XXI

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Las puertas se abren y las luces se encienden, entonces por fin pude apreciar el rostro de Dylan, quien estaba atado con unas cuerdas en una silla. Él me mira con preocupación al verme de la manera que me encontraba. Por más que intentaba desatar mis pies o mis manos, era imposible porque si lo había corría el riesgo de que aquello se apretara más a mi cuerpo.

Derek entró con unas cuantas bolsas en la mano, bolsas de comida rápida. Derek se sienta en la cama a mi lado y me quita las cuerdas de mi mano dejándolas libres, entonces me pasa la bolsa para que pudiera comer algo. Dylan me miraba fijamente sin decirme ni una palabra, entonces me hace señas con sus ojos, intenté captar donde me quería llevar hasta que me di cuenta de que Derek tiene su celular sobresaliente del bolsillo de su pantalón.

Tengo que intentar tomarlo para poder llamar a Ed y decirle que Derek es el asesino, un asesino que... que por mi culpa es así, alguien que tiene demonios internos que no puede controlar. Entonces llevé lentamente mis manos a su bolsillo y con mucha rapidez tomo el celular sin que él se diera cuenta. Entonces cuando Derek me iba a mirar...

—¿Por qué nos tienes en este lugar? —pregunta Dylan mirando fijamente de Derek. Miré aliviada a Dylan mientras guardo el celular en mi vestido.

—Porque no sé qué hacer... diablos Dylan, porque tuviste que aparecer. Todo iba a ser tan diferente—dice Derek levantándose—Iré por un plato. Dylan también necesita comer—Derek se va dejándonos solos, pero con la puerta abierta.

—Llama a Ed, ¡rápido! —me dice Dylan, tomo el celular y marco el número de mi hermano.

Hola, Derek ¿en qué puedo ayudarte? —dice la voz de mi hermano, un terrible nudo llegó a mi garganta.

—Ed, soy Jess—digo rápidamente.

—Diablos, ya viene Jess—me advierte Dylan mirando la puerta.

—No tengo mucho tiempo, Derek es el asesino y me tiene secuestrada. Por favor necesito ayu...—pero en ese momento Derek entra a la habitación y ve que estoy con su celular, la mirada de Derek se transformó.

Él corre hacia mí y me quita el celular colgando la llamada de inmediato. Entonces me toma por el cuello y cuando pienso que me iba a dar un golpe con su puño, Dylan intervino.

—Por favor, Derek, esta no es la manera—dice Dylan sin poder moverse—Esto, todo lo que estás haciendo es una completa mierda. Solo piensa en el daño que puedes causarle a tu hijo. Él no se merece esto, él no se merece saber que su padre es un asesino. Por favor, detén todo lo que estás haciendo.

—Tú no sabes porque estoy haciendo esta mierda—dice—¿A quién llamaste?

—Estás jodido—digo con una sonrisa. Pero a Derek no le ha agradado lo que he dicho, puesto a que se levanta de inmediato y utiliza su celular—Ed nos va a encontrar y cuando eso pase, estará bien jodido.

—Jess, sabes... sabes que yo no quería hacer esto... que las voces me gritan que lo haga. No fue intención mía hacer todo aquello, no me quedó de otra. Pero tú no me entiendes porque no tienes voces en tu cabeza que te dicen lo que tienes que hacer... es molesto. Es fastidioso—dice él caminando de un lado a otro de la habitación.

Derek me ata las manos otra vez con la respiración agitada y sale de la habitación dejándonos completamente solos. Dylan intenta moverse, pero fue inútil, su amarre era muy fuerte para zafarse con facilidad.

—¿Cómo saldremos de esta? —le pregunto a Dylan, él me mira y sonríe un poco.

—Creo que tengo una idea—dice con una sonrisa—Intenta levantarte por favor y acércate a mí.

Placeres y Venganza © *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora