—¿Tienen dinero para pagar eso? —preguntó—. Esa enana con la que vienes parece delincuente —. Era una mujer muy fea y su aliento olía a cigarro. Estaba a nada de responderle que no, que había cruzado el este de la ciudad exclusivamente para robarme una libreta barata; pero Ryan se me adelantó.
—Claro, sería lamentable si no tuviera dinero para comprarle una libreta a esta chica. —obvió. Acto seguido, dejó el cuaderno azul que yo tenía en las manos, en el estante a un lado de la mujer y tomó una de pasta dura, de esas que parecían agendas.
—No es necesario que...—me interrumpió.
—Tome, quédese con el cambio, se ve que necesita dinero —recalcó, puso una de sus manos alrededor de mi hombro—. Vamos, Thanya.
Me cuestioné por un segundo si salir de forma pacífica con Ryan, pero antes de que mi cerebro respondiera, mis manos ya se encontraban tomando cosas de los estantes, ni me fijé en el precio para cuando los puse sobre el mostrador.
—A mi cóbreme esto, amable y servicial anciana —, intenté no sonreír.
—Si tenías tanto dinero no tenías por qué hacerme pagar por tu libreta...—dijo Ryan, caminando a mi lado. El sol ya empezaba a esconderse a esa hora, aunque en lo personal, me valía tres hectáreas de cualquier cosa.
—Tú me hiciste tirarla —, le extendí una de las bolsas que cargaba—. Te regalo esto.
—¿Qué tanto compraste? —, ahora sí que sonreí.
—Ni idea.
—¿De dónde sacas dinero? —preguntó mientras esculcaba la bolsa, sacando una pequeña caja de audífonos que vio por un segundo y luego extendió hacia mí—. Esto es caro —, la movió frente a mi hasta que me dio por tomarla. Supuse que las cosas caras no las aceptaría.
—Lo robé —, Ryan se me quedó viendo fijo, no sé si juzgándome o esperando una respuesta real. Su cara era bastante difícil de descifrar—. ¿En serio crees que lo robé?
—No, aunque intento entender por qué quieres hacerme creer eso.
—Era una broma, gracias por lo de la tienda, y por la libreta nueva —a mi parecer eso ya era una despedida, pero Ryan me siguió hasta el puente de nuevo.
—¿Y bien? Cuéntame algo de ti, Thanya —, se sentó a mi lado. Sacó dos paletas de su chamarra y me dio una.
—¿Qué quieres saber, para empezar? —, quité la envoltura y la metí en el bolsillo del short, él prestó una extraña atención a ese acto y también se guardó la envoltura.
—No sé, el tipo de cosas que le cuentas a tus amigos, por ejemplo —. Mi paleta era verde, pero por algún motivo sabia a uva.
—No tengo amigos. Aparte, ¿Por qué debería considerarte como uno? ¿Por qué me diste una paleta? —, le apunté con ella.
—¿Tendría que haber hecho algo más? —la seriedad con la que preguntó aquello me causó mucha gracia y no pude evitar reírme.
—No sé de qué hablan los amigos, lo más cercano que tengo a eso es un extraño que se incendió una mano cuando nos conocimos.
—Mmm—, se sacó la paleta de la boca—... ¿Y si te hago preguntas? —. Por raro que pareciera en mí, accedí y asentí con la cabeza —, ¿Tienes otro nombre aparte de Thanya?
—Algo así —, mordí la paleta—, pero casi todas las personas de mi familia me dicen así, en la escuela también. Thanya.
—¿Usas un nombre diferente en redes? No te encontré.

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Ethanya
Romance-¿Todo bien? -preguntó, parecía estar recargado en el exterior de la puerta. -No, tengo miedo de que me secuestre un miope. -dije lo más seria que pude, poniéndome la pantalonera negra. -¿Miope? -, se quedó un rato en silencio-, ¡¿Yo?! Obviando que...