Germán
Intenté no sonreír como un pelotudo al ver a Agnes ponerse colorada por la carta que le escribí. La miré ponerse la pulsera que le hice y, entonces decidí que era hora de acercarme. Agnes se volteó a mirarme cuando le saqué la carta de las manos y se puso nerviosa.
—¿Qué esto? ¿Una cartita de amor? ¿Quién te la escribió? ¿Eh?
—No sé quién la escribió… —susurro Agnes.
—Seguro la escribió un virgen ciego pelotudo porque ¿quién se enamoraría de vos, Rina? Una rinoceronte.
Agnes se quedo callada mientras hacía como que leía la carta por primera vez.
—Tu virgen admirador es un romántico, ¿eh?
—Devolverme la carta…
La miré, extrañado. Agnes nunca me había contestado antes.
—¿Qué dijiste, rinoceronte?
—Devolveme la carta —repitió en voz alta, sacándome la carta de las manos, dejándome sorprendido.
—¿Y quién te crees que sos vos para hablarme así? —dije, haciéndome el enojado, pero en realidad me encantaba que me hubiera contestado.
—Germán basta —interrumpió Santiago, agarrándome del brazo para sacarme del salón. —¿Por qué no dejas de molestarla?
Me solté de su agarre para mirarlo harto.
—¿Por qué la defendes? ¿Te gusta la rinoceronte?
—No, y no la llames así.
—La llamo como me cante las pelotas.
—No entiendo porque la odias tanto a Rina si ella nunca te hizo nada.
—Es una gorda virga pelotuda.
Santiago pareció que iba a decir algo, pero de quedo callado como ignorando lo que le conteste.
—¿Estudiaste para física? —pregunto Santiago, cambiando de tema.
—No.
—¿No estudiaste? ¿Por qué? ¿Qué estabas haciendo en vez de estudiar?
—Jugando al LOL con Franco.
En realidad, en vez de estudiar para la evaluación de física estuve toda la noche haciendo la pulsera para Agnes. Lo que me costo atar los hilos encerados y poner las mostacillas de colores y letras, pero valió la pena al ver que le gusto.
—Hoy fui a la chocolatería de los Menéndez —me dijo Santiago, sonriendo. —Conseguí que Celina me pasara el Instagram.
—Sos un capo, amigo. Seguro la conquistas.
—Pero es que tampoco conozco algo de lo que podamos hablar como un tema en común o no sé.
—Y no sé, ¿Qué le gustan a las pibas?
Lo único que sabía sobre minas, básicamente, era lo que le gustaba a Agnes, y no porque le gustara a ella ciertas cosas iba a pensar que era igual con otras minas.
—No sé nada de Celina como para saber de que hablar, pero me estoy re enganchado con ella, ¿Qué hago, amigo?
—Que bien que no estoy enamorado de nadie y no me pasan esas cosas —mentí, si estaba enamorado.
Perdidamente enamorado de Agnes Menéndez.
—¿Y si te acercas a Rina para conocer a la hermana? —sugerí en joda, pero entonces lo miré dudar.
—Es una buena idea.
—No es como que me importe que hagas con esa rinoceronte.
Me recontra mil importaba. No quería que Santiago se acercara a Agnes por interés. Tampoco soy tan forro de sugerirlo en serio y espero que tampoco lo sea Santiago para hacerlo.
—Rina no es mala mina —comentó Santiago. —Podemos ser buenos amigos.
—Hace lo que quieras —contesté, escogiéndome de hombros, haciéndome como que no se me hervía la sangre de la molestia con la idea de que se acerque a Agnes.
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RINA ; Santutu, Unicornio
FanfictionSantiago empieza a salir con Rina para intentar acercarse a su hermana por consejo de su amigo Germán.