Cuando los primeros rayos del sol empezaron a molestarle en los ojos, hicieron que su subconsciente empezara trabajar, tenía que levantarse pero se sentía tan cómodo, no recordaba tener una almohada de esas que se abrazan de cuerpo completo, y mucho menos recuerda que esas almohadas fueran lo suficientemente grandes para rodearlo como si también lo abrazaran, en ese momento reacciono él no tenía ESAS almohadas, de a poco empezaron a llegar los recuerdo de la noche anterior, el show en su cumpleaños, llegar con Deku al departamento nuevo, llorar hasta que quedo ya no pudo más, pedirle al peliverde dormir con él y por ultimo haberse dormido abrazando al peliverde, tenía vergüenza sentía que había pasado demasiados limites, no es que no quisiera solo sentía que se estaba excediendo para solo decir que es amigo del ojiverde, no quería abrir los ojos y confirmar que estaba con él pero a la vez quería saber si realmente el peliverde se quedó toda la noche con el abrazado, armándose de valor empezó lentamente a abrir los ojos, lo primero que pudo enfocar fue el maldito rayo del sol que le despertó maldiciendo porque era solo una pequeña abertura entre las grandes cortinas, con demasiado cuidado empezó a levantar la mirada encontrándose con el chico que amaba durmiendo tan profundamente mientras lo abrazaba muy protectoramente, miro detalladamente, como con el tiempo se había definido bastante el rostro del chico y lo que le faltaba, porque el Izuku que vio antes de morir se veía mucho más atractivo, miraba las largas pestañas de este, empezó a bajar observando un poco como esos grandes cachetes lleno de pecas, inconscientemente se preguntaba si tendría más pecas en otras partes del cuerpo, bajo la vista a los labios, gruesos con un brillo natural, no logro ver ni un poco de resequedad en ellos, se lamio sus propios labios, "se sentirían tan suaves como se ven si los besara" pensó, sentía que cada segundo que pasaba su corazón se aceleraba muchísimo, se acomodó mejor en el pecho y pudo sentir con el rostro como esos grandes pectorales, ahora que era consciente todo el cuerpo del peliverde era más grande, hace mucho este lo había sobrepasado en altura, no entendía desde cuando este había empezado a hacer tanto ejercicio podía sentir esos grandes brazos, el pecho bien formado, y ni hablar de las piernas que lo aprisionaban, todo gritaba grande.
- "¿será su espalda igual de grande? "- pensó un momento, sonrojando cuando se le cruzo la idea de que con algunos rasguños se vería mejor- mierda- hablo cayendo en cuenta para donde iba su mente.
- Buenos días para ti también Kacchan- dijo el peliverde ronco, quien abrió un poco los ojos- No sabía que empezabas a maldecir apenas despiertas- dijo en un tono inocente miraba su teléfono con un ojo abierto y el otro no, el cenizo solo frunció el ceño.
- ¿Te desperté? - pregunto cambiando de tema no quería empezar una discusión tan temprano.
- No solo tengo el sueño muy ligero, apenas te sentí maldecir reaccione enseguida- dijo el peliverde cerrando los ojos de nuevo- vuelve a dormir Kacchan es muy temprano- menciono mientras se giraba un poco para apretarlo un poco más contra su pecho.
- ¿Qué hora es? - pregunto mientras cooperaba para apretarse más al pecho del peliverde.
- Las 7 de la mañana y es domingo- dijo susurrando el peliverde se estaba rindiendo de nuevo al sueño.
- Esta bien- dijo el cenizo, podía sentir algunas caricias en su espalda, cuando la respiración del contrario se volvió tenue decidió dormir un poco más, estaba claro que tenían que hablar muchas cosas, pero al diablo ya paso algunos límites y ahora estaba soltero, NADA puede detenerlo de quedarse con el peliverde, Izuku era suyo y él es de Izuku, así estaba escrito el resto ya no importaba.
...
Unas horas más tardes el peliverde se sintió vacío, con su mano intento sentir al cenizo pero solo toco las suave cama, empezó a abrir los ojos, la habitación seguía a oscuras pero podía decir que pasaba más de las 11 de la mañana cosa que confirmo cuando vio su celular, este contenía bastante mensajes de Denki preguntando por su amigo, agudizo su oído escuchando un poco de ruido de la parte de abajo, de seguro el cenizo estaba cocinando, no perdió el tiempo a pasar al baño a lavarse la cara y dientes además de hacer sus necesidades, ya más despierto bajo en silencio observando al cenizo como estaba frente a la cocina, olía extremadamente exquisito, tanto fue su deseo de comer que el ruido en su estómago hizo al cenizo ser consciente de su presencia y observarlo cuando se giró al fin.
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Reinicio
FanfictionA veces el destino nos conduce a personas que son quienes nos complementas, ayudan a ser mejor, pero el enemigo más grande de las decisiones divinas es nuestro libre albedrío, tomando decisiones que nos lleva a alejarnos de lo establecido y solo en...