Agridulce Desastre [Casthaniel]

Mañana dolerá más

Nathaniel no estaba muriéndose de ganas de volver a casa. Todo lo contrario, hubiese preferido no hacerlo, incluso le pidió a la directora otra tarea por realizar. La vieja estaba encantada, pero el Sr. Farrés la convenció de que debería dejar a Nathaniel disfrutar el fin de semana. Aprecia mucho la intención del profesor de historia, pero sin querer lo condenó a esa tortura llamada tener que ver la cara de su padre tras haber huido. 

¿Y lo peor? Lo peor es que su melliza lleva toda el viaje de vuelta actuando extraño. Ella siempre actúa de la misma forma: se enoja, ignora a Nathaniel, y luego lo mete en tantos problemas que él desearía no seguir respirando. 

"¿Ámber?" 

No hay respuesta, como ya se esperaba, pero vuelve a llamarle. Sigue el mismo resultado. 

Sólo espera que no haga nada que le asesine, es lo único que pide. No puede morirse sin haber dormido antes en su cama. Y de darse una ducha. Le cuesta admitirlo, sobre todo por esa imagen pulcra y perfecta que siempre debe portar, pero no la lleva muy bien cuidando su higiene. No sabe qué sucedió, solía ser sencillo, pero últimamente algo le impide lograrlo. Se tortura auto-regañándose por ello, pero ni siquiera así puede ocuparse de sí mismo, sólo le hace sentirse como el ser más asqueroso del planeta.

Eso, y su pobre memoria de últimamente debería empezar a preocuparle, puede que su cerebro esté comenzando a pudrirse. Sería un cadáver andante. 

Finalmente llegan a casa, al entrar Ámber sube las escaleras sin siquiera saludar. ¿Tal vez sus padres no estén en casa? Inspecciona con la mirada el hogar, es silencioso, parece ser que no hay nadie. 

Sube las escaleras, habló demasiado pronto. 

Al final de las escaleras está su padre, con su eterna expresión gélida y sin sentimientos, analizando a su hijo con la mirada, de pies a cabeza, buscando alguna brecha, una muestra de debilidad. El delegado está más que acostumbrado, así que mata su expresión: sin mostrar miedo, sin mostrar su enorme rabia, sin mostrar sus ganas de llorar. Siempre le da ventaja sobre lo que sea que su padre esté planeando.

"Buenas tardes." Pronuncia, sin titubeos y con la voz firme. 

"Has llegado tarde, no hagas lo mismo en la cena." Dicho esto baja las escaleras, Nathaniel se hace a un lado para dejarle pasar. Podría mencionar que se quedó a hacer trabajo extra, pero si lo piensa bien no cree que cambie nada.

Nunca lo hace, después de todo.

Inhala, y sube a su habitación sin mirar atrás. Es hora de reflexionar todo lo que ha sucedido en este día: desde que decidió escapar de casa una vez más hasta que regresó del instituto. 

Para empezar, terminó herido y en un delirio decidió que ir al departamento de Castiel era su mejor opción. En un giro de los acontecimientos de lo más inesperado, lo fue, el guitarrista se comportó muy amable, no sólo curando sus heridas pero dejándole pasar la noche ahí sin hacer ni una pregunta de lo ocurrido, algo que aprecia muchísimo. Se lo llevó a la escuela, Marie se enteró y pensó que tuvieron sexo. Castiel le hizo un ataque de cosquillas como si fueran amigos de toda la vida. 

Es verdad que ya no se llevaban tan mal como antes. Nathaniel no va a fingir que no ha sido un dolor de cabeza para Castiel en el pasado, la mayoría de las veces lo era a propósito, y el pelirrojo en su lugar también se la pasaba insultándole muy gratuitamente, pero este último semestre y el final del anterior la cosa entre ellos se ha comenzado a calmar.

En realidad, parece que inició en el segundo concierto que dieron en el instituto.

El primero que organizó Sucrette fue tan exitoso que la directora les permitió volverlo a repetir el siguiente semestre por petición del público. Nathaniel participó otra vez ante la presión de sus compañeros, y ello conllevó pasar tiempo con Lysandro, Iris y Castiel.