Caperucita y el lobo

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Sacarle la cabeza a el hombre que se estaba desangrando en mis pies no me daba si no placer. Apenas la desprendía un musculoso que media como tres metros subió al rin, me dió una pata en el estómago que me mandó al otro lado.

Quedé sin aire, mientras el agarraba el bate del hombre que ya había pasado al otro mundo.

- te quitaré esa cara de niño bonito- escupió a un lado mientras yo me levantaba.

Massimo vino a mi para poder levantarme pero lo empuje negando me la ayuda, en las cluacas o peleas callejeras jamás podías quedar como débil, así tuvieras un puñal en el pecho, te levantas y peleabas con el aún enterrado.

Escupí sangre mientras lo señalaba.

- ven, y enséñame todo lo que tiene.

El hombre pego un grito y corrió a mi, me prepare con un pie adelante y otro atrás, apenas llegó a mi, mi puño fue directo a su mandíbula y no cese, después de ese un codazo una patada voladora y un cabezazo que solo lo debilitó por un segundo, cuando ya me tenía sujeto llevándome al suelo.

Puño tras puño fueron directo a mi cara mientras mis hermanos en un lado para no meterse por qué a diferencia de ellos, después de acabar a sus adversarios nadie más lo reto, ya estaba acostumbrado. La gente en la escondida no peleaba por el dinero si no por la gloria y el poder y el proclamar me rey para ellos era un obstáculo.

Sentía que me partía el craneo de tantos golpes, por sostenerme la cabeza y pegarla al suelo.

"respira y haz creer a tus enemigos que llevan la victoria"

Mi padre era mi instructor, mi ejemplo y fue un gran líder en toda la palabra.

Deje que me diera golpes mientras me concentraba en que no me doliera, gran mierda por qué si dolía solo que tratabas de engañar a la mente solo por un milímetro de segundos.

- ahora quien es su rey.

levantó la manos viendo al público sin bajarse de encima de mi.

Ya cuando sentí que alcanzaba el cuchillo a unos cuantos pies de distancia, respire profundo y abrí mis ojos rápidamente.

-scacco matto bastardo- junte mis manos a su cara y su cuello crujió.

El hombre callo a un lado mientras yo respiraba para poder agarrar energía de aquella paliza.

- ¡El triunfo es para nuestro rey!.

Todos aplaudían mientras las cantidades de dinero se movían a tiempo récord.

Angelo y Massimo me pasará por un lado mientras yo me dirigía a mi despacho.

- te fueras muerto cabron.

- déjalo así, que no paso.

- por poco- lo apoyo Angelo.

No dije nada y solo me cambié para largarme y descansar un poco en casa.

En todo el trayecto estaba lidiando por el dolor insoportable que tenía en la cara, un pómulo morado el libio partido y chichones en la cabeza.

Entre a la habitación apenas llegué y me quedé contemplado el angel que veía dormir todas las noches, con su cabello rubio alborotado, las piernas abiertas y con un pies en la boca de su hermano. ¡¡Dios!! Para mí era bello ver a mis hijos dormir en la habitación donde pase tantas borracheras pensando que se habían muerto.

- los amo.

Musite y les di un beso en la cabeza a cada uno, gire y me encontré con una Mariana molesta que al verme se le bajaron los humos y los cambio a palidez al verme así.

aprende a engañarme volumen 2... no me hieras tanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora