TE ODIO DE OTRA MANERA

¿Mis Emociones?

En el silencio yace una codicia voraz,
un deseo ardiente que todo lo consumirá.

Javier observaba en silencio a ese castaño, no entendía porque su corazón latía a mil.

¿Por qué?

Es el amor, en su forma más pura y cruel, que en la desesperación encuentra su papel.

Habia convivido tanto tiempo con ese feo maestro.... Cuando cambió todo?

Su mirada solo podía admirar ese rostro sonriente, ese cuerpo delgado  y levemente marcado, esa gota de sudo bajar por su cuello....

¿Cuantas horas había pasado?

Amor que en la noche susurra sin cesar, codicia que en el alma se empieza a anidar.

Su mente estallaba al verlo con otras... Llegar al punto que solo él podía verlo lo enloqueció.....en varias ocasiones había planeado secuestrar a su joven maestro.... Llevarlo a un lugar donde nadie se podía llegar.... Donde nadie podía verlo..... Su cuerpo entraba en crisis al imaginar que alguien más podía arrebatarlo de su lado...

Él solo era su caballero...

Desesperación que grita en la oscuridad, silencio que responde con su frialdad.

En más de una ocasión quiso gritar a los cuatro vientos sus sentimientos, por varios días no dejaba ni un segundo a su amado maestro..... Si.... Él era el único que podía cuidarlo.... Solo él lo entendía...

Bajo la luna, el amante espera en vano,
codicia en su mirada, un brillo inhumano.

Las cosas empezaron a ir mal al esperar a su maestro en la habitación... ¿Qué sucedía?...

La reyna requería de su fiel ingeniero, llamarlo en la fría noche...

Desesperación en su pecho, un fuego que arde,silencio en su aliento, un futuro cobarde.

Se quedaba solo en esa habitación, apretando los puños del coraje, maldiciendo de una y mil maneras a esa mujer que quería robarle lo que según él, le pertenecía.

Tan equivocado estaba...

Después de unas cuantas horas llegaba a la conclusión que no era nada para ese castaño... Solo un simple caballero...

¿Qué derecho tenía para reclamarle?

Mas allá del querer, más allá del tener,
la codicia y el amor se entrelazan al caer.

Ver a su maestro agotado, entrando a la habitación como si nada lo molestaba... No eran nada... Pero aún así...

¿El tiempo que pasaron juntos?

Esperaba ansioso..... Esperar que todo lo que sucedio en la habitación de esa pelirroja odiosa sea avisado.... Que  equivocado estaba.....ese castaño simplemente se metía en su cama, acurrucandose entre las calientes colchas.

"Buenas noches Javier"

Desesperación que en el silencio se perderá, amor que en la codicia su final hallará.

No lo aceptaba...

Había pasado un mes con la misma rutina, hoy no sería igual...

Levantó todas las colchas con una sola mano, botando todo al piso, ese castaño le debía una explicación...

"¿Qué te sucede?"

Pregunto alarmado, sintiendo como el viento golpeaba su piel y el frío lo abrazaba fielmente.

"¿Qué paso en la habitación con la reyna?"

Pregunto ansioso, ignorando la pregunta del otro, sus ojos parecían explotar y sus puños los apretaba con fuerza.

"Javier estas actuando raro..."

No había respuestas..

"Responde!!"

Grito, la cordura empezaba a desaparecer y la desesperación se adoñaba de él.

"Esto no es de tu..."

No pudo terminar... No porque no quiso.... Ese espadachin estaba sobre él, agarrándole de la barbilla.

¿Qué sucedía?

Sus ojos azules solo podían ver ese chupeton.

Su mente empezó a estallar, imaginando lo que podía significar esa marca en su cuello.

La reyna.... Esa arpia de seguro se aprovecho de su maestro... Si.... De seguro lo sedujo con dinero... Se aprovecho de su cargo...

Pero aun así...

"Fue la reyna?"

Pregunto con dureza, debía confirmar los hechos y no solo suponer, pero aún así estaba a un paso de perder la cordura.

"Me lastimas Javier.."

No había repuesta.

"RESPONDE!"

Estaba enojado... No.... Estaba peor...

"Si¡¡!!!"

Respondió con el mismo tono, no entendía lo que sucedía, pero no se dejaría tratar de ese modo..

No debió decir eso.

Javier estaba enloqueciendo

Sin pensar mordió a ese castaño, en el mimo lugar de esa marca que le hizo esa mujer... Solo el podía marcar ese cuerpo... Lloyd intentaba apartar a ese hombre, pero sus esfuerzos eran en vano, solo provocaba que su agarre se intense dejando marcas.

"Nunca dejes que nadie te toque"

Ordenó el pelo celeste, su mirada daba miedo, sus ojos parecían matarlo.

"Javier suéltame!!"

"Prometelo!!"

¿Qué debía hacer?

"Esta bien..."

Por fin fue liberado, sus brazos dolían por el agarre del otro, su cuello ardía por la mordida, sintiendo como la sangre salía, aunque solo era un hijo rojo bajando por su cuello. Solo se limitó a observar al culpable de su dolor, no entendía lo que sucedía, pero tampoco lo dejaría pasar.

Pero por alguna razón tenía miedo... Miedo que las cosas empeoren...

El silencio invadió el lugar.

Al día siguiente todo siguió normal, Lloyd se puso un poleron cuello largo, tapando la herida acasionada por su caballero. Pero la relación que había logrado conseguir con ese peliceleste estaba cambiando.

Todo estaba acabando...

Otra vez la noche llegó y la misma petición llegó.

"Ven a mi habitación para hablar de negocios"

Pero en esta ocasión el castaño se quedo en la habitación, viendo como su caballero estaba firme en la puerta, impidiendo qué saliera. Tampoco insistió en salir, no quería hacer enojar a ese hombre, simplemente se acostó para dormir, intentado averiguar porque las cosas cambiaron.

Era muy ingenuo para no darse cuenta en la posición que se encontraba.

No le gustaba la reyna, pero tampoco podía rechazarla, era la mujer que le daba dinero, la misma que le trataba con dureza y después le coqueteaba descaradamente.

No podía negar que esa mujer pelirroja le agradaba, igual que le agradaba Javier, pero  sentía que no podía estar con los dos en esa relación. Javier lo estaba obligando a escoger a uno de los dos.

"Javier me odias?"

Pregunto melancólico, sin poder entender este comportamiento repentino del nombrado.

No había respuesta

Solo el silencio

¿Cuanto tiempo durarian en esa situación?