golpe de realidad

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Maximiliano Corleone.

— ya Alfredo no me quites los juguetes— me queje de mi hermano que nunca podía estar quieto.

— eres muy posesivo max,son solo prestado que no son solo tuyos.

Corri por el jardín con el atrás de mi para poder alcanzarme, reía mientras el estaba rojo de ira.

— eres un cobarde, deja que correr.

Gritaba mientras yo no paraba de reírme.

Llegué a la casa y subí las escaleras sin importarme llevarme por encima a Lauro, el era la mano derecha de mi padre y tambien un amigo para mi.

— joven max no corra por la escaleras.

Frene de golpe y me gire a el para verlo con sus manos entrelazadas al frente.

— no le dirás a mi padre ¿Verdad?.

El subió las escaleras para llevar a dos escalones antes de mi y quedar a mi nivel, tenía seis años pero aparentaba más por mi estatura.

— si me prometes que no molestaras a la joven pankratova.

Puse los ojos en blanco y me guardé el juguete en el bolsillo derecho.

— oye, eso es injusto. No me cae bien esa niña, es mi llorona.

— ya hablamos de eso y en menos de nada ella.....

Sonó el timbre de la cara y mi genio empeoró.

«caranbolas, ya ella está aquí».

Alguien paso a toda prisa por mi lado corriendo escaleras bajo, Massimo era muy amigo de la tal pankratova.

— me iré a la playa.

Baje despacio y para no verla me fui por la puerta tracera para llegar a la playa vacacional donde íbamos todas las vacaciones y para mi mala suerte Patricia una amiga de la familia que mi madre medio toleraba, vivía a unas cuantas casas de la nuestra y traía en esas fiestas a su pequeña ahijada.

Salí quitándome la camisa y mi pantalones, quería nada asi que me quedé en calzoncillos que era unicolor ya que no me gustaban las ñoñerias como a Massimo con su capitán américa y esas cosas.

Vi que mi hermano angelo estaba nadando, el le gustaba el mar. Surfeaba por qué mi padre lo enseñó, mientras a mi me gustaba nadar.

— Hola max, que paso con Alfredo que estaba llorando en la alberca.

Sonreí de la facilidad por el idiota de mi hermano mayor.

— es un cagón.

—¡¡Oye con las malas palabras!!.

Me señaló, así era Angelo de correcto en todo, le di un golpe en el dedo.

— no me señales que no me gusta, y además no tengo la culpa de que el sea un llorón.

El negó y salió del agua, solo tenía dos años menor que yo, para la sociedad éramos unos nenes, y para nuestro padre éramos unos niños grandes que teníamos que defendernos en todo.

—vi a Rafael afuera de su casa pero su mamá lo metió a qué desempacara.

— ahora paso para visitarlo, mí amigo Rafael si le gusta prestar sus juguetes

El puso los ojos en blanco.

“que les digo, soy posesivo pero me gusta agarrar lo de lo demás".

aprende a engañarme volumen 2... no me hieras tanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora