Las Vegas.

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Mariana pankratova.

Estaba en el avión mientras Max estaba reunido con sus hermanos en el avión..

No pregunté por Massimo ni nadie, solo me metí en el baño del avión para poder bañarme, me mire en el espejo. Y tuve un deja vu cuando en el hospital me mire demacrada apenas di a luz.

(Está vez no cometería los mismos errores del pasado).

Está vez si tendría o intentaría tener una vida con Max, me lave las manos para después echarme agua a la cara. Necesitaba descansar para después buscar manera de matar al maldito de Danilo, tres veces no me podía joder este hombre.

Oi unos toques a la puerta, y tome la manilla para abrir y mirar al hombre que estaba serio.

Maximiliano.

Mis hormonas se enloquecían con su presencia, lo amaba de mil maneras. El era y sería para siempre el amor de mi vida.

—Sal — ordeno con su voz de ultra tumba.

Salí con una sonrisa disimulada, ya que eso hiciera temblar hasta el mismo Hitler si estuviera vivo, pero a mí su seriedad me valía un rábano.

Entre a la sala donde estaban anteriormente con sus hermanos, el abrió la puerta y entre. Me cruce de manos mirando todo.

—Sientate.

Tome asiento en los ricos sillones de terciopelo que tenía este hombre, todo en el tenía que ser elegante, caro y pulcro.

Fue a dónde estaba la barra y saco un botiquín, se acerco y negué con la mano.

—No es necesario que hagas eso.

Me miró con una ceja alzada y no le importo mi niego cuando se sentó al lado mío.

—Solo te diré que me tienes harto tu jodida actitud, y no pienso para nada seguir tus jueguitos de niña caprichosa— puse mis ojos en blanco cuando saco mi camisilla.

—No era mi jodido capricho que me secuestraran.

Le dió un golpe a la mesita que estaba cerca, eso hizo que me sobresaltara

—Crees que es un juego tratar de manipular a un mafiosos, ¡¡por Dios!! No entiendes que con hacer lo que hicistes generaste más atracción en ese idiota.

Con que eso era. Estaba celosos.

Bufé y lo deje que me limpiará las heridas con algodón y alcohol. Era delicado, trataba de no hacer daño.

—Lo hice por qué...

No me dejó terminar.

—No quiero saber por qué lo hicistes, solo te diré que estos golpes es lo poco que sentirás si lo vuelves hacer— me tomo de la cara para que lo mirara.

Me atreví de lamer mis labios para provocarlo.

—Metete en esa cabecita— me tocó la cien— Que el único que tiene derecho de besar, tocar y mirar es a este galán que ves acá.

Sonreí mientras el estaba de cólera señalándose.

Tome su quijada y la bese, era el hombre de mi vida. Pase mis manos por su pecho mientras el se acostaba en el mueble mientras yo me le montaba encima.

—Esta más que metido, Mis ojitos de gato— señales mi cabeza igual que hizo el— Y tu métete que la única mujer que calentará tu cama seré yo. Desde hoy.

Me coloque el anillo que había guardado y pude ver sus ojos brillar de satisfacción. Celoso..

Deje mi cabeza en su pecho mientras podía oir su corazón.

aprende a engañarme volumen 2... no me hieras tanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora