II

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La noticia de su boda la llenó de un sinfin de sentimientos. Después de vivir tantas tristezas y maltratos, Jennie vió la luz al final del camino, sería la esposa de una mujer valiente, temeraria, fuerte.

—Una caballero...— Suspiraba emocionada la jovencita, de ésos suspiros que alargan la respiración, que sacan una sonrisa tímida de imaginar lo hermosa que será su nueva vida, y ahora podrá tener una familia propia y muchos hijos, ese pensamiento la hizo despertar esa mañana, tener una familia propia e hijos para amar.

Hacía ya unos meses que por única vez fue presentada en sociedad, y los padres adoptivos se vieron forzados a hacer dicha presentación ya que su majestad la reina fué amiga de infancia de la difunta madre de Jennie y ellos como tutores legales debían hacer creer a sus majestades que la niña creció bien y que fue tratada con los mismos privilegios que sus hijas. Por eso muy a su pesar hicieron todo para arruinar la presentación en sociedad. Para Jennie fué la primera vez que se ponía un vestido tan hermoso, aunque era de los atuendos que ya no usaba una de sus hermanastras.

Fué la primera vez que su cabello era peinado tan hermosamente y decorado con hebillas tan delicadas, zapatillas tan bonitas y elegantes, y su espectacular rostro maquillado tan dulcemente.

La ternura de Jennie era demasiada, a pesar de que todo su vestuario era usado y pasado de moda, ella estaba maravillada viendose en el espejo, creía que era una princesa de cuentos y que su afable y valiente caballero de reluciente armadura la iba a rescatar esa noche en la presentación como jovencita en edad casadera, todo en su dulce imaginación puede pasar... Esos eran sus anhelos, hasta que una tarde sus padres le informaron que su boda fué concertada por su majestad y que en una semana viajaría a su nuevo hogar, su sueño se hizo realidad.
Los tutores de Jennie sabían lo extremadamente hermosa que era, y que sus hijas jamás habían tenido la suerte que la huérfana tenía, las cartas con propuestas de matrimonio eran increíblemente ridículas, iban desde duques, condes, marqueses, vizcondes, barones y estaban seguros que si su alteza hubiera tenido un hijo varón, o sea un príncipe también se hubiese interesado en ella, y eso jamás.

La solicitud para ser la esposa de la general Lalisa
Manobal fué una increíble oportunidad para deshacerse de Jennie. Ellos estaban enterados de la horrible reputación de Lalisa, sabían lo sádica y cruel que era, y si daban en matrimonio a una de sus hijas sería como enviarla a la horca, ellas son delicadas y muy sinsibles para ser la esposa de una bestia como lo es Lalisa, así que Jennie fue su salvación.

Ajena a todos los comentarios desagradables de la general, Jennie estaba en una nebulosa de dicha, su madrastra ordenó empacar todas las prendas que a sus hijas ya no les gustaban, zapatillas, corsés, y demás indumentarias personales que fueron desechadas por las señoritas Sunmi y Hyuna.
Fueron varios baúles que empacaron, si se realizaba una inspección de ellos prácticamente era ropa eh implementos para donar a la caridad, ya que no todos los atuendos le quedaban al definido y hermoso cuerpo de Jennie, las señoritas tenían una figura totalmente diferente a la de Jennie, ellas eran más rellenitas y con más atributos, así que muchos de los vestidos fueron arreglados por la servidumbre para que le quedaran al definido cuerpo de Jennie, y ésto lo hicieron a escondidas de los señores puesto que los hubieran castigado por entrometerse en los asuntos de la familia.

El día llegó y Jennie fué enviada en un carruaje oficial de su majestad, con una comitiva y escolta para emprender el largo viaje al nuevo hogar de la inocente Jennie. Fueron 6 días de camino, paradas en descanso en las que Jennie jamás perdió su sonrisa, era amable con los guardias y sin problema alguno les cocinó y les arreglo varias prendas que estaban a los ojos de la castaña en mal estado.
Todos en el campamento se encontraban fascinados con la gentileza de Jennie, las sirvientas que enviaron para acompañar a Jennie debían ir con ella dejarla en la casa de Lalisa y regresar nuevamente a la mansión de los tutores, ese sería el último detalle para que sus majestades vean la consideración y amor que supuestamente le tenien a Jennie, muy lejos de la realidad.

Ninguno de los soldados eran capaces de tocar o mirar de manera impropia a la nueva esposa de la general, sabían perfectamente lo sanguinaria que es y ver a la preciosa mujer aparte de hacerlos suspirar, le tenían lástima, ellos han sido testigos de las muchas mujeres que la general ha tenido y lo mal que las trata, así que no se imaginan la dura vida de casada que le espera a la castaña.

El largo viaje al nuevo hogar de Jennie llegó a su fin, la emoción de ella era tan obvia por todos, y estos a su vez rogaban a Dios que la general no la lastimara.
Jennie no era ignorante con respecto a lo que es ser esposas, la nana que la crío antes de salir de la mansión donde vivió desde la muerte de sus padres, tuvo la delicadeza de explicarle todo lo referente a la noche de bodas, y la pobre chica casí se desmaya ante la explicación de la anciana mujer, cabe resaltar que esta sufrió en su propia noche de bodas con su difunto esposo y quedó traumada, en esa época el tabú sobre el sexo y lo puritano de la sociedad, daba como responsabilidad únicamente a la mujer a satisfacer a su esposo o esposa sin ella sentir el mismo placer que él o ella y sin contar que el acto sexual era exclusivamente en las esposas para concebir hijos. Así que Jennie se sentía más que asustada o temerosa, expectante a su noche de bodas, y ¿porque se sentía así? Porque fue testigo del amor que sus padres se tenían y lo afectuosos que eran el uno con el otro.

A la edad de 11 años sus padres perdieron la vida en uno de sus viajes por mar al nuevo mundo, sólo recuperaron algunas cosas del navío y meses después encontraron sus cuerpos encallados en unas rocas en estado casi irreconocibles.

Ella no iba a perder la esperanza de vivir un amor así y de complacer siempre a su esposa y hacerla muy feliz, ésa es su única meta.

Enamorar a su general y hacerla feliz. Jennie llegó entrando al atardecer, vío a lo lejos un enorme castillo, lujubre y vacío, paredes y jardines totalmente abandonados, y con la poca luz que iluminaba aún el sol ocultándose en el horizonte, se logró ver a un pequeño grupo de personas humildes, 4 hombres en edad mediana, y 3 mujeres, 2 veteranas y una doncella tal vez mayor que ella.
Pero si detalló los kilómetros de cultivos abundantes, caballos hermosos y grandes establos de ganado con un gran número de soldados custodiando la mansión.

Suspirando y lista para bajar del carruaje, cubrió con su enorme capa, su larga cabellera no por vanidad o darse aires de misterio, estaba haciendo unas heladas horribles ya que era inicio del invierno y ella ajena a las estaciones en ese territorio no supo que era tan fría la noche, así que con ayuda de una sirvienta bajó y esperó el recibimiento de su añorada esposa, giró su delicado rostro en busca de ella cuando vío un hombre con un uniforme diferente a los que rondaban la mansión así que supuso que tal vez era ese hombre su esposo y su padrastro le había mentido

Jennie espero y miro como el hombre con el traje de militar le habló al que parece ser un mayordomo ambos hombres me miran, y yo con una deslumbrante sonrisa los miró calidamente en espera de su recibimiento.

¿Podrá existir otra criatura más inocente he ingenua que ella?, se preguntó el Comandante Bambam. Mano derecha de Lalisa Manobal. Pobre niña, desilusión será lo que sentirá cuando conozca a la general Manobal, piensa acercándose a la joven.













Cualquier falla ortográfica que tenga, agradecería que me la mostraran.

MI ESPOSA GIGANTE || Adaptación Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora