Aquel arcángel miraba a su Padre, este parecía estar totalmente tranquilo pero Miguel sabía que esto no era nada bueno.
— Padre? — La voz de aquel arcángel se escuchó rompiendo aquel silencio que reinaba en ese lugar.
— Miguel... Sabes que eres mi hijo amado, verdad? Y que velo por tu felicidad y sobre todo por tu bienestar. — Se escuchó la voz del Todopoderoso.
— Si Padre... Lo sé... — Se limitó a responder aquel arcángel... Sabía que sí comenzaba diciendo esas palabras era porque venían con un regaño acompañado.
— Bien... Y sí sabías que tenías prohibido amar a Luzbel... A mi serafin más puro y perfecto... Por qué te atreviste a emancillarlo? — Dijo aquel Todopoderoso mientras lo miraba fijamente...
Aquel Arcángel abrió sus ojos como platos al escuchar a su padre... Le sorprendió que supiera que había estado íntimamente con su hermanito, aunque no le extrañaba, era Dios, él lo sabía absolutamente todo, inclusive el futuro.
— Bueno... Yo... — Dijo el arcángel un poco temeroso... Sabía que no tenía excusa alguna por haber caído a sus deseos carnales.
— Quiero que termines tu relación con él. — Dijo aquel Todopoderoso con voz seria y tranquila.
Aquel Arcángel, el cual había obedecido a cada orden de su Padre, ahora se encontraba en un dilema... No sabía si seguir a su corazón y obedecerlo como siempre lo hacía.
De una cosa, Miguel si estaba completamente seguro, amaba a su hermanito y no estaba arrepentido de lo que tenía con él.
— Padre... Siempre te he obedecido... En cada una de tus órdenes... Sin importar que no me gustará... Porque sabía que tu soberanía solamente buscaba mi bien y el de mis hermanos... Pero esto... Va más allá... — Dijo aquel arcángel mientras miraba fijamente a su Padre.
Aquellas palabras parecieron molestar a aquel Todopoderoso, quien frunció el ceño y se acercó al arcángel.
— Sabes que conlleva desobedecer una de mis órdenes? — Dijo aquel Todopoderoso con una voz un poco amenazante.
Aquella voz hizo que el arcángel se estremeciera, rara vez miraba molesto a su Padre y eso no significaba nada bueno pero no iba a cambiar de opinión, amaba a su hermano y estaría con él a cualquier costo.
— Lo sé... Y no me importa... Amo a Luzbel, mi hermano... Y lo que tuvimos anoche fue increíble... Sí... Cogí con mi hermano... Fornique con él... Nuestros cuerpos encajaron tan perfectamente... Tanto que estoy completamente seguro que es mi otra mitad... Si quieres puedes castigarme Padre... Pero no me pidas que me separé de él... Porque prefería la muerte... Así que vuelvo a decirlo... No voy a separarme de él... Padre... — Dijo aquel arcángel con voz firme.
Aquel Todopoderoso solamente soltó un suspiro, sabía que ahora que habían estado juntos sería más difícil separarlos.
— De acuerdo... No voy a separarlos... Pero tendrás un grave castigo por haber caído en la tentación del fruto prohibido... — Dijo aquel Todopoderoso mientras chasqueaba sus dedos y dos Guardias celestiales entraban para llevarse a aquel arcángel a su castigo...
— Padre... Espera... Cómo que fruto prohibido? Al menos déjame decirle a Luzbel que estaré ausente... — Decía aquel arcángel mientras sentía como era llevado por aquellos Guardias a su castigo.
Aquel arcángel fue llevado a una de las jaulas de castigo... Ni siquiera le habían dado tiempo para avisar a su pequeña estrellita.
Soltó un suspiro mientras se sentaba en aquel suelo y podía ver que aquella celda era la misma dónde solían castigar a su estrellita...
Miguel pudo ver un dibujo en la pared y sonrió al ver que se trataba de dos patitos, los cuales se parecían a él y a su hermano... Llevo su mano para tocarlos y notó como parecían cobrar vida.
— Mi estrellita... Cuánto tiempo has pasado en este lugar? — Se dijo a si mismo aquel Arcángel mientras seguía observando aquellos dos patitos los cuales ahora yacian inertes en aquella pared.
Transcurrió el tiempo y el Arcángel escucho como alguien entraba, pudo percibir la presencia de su estrellita y volteó a verlo.
Luzbel no podía creerlo, era cierto lo que su hermano Joel le había dicho... Su hermano había sido castigado por su culpa...
El pequeño serafin sintió como sus ojos comenzaban a cristalizarse, mientras se acercaba a aquellos barrotes.
— Mi-Miguel... — Dijo aquel pequeño serafin entre sollozos.
El arcángel se levantó de dónde estaba sentado y se acercó a él y extendió su mano y acaricio su mejilla.
— Tranquilo... Estoy bien... Es un precio muy bajo por pagar para estar siempre a tu lado, mi estrellita... No llores, por favor. — Dijo aquel arcángel mientras le sonreía y comenzaba a limpiar las lágrimas de su estrellita.
— Es mi culpa... Estás aquí por mí... — Dijo el pequeño serafin mientras seguía llorando.
— No es tu culpa... Estoy aquí por decisión propia... En cuanto salga todo será mejor... Te lo prometo... — Dijo aquel arcángel mientras lo tomaba de la cintura y lo intentaba pegar a él, inclusive con esos barrotes de por medio.
Luzbel se sonrojo ligeramente y se transformo en una pequeña serpiente y pasó por aquellos barrotes para estar juntos con su hermano mayor y volvió a su forma normal, siendo atrapado por el arcangel.
— Mi estrellita... — Dijo aquel arcángel mientras llenaba el rostro del pequeño serafín de besos.
— Estaré aquí contigo... No está bien que seas castigado... — Dijo Luzbel mientras se acurrucaba entre los brazos del arcángel y sentía como esté lo cubría con sus alas.
— Está bien... Pero cuando venga alguien tienes que esconderte entre mis ropas... Está bien? — Dijo aquel arcángel... Luzbel solamente asintió tímidamente... Ahora aquel castigo, no sería nada si su estrellita estaba a su lado.
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Alas Entrelazadas (HeroStar)
FanfictionLuzbel es tentado por fuerzas oscuras, poniendo a prueba su amor y lealtad. Miguel debe elegir entre salvar a su hermanito o proteger el orden divino.