JAVIER

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(En esta historia Javier es un niño)

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Era muy extraño la situación actual, más que extraño era espantoso.

Hace unas cuantas horas Lloyd estaba feliz durmiendo, acompañado de su fiel caballero, pero ahora..

¿Qué hacía ese niño durmiendo en su cama?

Primero se pellizco creyendo que era un sueño, pero el dolor se sentía y ese niño no desaparecía, las cosas ya estaban extrañas y más cuando la puerta se abrió con fuerza.

-Javier te dije que no interrumpas la habitación de tu caballero. - Era la señora Frontera quien hablaba, pero algo era diferente, esa mirada maternal qué siempre se dirigía a ese castaño cambio, esa mirada que supuestamente le pertenecía lo robaba ese niño.

Pero lo que más lo aterro fue el nombre de ese pequeño....

-Mamá yo quiero a Lloyd!!! - respondió el niño, con capricho, como un verdadero mimado.

¿Las cosas estaban bien?

¿Qué debería hacer?

Mientras estaba entre sus pensamientos, intentando entender la extraña situación que estaba enfrentando, pero salió de sus recuerdos al oir su nombre...

"Lloyd"

- Lloyd disculpa por lo sucedido. - Esa sensación maternal no estaba en esa oración y más bien....

Estaba siendo tratado como Javier, como su espadachin.

¿Podría ser que los roles habían cambiado?

-Lloyd en que piensas? - preguntó el niño molesto, jalando de la polera qué llevaba su caballero, hasta el punto de romper esa delgada tela.

Incluso Lloyd no podía reaccionar, mientras sus pequeños pezones podían ser visualizado por su polera rota,ese pequeño solo se quedaba viéndolo sin parpadear. Como se tratase de un león viendo carne fresca.

En esta supuesto realidad, que papel debía tomar.

Tal vez fue muy ingenuo al pensar que sería un espadachin tan cool o que era el más fuerte de la novela o era considerado un hombre hermoso.

Claro que salió de sus pensamientos al sentir con esas pequeñas manos tocaban con descaro sus 'supuestos pectorales'.

-Qué haces? -. Pregunto sorprendido, ese mocoso estaba con los ojos tan brillante, como si lo que hiciera fuera lo correcto.

- Lloyd cuando sea grande te debes casar conmigo!!! -. Grito el niño con emoción, sin despegar sus manos de esos pezones qué admiraba tanto y deseaba mamar.

Algo era claro en esta historia, ese pequeño era tenebroso, una realidad donde ese castaño debería protegerse así mismo de un niño diabólico.

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Lloyd estaba entrenado, fue muy ingenuo al pensar que tendría experiencia con la espada, apenas y podía sostener una. En esta realidad no era un espadachin, eso era claro y lo enfurecia.

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