Un desastre está por ocurrir. Parte 2.

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Es la medianoche cuando llaman al timbre.

Castiel acababa de acostarse, se quedó leyendo un libro que lleva cuatro meses intentando terminar. SABE que no es su estilo, no se lo tienen que decir—Lysandro se lo recomendó y está haciendo un esfuerzo por cumplirle a su amigo, ¡no es un maldito monstruo o un analfabeta! Es capaz de leer por diversión, aunque sea difícil. No es su culpa que las palabras parezcan estar al revés, es un milagro que pueda leer en lo absoluto. 

Como sea, le han llamado el timbre, Demonio está ladrando, y tiene que contestar.

Vuelve a empezar todo.

"Hola, Castiel..." Nathaniel se ve exhausto, con la piel perlada por sudor y jadeando pesadamente, intentando recuperar el aliento. No se ve herido, pero parece que ha corrido mucho, "Sé que es un poco tarde para preguntar, pero... ¿podría quedarme aquí hoy?"

"¿Estás herido?" Una sensación incómoda vuelve a asentarse en su estómago, revolviéndolo con espanto, las imágenes de hace casi un mes apareciendo intermitentemente frente sus pupilas, de Nathaniel sangrando de la sien, sangrando de su espalda, de las costras levantándose y despegándose cuando intentó retirarse la camisa formal. Demonio parece notar lo intranquilo que se ha puesto, frotando su cabeza con su pierna.

Nathaniel agita la cabeza, su cabello despeinándose más de lo que ya está. Sigue respirando pesadamente, "Él casi me... Pero no le di... Ah, no le di oportunidad."

No tiene que completar las frases. Castiel ya sabe a qué se refiere.

Se hace un lado, y Nathaniel entra. 

A decir verdad, no esperaba que esto volviera a suceder. Es verdad que sin Nathaniel el apartamento se siente algo solo, pero la única razón por la cual aparece es porque algo muy malo ha ocurrido.

Esta vez la situación parece ser distinta. No logra ver ninguna herida sangrante ni un cojeo, no cree que haya algún hueso roto. 

Traga saliva, mejor comenzará tentando las aguas con una bromita, "¿Y a qué debo el honor de tu presencia hoy? ¿No te bastó ir al cine conmigo?"

Por suerte sonríe.

"Fue divertido, sí, pero tampoco dejes que se te suba a la cabeza," El otro chico contesta. Ha afilado sus garras últimamente, cada vez le tiene más confianza para contestar de esa manera, "Volví a pelear con mi padre." 

Finalmente explica, y Castiel alza una ceja. Se acerca a su sillón, sentándose, y el delegado le sigue para hacer lo mismo.

"¿Qué sucedió?" Castiel inhala, y se tapa la nariz con la mano, "¿Y por qué apestas a alcohol?"

Nathaniel ladea la cabeza confundido, y luego huele su antebrazo, también haciendo una mueca.

El rubio se muerde el labio con vergüenza.

"Mis padres usualmente ignoran a Ámber," Los labios de Castiel se aprietan, formando una línea. Es verdad que ella siempre actúa como una urgida de atención, pero nunca le dio el beneficio de la duda para preguntarse el motivo. No es muy difícil imaginar, sin embargo, que ella también se lleve su parte en un hogar donde le hacen tanto daño al hijo, "La llenan de regalos y demás, pero no creo que eso reemplace su atención."

"Pues explica porque está tan hueca," Castiel se burla, pero no parece hacerle nada de gracia a Nathaniel, porque frunce el ceño con molestia. Después de todo sigue siendo su hermana, "Sólo era broma, no te rayes..."

Nathaniel suspira.

"Como sea, la única manera que Ámber tiene de que le presten atención es cuando me acusa de cosas," Explica, y Castiel entrecierra los ojos. No lo entiende del todo, "Ella delata todo lo que hago mal, y ellos me castigan. Ha sido igual por muchos años, pero últimamente ella se ha quedado bastante al margen de mi vida." 

Agridulce Desastre [Casthaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora