XII

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—Tenemos que hablar.

—Mhm ¿De que exactamente?.— Preguntó temerosa.

—Ayer, ¿recuerdas lo que dije? Sobre que eras mi salvadora.

—Si, ahora lo recuerdo, ¿me quieres hablar de ello?, yo puedo esperar si aún no estás lista.

—Estoy lista... más ahora que me llego una carta de ellos.

—¿Ellos? ¿Quienes ellos?.

—...Mis tíos, más concretamente de mi tía... antes de venir aquí Lisa, yo no disfrutaba de estos lujos, mi cama no era cómoda, mis vestidos no eran ni nuevos ni de mi talla... era sobras de lo que usaban mis primas.

—No estoy entendiendo Jennie.— Jennie suspiro, quería contarle todo pero lo más resumido posible, no le gustaba recordar su niñez.

—Okey, empezaré desde el principio... Todo empezó cuando mis padres murieron y le dieron la custodia a mis tíos, yo estaba destrozada después de la noticia, y empecé a comer poco, no dormía, no leía... no hacía nada, ni siquiera tratar de aprender etiqueta con mis institutrices, estuve así un largo tiempo... hasta que mi tía se canso y... y empezó a golpearme cada vez que me veía no hacer nada, retiro mis institutrices y me empezó a enseñar ella... cada que me equivocaba, aunque tuviera un pequeño error, golpeaba mis manos o mis piernas, me daba cachetadas y me dejaba sin comer, llegue a bajar mucho de peso y si no fuera porque su majestad la Reina mandó una carta queriendo saber como me encontraba presiento que... que no hubiera salido viva de esa situación, aunque aún así sufrí estando con ellos. Dejaron de comprarme vestidos y solo me daban los vestidos que a mis primas ya no les gustaban, eran viejos y pasados de moda pero me gustaban, mi tía no volvió a contratar una institutriz para mi pero afortunadamente tenía los libros de modales y de ahí aprendí, nunca nadie sospecho nada porque mi tía decía que era ella la que me enseñaba. Yo me fui apartando de ellos, me escondía de ellos, todos me hacían sufrir, si no era con golpes, era con comentarios hirientes y tenían el descaro de nombrar a mis padres, así que me escondía con las sirvientas, de ahí aprendí a lavar, a hacer de comer, a cuidar del jardín y muchas otras cosas, las sirvientas eran buenas conmigo, me enseñaban con paciencia... hasta que un día me dijeron que me iba a casar con una general y me fui de esa casa.— Termino su relato entre lágrimas mientras abrazaba a su esposa.

—... Lo único que quiero hacer ahora esposa es ir a matar a toda esa familia de bastardos, no merecen vivir, los haré sufrir.

—Hay otra cosa.

—¿Qué cosa? ¿Qué te han dicho?.

—Como te dije, me mandaron una carta... en resumen mi tía me ofende y te ofende a ti y quiere que le demos asilo y también quiere que te convenza de invertir en los negocios de mi tío porque están en bancarrota... yo no se que haré con ellos aquí, pensé que al fin los había superado, pero con esta nueva información... todo volvió.

Pov. Lalisa

Lo único que supe hacer fue abrazarla y consolarla, mi esposa, mi Jennie sufrió antes de llegar a mi, si no hubiera sido por la Reina, Jennie no estaría conmigo y eso me hace hervir la sangre y lo que todavía es peor, antes de que se cumplan esos dos meses, me iré al frente para combatir a los del Norte y no estaré aquí para echarlos, se que mi Jennie no podría por el miedo que les tiene y no se que hacer.

Jennie y se a dormido, tiene la cara inchada de tanto llorar y aún dormida tiene espasmos de miedo, estoy sentada en la cama mirándola, oh mi querida esposa, mi talón de Aquiles, mi vulnerabilidad...

—No puedes seguir siéndolo esposa... no puedes ser mi talón de Aquiles.


(...)


Al día siguiente después de que Lisa meditara que hacer, se le ocurrió una grande idea, despertó a Jennie y se bañaron juntas, aunque duró más de lo previsto, ciertamente ninguna de las dos se podía quedar quieta cuando estaban desnudas, a este paso Jennie no tardara en quedar embarazada.

Bajaron al comedor entre risas, algo nuevo para las sirvientas, nunca habían escuchado reír a La General, siempre se mantenía con un gesto de desagrado y molestia, pero aunque les parecía raro agradecían que su señora Jennie allá llegado a la vida de La General.

Inmediatamente después de comer Lisa le dio una orden a la ama de llaves y al mayordomo.

—Junten a todos y llévenlos a la sala de fiestas, hay algo que debo decirles.— Jennie la volteo a ver con duda, Lisa no le había dicho que haría esto.

—Si señora.— Dijeron intentando mantener la calma, porque ¿por qué La General reuniría a todos? ¿Nos despedirá? ¿Acaso hicimos algo malo? Se preguntaban.

—¿Qué pasó Lis? ¿Para que los has llamado?.

—No te preocupes, no es nada malo, ven vamos.

Jennie y Lisa esperaron tranquilamente a que todos los empleados llegaran, Jennie estaba sentada encima de Lisa dándole besos y abrazándola, nunca espero sentir algo tan intenso por su esposa, Jennie no quería separarse de su lado por ningún motivo, la amaba y sabía que Lisa también lo hacía.

Lisa la miraba con tanto amor y devoción, no podía apartar la mirada de ella, Lisa no sabe que fue lo que hizo para merecerla pero ella estaba segura de que nunca dejaría a Jennie, para Lisa, Jennie es su todo y sin ella no había razón para vivir.

—Ya están todos mi señora.— Le dice el mayordomo.

Lisa le da un beso a Jennie y le pide que se levante para poder hablar con los empleados.

—Ayer me acabo de enterar de dos noticias, la primera es que en dentro de dos semanas me iré a la guerra, la segunda es que dentro de mes y medio llegaran familiares de mi esposa.— Habla en voz alta y firme.— Desde ahora les digo que ellos no tendrán  ningún poder en esta casa, las únicas señoras de esta casa soy yo y mi esposa nadie más, lo único que harán por ellas es ser un sirviente normal que las viste y les sirve, de ahí en fuera esa gente no tiene ni voz ni voto en esta casa, así que no importa cuánto los amenacen no podrán hacerles nada, y si por alguna razón le levantan la mano a mi esposa los lleven inmediatamente al calabozo, es una orden, y donde me enteré que están confabulando con esa gente, los mato ¿entendido?.

—Si señora.

—Bien, pueden volver a lo que estaban haciendo.

—No puedo creer que hayas echo esto.— Hablo Jennie.

—Haría lo que sea para protegerte esposa.— Dijo Lisa mirando los ojos de Jennie.— Ahora ven conmigo.



















Cualquier falla ortográfica que tenga, agradecería que me la mostraran.

MI ESPOSA GIGANTE || Adaptación Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora