo. 

Igual sabe que hay quienes se dan cuenta, Marie, su compañera de computación, le preguntó si se encontraba bien o si tenía fiebre. Lysandro también le cuestionó, de manera más sutil pero lo hizo, aunque no consiguió ninguna explicación de su repentina necesidad de retraerse y estar solo.

Maldito Nathaniel, ¿qué demonios está haciéndole? 

Y lo peor de todo, ¿por qué se lo está permitiendo? 

¿Cuál es el problema de Castiel?

Está tan distraído que choca con alguien en su camino a los estacionamientos para recuperar su moto y largarse de ahí por el día. Después de pestañear y de disculparse (no es un monstruo, de acuerdo, sabe reconocer cuando es su culpa) nota de quién se trata. Una azabache familiar, justo la vio la semana pasada. 

¿No planeara aparecerse más seguido por aquí, o sí? Es una locura.

"Ah, Castiel. Qué agradable sorpresa." Sasha anuncia, juntando las manos en frente de su pecho. Parece contenta.

"Mi día se ha arruinado."

"Amén."

"Lo digo por ti."

"Estoy consciente. Amén." Ella ríe quedito, su sonrisa algo frívola. Castiel rechista, la rodea y continúa caminando al estacionamiento. Con la aparición de esa loca ahora todos sus pensamientos se redirigen a lo que le dijo el viernes: que intentaría regresar con Nathaniel, y lo molesto que eso le pone por algún motivo que desconoce. 

La chica aparece a su lado sin que se dé cuenta, caminando junto a él. La observa de la forma más apática posible para después regresar su vista al camino, decidiendo que mejor ignoraría por completo su presencia en vez de comentarla.

Ella no necesita que la reconozca, de todas formas, "Sabes, eres mi rival y todo, pero igual me preocupo. Se nota que algo te molesta, ¿quieres que lo hablemos?"

"¿Qué verga?" Castiel escupe, ¿qué estupideces está diciendo? No está haciendo nada de sentido, "No me pasa nada, mierda. Además, ¿rivales de qué?"

La bruja ríe burlona, como siempre, maldita sea.

"¿No quedamos en que estabas interesado en Nath?"

"¡Quedamos en todo lo contrario!" Aprieta los puños mientras su mandíbula se tensa. Esa maldita de Sasha se está burlando de él, le está tomando el pelo, es una broma de mal gusto, está seguro. Seguramente se está divirtiendo mucho viéndole perder todas las casillas. Nathaniel no le importa.

Agridulce Desastre [Casthaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora