Jennie ve como el apuesto hombre se acerca a ella, sus ojos se fijan en sus movimientos y con ansias espera sentir ésa sensación mágica que su mamá le leía en los cuentos de princesas y de su añorado príncipe azul, con esfuerzo logró enderezar su postura y cuando el militar se acercó lo suficientemente para verlo y olerlo... nada, no sintió nada, su decepción fue muy notoria que el capitán casí suelta una carcajada por la expresión tan obvia de su señora, y si de lejos la joven era hermosisima, de cerca era impresionante.
—Mi señora.— saluda respetuosamente haciendo una leve inclinación a la nueva, joven y preciosa esposa de la general.— Bienvenida, la general Lalisa se disculpa por no poder recibirla personalmente, usted estará enterada de la herida de batalla que envió a nuestra máxima general a reposo, por favor no se moleste, esta es su casa, siéntase libre de ir y hacer lo que guste.
Habló lo más educado posible, tratando de amortiguar la conducta de la general, y el desinterés por ella, que a los ojos del Comandante Bambam era una verdadera lástima, Jennie era la mujer más hermosa que el había visto.
Después de presentar a cada miembro del servicio doméstico a Jennie, y de indicarles a cada uno el respeto y cuidado con la esposa de la general Manobal, se despide y sube rápidamente a la habitación de Lisa a informar lo acontecido, aunque ésta no esté interesada en saber de ella.
Jennie estaba dentro de lo que cabe felíz, aunque su esposa no la pudo recibir ella se siente muy dichosa, las personas que la recibieron parecen agradables y su habitación a pesar de ser tan fría y opaca, es enorme, con una gran cama que parece que pueden dormir 4 personas cómodamente, por un momento la comparó con su habitación en la casa de sus padres adoptivos, pequeña, llena de moho y en el área de servicios de la planta baja cerca a la cocina, pero definitivamente si era casi tan bonita como las camas de sus hermanastras.
—Señora.— llama el Comandante Bambam y entra después de tocar la puerta y ser autorizado para ingresar.— Su hermosa esposa está conociendo a la servidumbre y ya la llevaron a sus aposentos.— dice mirando fijamente a Lalisa para ver las reacciones de ella. Lisa frunce la frente, endureciendo más su mirada cuando su mano derecha dijo "¿hermosa esposa?". Ese comentario no fué de su agrado, aunque odia la idea de estar casada y tener ahora que estar de niñera con su joven esposa, no puede permitir que sus subordinados se expresen así de ella, y no, no es amor, ni celos, porque ella sabe mejor que nadie que es un hija de puta con las mujeres pero aún así esa desconocida es su esposa.
—Cuida tus palabras Comandante Bambam.— habló toscamente.— y respecto a mi esposa.— dijo esto último con los dientes apretados.— no necesitas informarme nada si no pido ésa información, y Bambam prepara un pelotón para el viaje de la próxima semana al campamento del Duque Park, necesitan refuerzos para lidiar con los invasores de esas tierras, sabes que hacer mientras no estoy.—habló seriamente mientras se levantaba quedando derecha y con su enorme altura podia divisar perfectamente desde su ventanal la entrada de su mansión, Bambam , como el Comandante que es acata las órdenes de Lisa y sale rápidamente de la habitación.
Lisa observa desde su ventanal a una mujer que quería subir en su caballo Priyo, su magestuoso caballo pura sangre quien no se deja tocar y menos montar por nadie que no fuera ella.
Jennie trata con esfuerzo levantarse y ponerse de pie con su cuerpo adolorido, no pensó que ese caballo fuera tan arisco pero no se iba a rendir para montarlo, pero en un momento Jennie se sintió observada y buscando quien la estaba mirando conectó directamente con la mirada de Lisa.
¿En verdad esa es su esposa? La imagen de una diosa llegó a su mente, y un sonido tenebroso retumbó en su interior, como una bestia, así como le llaman, se sintió su pecho y dijo.— Es Mía.— Fascinada ante la visión más perfecta que ella haya visto.— Jennie.— susurró mientras miraba como la diosa montaba con maestría y elegancia a Priyo, mientras se alejaba con los empleados de la mansión. Mi curiosidad por esa mujer, crece cada día más, llevaba 2 semanas casada conmigo y no me he presentado ante ella, ni eh salido de mi habitación. Mi herida fué casi mortal, cerca de mi higado dónde se comprometieron también 3 costillas, tuvieron que hacer unos torniquetes asegurandolas para su sanación, y el médico real me prohibió levantarme de la cama, pero la intriga por su esposa era fuerte.
— ¡GRETA! ¡¡¿NO HAY NADIE QUE RESPONDA A SU SEÑORA?!!.— Gritó.
Aunque no acostumbro a estar aquí en mi casa, se que la servidumbre no me quiere ni me respeta más bien me teme, pero eso es algo que no me interesa, me he fijado que mi ropa es maltratada al lavarla sin cuidado, y aunque es algo que no me importa, he visto la demás ropa de los comandantes y militares y están mejores que las mías, no están arrugadas ni con manchas de colores como las mías, y la comida que me sirven es un asco al igual que la comida que como cuando voy a la guerra, ellas no se esfuerzan por preparar deliciosas comidas para mi, como otra servidumbre lo hace por sus amos.
—Mi señora.— Escucho una voz angelical.— Soy Jennie, tu esposa, ¿puedo pasar?.— Pregunta tímidamente al otro lado de la puerta ansiosa por entrar y cuidar a su general.
Abro los ojos ante tan melódica voz y por un momento me dan ganas de hablarle y devolverle la amabilidad de su voz, pero caigo en la cuenta que nunca lo había hecho y no iba a empezar ahora.—¡Largo! ¡Y mis malditos guardias los quiero ya en mi presencia!.
Jennie dió un salto hacia tras del susto ante la orden tan fea de su ahora esposa, la voz con un tono casi de desprecio, y más que sólo asustarse recibió un golpe duro a su tierno corazón ante la agresiva voz de su esposa, no respondió nada y salió rápidamente en busca de los guardias, y enviarlos a la habitación de Lalisa para después salir a montar el caballo que la llevaría al rio dónde las demás mujeres y unos soldados le ayudarán a lavar los metros de telas y alfombras de su casa.
Jennie
Me subo al caballo para ir a ayudar a las muchachas que mande a lavar las alfombras de la casa, claro después de mandar a unos de los soldados a la habitación de mi esposa, que me grito feo.— ¿Que se cree?.— Pienso en voz alta y hecho a andar el caballo.
Cualquier falla ortográfica que tenga, agradecería que me la mostraran.
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MI ESPOSA GIGANTE || Adaptación Jenlisa G!P
FanficUna chica tierna e inocente cae en las manos de la gran temible general Manobal conocida por ser sanguinaria, cruel, vulgar y un monton de cosas mas que para nada son mentira. La madrastra de Jennie ve una oportunidad de casarla con "La Monstruo" y...