Para seguir respirando

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Son las 9 de la mañana cuando Castiel se despierta. Sigue en el salón de Iris. 

Se apoya con sus nudillos, y se inclina para quedar sentado. El sol se asoma por las ventanas, bañándoles con una calidez arrulladora. Hay un silencio tranquilo, pacífico, sólo interrumpido por el canto de los pájaros y alguno que otro animalito. 

Es tan contrastante con el ambiente de la noche anterior. Esa fiesta fue una locura. 

Se frota los ojos, y observa a los que se quedaron anoche. Siguen profundamente dormidos.

Su mirada se fija en Nathaniel, y esa sensación de alivio de ayer vuelve a invadirle por completo. 

Se siente como si hubiera evitado que una tragedia sucediera, alguna vez Armin le habló de una luna cayéndose del cielo y destruyendo el pueblo, no entiende muy bien el contexto, pero casi parece que eso fue lo que evitó.

Pero no, sólo logró convencer a Nathaniel de quedarse en Amoris. Ayer Castiel estaba destrozado por la noticia; ahora que las cosas se han calmado le toca reflexionar lo que sucedió y pudo haber sucedido. Ya no se encuentra tan enojado con Nathaniel, y en serio le alivia que siga aquí.

Estaba borracho, sí, pero recuerda que actuó de formas muy idiotas ayer en un intento desesperado para convencerlo de que no se fuera. Lo más tonto de todo este asunto es que funcionó.

Aunque eso implique que tienen una conversación pendiente sobre lo que pasó el día anterior: la confesión de Nathaniel, y el beso de Castiel. Nada de eso es muy platónico que digamos. 

Se frota el rostro, deshaciéndose del resto de adormilamiento que le queda. 

¿Quién más durmió en casa de Iris?  

Kentin se encuentra aquí, su rostro y cabello están más horribles que de costumbre; el muy creído tomó demasiado ayer, no podía regresar a su casa en ese estado. Despertará con la cruda de su vida, y seguro tapó el baño con su vomito la noche anterior. Marie no iba a viajar dos horas para llegar a casa cuando la fiesta se acabó a las 2 o 3 de la mañana. Violeta se quedó, Castiel creyó entender que Armin tenía que entregarla de vuelta a su casa, pero si no es así es porque nunca se despertó cuando era la hora de irse. Melody también sigue aquí, como sea, no tiene opiniones sobre esa aburrida lamebotas (sólo que es una aburrida lamebotas, está claro). La última es Sucrette y se pregunta, ¿se quedará mucho tiempo más en Amoris? Tampoco es que le importe mucho.

"¡Castiel! Buenos días," Iris cruza una puerta y aparece en la sala, carga varias botellas de agua rodeándolas con su brazo y una caja de medicina. Se acerca a él, dejando las botellas en una mesa y pasándole una a Castiel. Él la acepta gustoso, destapándola y pegándola a sus labios, el agua se siente fresca al recorrer su garganta, "No te la acabes, también traje aspirina por si la necesitas."

Castiel esnifa, considerándolo, "Estoy bien, no me duele la cabeza." 

Ha despertado mucho peor en otras ocasiones; hoy ni siquiera siente el cuerpo pesado. Pro tip: mantente hidratado mientras estás tomando, de esa manera puedes ahorrarte algunos efectos no deseados después de la fiesta.

Un olor inunda la sala, y provoca que su estómago ruja con fuerza. Viene de la cocina, es tan bueno. Tiene mucha hambre, y eso huele apetecible.

"Mamá está preparando el desayuno, si necesitas algo o quieres ayudarle puedes ir," Iris le indica, pero ni ella ni Castiel se mueven de donde están, en un silencio tenso. La pelirroja claramente quiere decirle algo, pero parece dudarlo, "Qué día, ¿no?"

"Y que lo digas."

"¿Estás bien?" Observa a la chica de reojo, Iris tiene las cejas arqueadas con preocupación, "Sé que todo el mundo estaba emocionado, pero... A mi consideración tú y Nath estaban actuando un poquito raro."

Agridulce Desastre [Casthaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora