Capítulo 29

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Al día siguiente...

Estaba eligiendo en mi armario qué ponerme, era muy difícil elegir. No tenía tanta ropa tan elegante. Busqué y busqué hasta encontrar un hermoso vestido corto color vino con escote, pero mangas hasta el codo. Era simple pero lindo.
Lo dejé en mi cama junto una unas mayas negras y unos cortos botines negros con tacón. Me metí a la ducha y en menos de 20 minutos ya estaba bañada. Ahora lo tardado sería arreglarme.

Bajé las escaleras para encontrarme con mi hermano y Nathan esperándome para irnos a la cena.

—Wow, hermana, que linda —dijo mi hermano.

—Gracias —le regalé una pequeña sonrisa.

—Te ves preciosa —dijo Nathan con una sonrisa en el rostro.

—Gracias. Ambos también se ven guapos —los miré de pies a cabeza.

—Vámonos —dijo Chaz y nos fuimos de ahí.

En el camino veía todas las calles estaban adornadas con luces y cosas de Navidad. Vaya que amaba estas épocas, me encantaba ver todo eso y ver como muchas familias se reencontraban. Aunque me dolía no estar con mis padres en estas fechas.

Llegamos a la empresa y bajamos, había gente que entraba, salía y platicaba en la puerta, eran los empleados de ahí. Entramos a un salón y era bastante agradable, había empleados con sus familias por todos lados, risas, niños pequeños jugando, otras personas hablando de trabajo, etcétera.

—¡Chicos! —dijo Pattie alegremente al vemos y nos saludó.

Chaz comenzó a hablar con Pattie, mientras tanto yo buscaba con la mirada a Justin.

—Lo encontré —susurró Nathan a mi oído.

Miré hacia donde él miraba y ahí estaba Justin hablando con un señor sonrientemente. Se veía tan guapo con traje y sombrero negro.

—Ve con él —dijo Nathan.

—Nathan, ¿estarás bien si te dejo solo? —pregunté mirándolo preocupada.

—Sabes que soy sociable. Además, mis tíos vinieron con Madison —me guiñó un ojo. Asentí con la cabeza sonrientemente y me dirigí a Justin.

—Hola, Justin —toqué su brazo y él se giró a verme.

—Hola —dijo mirándome extrañamente.

—¿Cómo estás? —pregunté tímidamente.

—Bien, ¿y tú? —sonrió. Pff, esa sonrisa.

—Bien —sonreí—. ¿Podemos hablar?

—Cat, —hizo una mueca—, ayer hablamos y no arreglamos nada.

—Esta vez lo hago por bien.

—Ok —asintió con la cabeza y salimos del salón para hablar tranquilamente sin tanto ruido.

—Justin —suspiré y él me miró atentamente—... He sido una completa estúpida al dejarte y negarme a ti. Todo este tiempo no puedo vivir sin pensar en ti. No he querido a otro hombre por ti...

—¿Y qué hay de Nathan? —preguntó interrumpiéndome.

—Sólo anduve con él por lástima y para olvidarme de ti... Algo que no sirvió, por cierto.

—¿Sabes cuánto me dolió este tiempo verte con él mientras yo te rogaba hasta morir? —preguntó mirándome con dolor.

—Lo siento, pero también me lastimaste con Madison.

—Por favor —exclamó—. Ni siquiera ando con ella, sólo decimos que andamos porque ella quería darle celos a su ex y yo a ti, algo que me equivoqué, amor, perdón.

—Te perdono —sonreí—. Ahora la pregunta es... ¿Me amas?

—Claro que sí —dijo sin pensarlo dos veces—, te amo como nunca he amado a nadie. ¿Tú... Tú a mí?

—Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, ¡claro que te amo! —sonreí. Él inmediatamente sonrió y se notó muy alegre— Te amo, Justin —me arrojé a él para besarlo.

—Hey —dijo entre beso y se separó de mí—, ¿podemos irnos de aquí?

—Sí, ¿a dónde quieres ir? —pregunté.

—Vamos a la cabaña —sonrió pícaro y sonreí. Tomó mi mano y salimos de ahí para dirigirnos en su camioneta a la cabaña—. ¿Sabes cuánto te extrañé, nena? —sonrió mientras miraba al camino, se notaba muy feliz y me alegraba que yo era la razón de esa felicidad.

—Yo también te extrañé, amor —dije sonriendo y tomé su mano.

—¿Sabes cuál es la mejor parte? Que ahora estaremos sólo tú y yo juntos. Sin tu hermano y mi mamá diciéndonos que no debemos estar juntos y sin las amenazas falsas de Katy. Sólo tú y yo, ¿me entiendes?

—Aw —me sonrojé—. Una pregunta, Justin, ¿por qué ayer en el almuerzo estabas en el mismo restaurante que Caitlin y yo?

—Tengo que aceptar que las seguí poquito —mostró todos sus dientes por la vergüenza.

—Estás loco, Justin —reí y nos quedamos en silencio.

Mi Vicio © jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora