El arcángel estaba buscando a su hermano menor, él y todos sus hermanos habían trabajado en la creación.
— ¿Dónde estás, Luzbel? — Se preguntaba aquel arcángel mientras volaba por aquel cielo azul.
Miguel estaba claramente preocupado, tenía el presentimiento de que estaba metiéndose en problemas, como siempre lo hacía.
El arcángel siguió buscando al pequeño serafin, se acercó hacía dónde usualmente estaban las primeras creaciones y se sorprendió al ver a su hermano conversando animadamente con Adan, el primer humano.
Miguel soltó un suspiro, le había dicho tantas veces a su hermano que no se acercará a él. Se próximo a él y lo tomó del cuello, creando un portal y llevándoselo a rastas y dejando desconcertado al castaño.
— ¡¡¡Hey!!! — El pequeño serafin se quejó mientras volteaba a verlo y sonrojándose al ver a su hermano.
— ¿Qué te dije acerca de acercarte a las primeras creaciones? Te vas a meter de nuevo en problemas por desobedecer... ¿Qué haré contigo? — Dijo el rubio mientras bajaba con cuidado a su hermanito.
El pequeño serafín solamente agachó su cabeza, sabía que había desobedecido.
— ¿Qué es lo que voy a hacer contigo, Luzbel? Si se enteran que fuiste a verlos y no solo eso, te acercaste y hablaste con ellos... Podrían inclusive desterrarte... ¿Eso es lo que quieres? — Dijo el arcángel con voz seria mientras miraba a su hermano menor.
— No... Es que... Dijiste que eran creaciones perfectas... Y quería verlo con mis ojos... Estaba escondido pero no pensé que Adan me descubriría. — Dijo el pequeño serafín mientras miraba hacia el suelo.
Luzbel era consciente de las consecuencias que podría tener, pero había sido mucha su curiosidad.
Miguel solamente soltó un suspiro, sabía que lo había dicho delante de su hermanito. Le había contado acerca de ello puesto que a él no lo habían dejado participar en la creación, de cierta manera era su culpa.
— No voy a decirle a nadie que bajaste, ¿Ok? Pero prométeme que no volverás a hacerlo. ¿Está bien? — Dijo el arcángel mientras miraba al pequeño serafín, le quitó su sombrero y revoloteó sus cabellos.
Luzbel soltó una risita al sentir como revoloteaba sus cabellos, sentía como su corazón latía rápidamente.
El pequeño serafin miro los ojos azules de su hermano, mientras el arcángel lo miraba con una sonrisa y le ponía de nuevo su sombrero.
— Bueno... Tengo que seguir trabajando... Ve a la heladería celestial a comprarte algo, ¿si? — Dijo el arcángel mientras le daba su tarjeta celestial para que la usará y después comenzaba a acomodar aquel sombrero de su hermano menor.
El pequeño serafin abrió sus ojos como platos y estos se iluminaron, tomó aquella tarjeta y asintió mientras miraba como su hermano se iba a cumplir con sus obligaciones.
Luzbel fue rápidamente a la heladería, estaba emocionado, le gustaba mucho comer helados, aunque le gustaba más la compañía de su hermano.
Pidió su helado y pago con la tarjeta, comenzó a comerlo felíz mientras caminaba por aquellas calles doradas en dirección a su habitación.
— Luzbel... Otra vez perdiendo el tiempo? — Se escucho la voz de la serafín mayor, Sera. Ella solía regañarlo cada vez que lo encontraba sin hacer su trabajo.
El pequeño serafín se sorprendió de escuchar de repente la voz de la Serafín mayor y eso hizo que su helado cayera al suelo, bajo su mirada donde encontraba su helado y sintió como sus ojos comenzaron a cristalizarse.
— Vamos... No pierdas el tiempo, Luzbel... Su Alteza Miguel trabajando y tú aquí. — Dijo la serafín mientras tomaba su muñeca y lo jalaba lejos de ahí.
El pequeño serafin hizo un pequeño puchero mientras era llevado a la fuerza lejos de la heladería.
— Cuánto le falta a mi hermano para terminar sus obligaciones? — Dijo el pequeño serafin mientras aún era arrastrado por la serafin mayor.
— En lugar de pensar en eso... Deberías preocuparte por tu propia misión... No te he visto cumplirla. — Dijo la serafin de manera seria mientras lo guiaba a su habitación.
— Si no vas a cumplir con tus obligaciones, será mejor que te quedes en tu habitación para evitar que te metas en problemas. — Dijo aquella serafin mientras abría la puerta invitándolo a pasar.
El pequeño serafin solamente hizo un pequeño puchero y solamente obedeció... Entro a su habitación y fue a la cama y se recostó.
Volteó a ver el escritorio de su hermano y algunas de sus pertenencias, ambos compartían habitación y dormían en la misma cama.
Soltó un pequeño suspiro y cerró sus ojos quedándose completamente dormido.
Pasaron las horas y el Arcángel fue a su habitación, fue a buscar a su pequeño y amado hermanito y lo vió durmiendo plácidamente.
Solamente sonrió y se sentó en su cama mientras acariciaba sus cabellos y sonreía al verlo dormido.
— Mi pequeña estrellita... Cada día iluminas mi vida con tu presencia... No sé que haría sin tí...— Dijo el Arcángel mientras se acercaba a su frente y depositaba un pequeño beso en los labios del pequeño serafín.
El pequeño serafin solamente se movió dormido y busco con sus manos al arcángel quién se recostó a su lado y lo abrazó pegandolo a su cuerpo y rodeándolo con sus alas.
— Duerme mi pequeña estrella... Yo siempre te cuidare... — Dijo aquel Arcángel mientras miraba dormir a aquel pequeño serafin y acariciaba sus cabellos.
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Alas Entrelazadas (HeroStar)
FanfictionLuzbel es tentado por fuerzas oscuras, poniendo a prueba su amor y lealtad. Miguel debe elegir entre salvar a su hermanito o proteger el orden divino.