Los muertos no hablan

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Ha tenido momentos muy bajos en su vida: cuando empezó a vivir solo, cuando Debrah le dejó, cuando se enteró de todas las fechorías que cometió a sus espaldas, pero no cree que nada pueda asemejarse al nivel de mierda al que ha llegado este asunto. 

Este posiblemente ha sido el peor fin de semana de la vida de Castiel, y se le nota, muchísimo.

"Ayer no fuiste a la escuela." Marie le recalca, sin dejar de ver la pared frente a ella de ese pasillo tan pulcro y brilloso.

No, no lo hizo, y hoy tampoco lo hará. Claro que no, ¿cómo va a hacerlo? Apenas ha pegado ojo desde hace tres días, apenas ha querido comer, apenas pudo ir a pasear a Demonio. Se puso tan mal que su mamá—quien se supone regresaba al trabajo el sábado después del festival—se quedó todo el fin de semana en su apartamento para hacerle compañía. Fue ridículamente doméstico, era algo de lo que ya se había olvidado, ni siquiera recordaba cómo sabía su comida.

No logró animarle en lo absoluto.

Nunca más quiere que ella le tenga que consolar, fue desgarrador; su presencia le recordaba constantemente que las cosas no estaban bien. 

Castiel respira ruidosamente, reacomodándose en ese estúpidamente cómodo sillón de la zona de espera. 

"No iba a perderme de mucho." Se queja, y Marie hace un ruido. Ella tampoco se ve muy bien. Suele ser despistada, pero hoy se le nota fuera de sí como nunca.

"Un poli fue a hablar con Ámber y la directora en la mañana, sus padres estaban ahí también," Le explica, su voz apagada, "Hasta ese entonces a la gente no le parecía tan raro que ninguno de los dos estuviera, pero cuando el poli, Ámber y sus padres se fueron todo el mundo lo vio. Se comenzaron a preguntar si algo estaba mal."

"¿Nadie sabe lo que sucedió?" Cuestiona, intentando ocultar lo temeroso que se encuentra en esos momentos. Le da miedo escuchar la respuesta, que se repitan esas palabras nuevamente, aquel evento tan desgarrador con Nathaniel, como si no hubiera pensado en eso lo suficiente.

La cara que pone Marie no le da buena espina.

"Algunos rumores comenzaron a mitad del día, al parecer de gente de otros cursos que viven cerca de la casa de Nath. Decían que vieron a la ambulancia llevárselo, eso súmaselo a que Farrés nos dijo que tal vez no íbamos a ver a Nathaniel y Ámber en algunos días, y..." Se detiene, mordiendo su pulgar con muchos nervios, llena de dudas, "De todas formas, cancelaron las clases para nuestro grupo a mitad del día. Todo lo que pasó los dejó muy perturbados y nos tuvieron que mandar a casa." 

"Okay..." Es algo sorpresivo, ¿hasta ese punto llegó? No sabe si es mejor o peor que nadie esté enterado de lo que sucedió con Nathaniel, porque por un lado los mantiene lejos, pero por otro les da campo abierto para las especulaciones. 

Marie se quita los lentes, y tapa su cara con ambas manos, dejando su cuello caer hacia atrás para quedar recostado en lo alto del respaldo.

Castiel no se mueve ni un centímetro, ni para consolarla, ni para preguntarle qué sucede. Se ve incapaz.

"No puedo creer que esto esté pasando de verdad," Ella lamenta, el ruido de sus palabras amortiguadas por su rostro cubierto. Castiel sigue congelado, no se puede mover, el aire es tan opresivo dentro de este lugar. El entorno es lúgubre, a pesar de la decoración alegre, "Un poco más tarde y él ya no..."

Se muerde el labio con muchísima fuerza, tanta que rompe su pellejo, saborea la sangre al instante. 

No tiene que recordárselo.

El sábado la madre de los gemelos reportó el caso como uno de urgencia. Significado: la vida de Nathaniel podría estar peligrando. Pudieron mandar a otro agente ese mismo día para avisar sobre el reporte y comprobar lo que sucede.

Agridulce Desastre [Casthaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora