Ver cómo le hablaba su pequeña gatita era muy placentero para Lalisa, jamás pensó que esa mujer, la que su alteza le otorgó por esposa Fuera tan... CALIENTE Y LUJURIOSA, Definitivamente Jennie era la cosita más hermosa y ardiente que había conocido y esa mirada lasciva que arrojan esos exóticos, gatunos y preciosos ojos color durazno eran su perdición.
—Eres mi esposa, pero ¿porqué no me has tocado?.—
Preguntó triste mientras juega con su falda.— Mi nana me contó que pasa con las parejas luego de casarse... y yo quiero hacer eso contigo... ¿tú no quieres mi general?.— Jennie siempre ha sido una joven muy abierta y directa para preguntar lo que no entiende y ella quiere saber que pasa con ella.
Pero esos interrogantes se esfuman luego de ver que su esposa está sudando y que está muy roja en su rostro, angustiada y preocupada creyendo que esposa está recayendo por las lesiones de guerra, corre a sus brazos para revisar su herida, Lisa estaba sentada y al ver el arrebato de su dulce miel tratando de levantar su camisa le causó asombro y no supo que hacer, quedó catatónica... Reaccionando cómo sólo ella es, agresiva, se levanta quitando rudamente las manos de Jennie de su cuerpo, su exquisito tacto la quema, le llama como ardientes brasas, la volvió loca ese pequeño acto de ella, reaccionó por instinto y gritándole sin medirse, la quita fríamente de su toque.—¿Qué haces mujer? ¡aléjate!.— Le gritó.— No puedo más.— Dijo Lalisa completamente desesperada, necesitaba salir de ahí, estaba angustiada, exitada, muy exitada...
Nunca pensó en su desastrosa vida huir como una maldita cobarde de las caricias, las palabras y ésas miradas tan castas y puras que su hermosa esposa le ofreció en bandeja de plata, su cuerpo reaccionó con sólo un toque, una simple pregunta.—¿Por qué no me has tocado?.— Dijo ella
Mi Jennie, oh mi dulce miel.
No podía seguir ahí, estaba dura, envarada, extasiada, asombrada y como ahora su maldita conciencia le implora NO tomarla, pero si ella es suya, su esposa, ella me exige, me reclama, desea a mi bestia. ¿Porque no puedo poseerla? Los interrogantes que se hace Lisa son realmente absurdos.
Corrió a su despacho cerrando la puerta fuertemente tras de sí y asegurándose de estar en privacidad, ¿para que? Se preguntó, para calmar como una adolescente su necesidad de tomar impulsivamente a su dulce esposa, devorar ese coño, que lo pide, lo anhela.
Se saca su imponente miembro mientras mueve su mano de arriba a abajo, sus dos fuertes manos masturbaban con ahínco, con fiereza a su bestia, sólo de pensar en ella, su dulce Jennie... llegando a derramarse en sus grandes manos, calmando levemente su necesidad carnal, salvaje, primitiva que la estaba enloqueciendo, su piel anhelaba la de ella.
La joven mujer quedó ahí, sin saber que pasó, intentando engañarse su conciencia le dice que ella está aún convaleciente, pero su instinto de mujer le grita que su esposa no la desea, y equivocados eran sus pensamientos, Jennie se quedó sumida en sus locas conclusiones, analizando las reacciones de su
esposa.—¿Huelo mal? Yo me baño todos los días, quiero estar perfecta para mí esposa pero entonces ¿porqué
huye de mi?.— No pudo contener sus lágrimas y por primera vez desde que llegó a su nuevo hogar se sintió sola.Horas más tarde, Lisa encerrada en su despacho, insatisfecha sexualmente, frustrada y ahora alcoholizada, se reprochaba la manera tan cobarde y absurda que actuó frente a su dulce esposa.
—¡Ella es mi maldita esposa!.— Gritó furiosa golpeando la mesa de su escritorio.
Con un dolor insoportable en sus costillas se quejó rudamente y salió rumbo a su habitación,
necesitaba un baño. Jamás ha sido una mujer muy aseada, menos cuando en los campos de batalla no tiene la cómoda bañera de su habitación, eran semanas sin un río para bañarse, donde se pudiera quitar la pestilencia de la guerra, la sangre y el sudor, pero después de que su esposa llegara a la mansión, se ha preocupado por estar un poco más aseada, y hacerlo con jabones artesanales que sus subordinados le compraron para mejorar su olor y ¿por qué? Se preguntó nuevamente por milésima vez desde hace un mes, sabe la respuesta, por ella...
Entró a sus aposentos y aún hay agua en las jirones de su cuarto de baño, está helada la noche al igual que esas tinajas de agua pero no importa así calma su bestia que lleva por dentro, tierna carne de gatita con ojos color durazno. Con dolor en las costillas, y en su moustruosa alma se acuesta casi desnuda, pensando en ella, pasando una noche más sóla en su cama, sin ella, su dulce Jennie.
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MI ESPOSA GIGANTE || Adaptación Jenlisa G!P
FanficUna chica tierna e inocente cae en las manos de la gran temible general Manobal conocida por ser sanguinaria, cruel, vulgar y un monton de cosas mas que para nada son mentira. La madrastra de Jennie ve una oportunidad de casarla con "La Monstruo" y...