11. Las cariñosas.

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—¿Y cuándo lo va a hacer? Dime —exige saber con una chispa ardiendo en sus ojos dorados—. Tengo esperanza o no la tengo, dime ¿Debo resignarme o debo seguir intentándolo? Maldita sea, solo dime algo, me aferrare a cualquier cosa que me digas, Jess.

—Yo... —«Quisiera que todo fuera más fácil»— creo que debo cambiarme en mi casa antes ir al bar.

Él suspira y asiente, abriéndome la puerta de su auto.

—Tómate todo el tiempo que quieras —se acerca a colocarme el cinturón y yo dejo de respirar. Por un momento, nuestras miradas se chocan y no sé por cuánto tiempo nos quedamos así hasta que él carraspea—, pero no voy a esperarte para siempre.

¿Qué? ¿Qué quiere decir con que no va a esperarme para siempre? ¿Acaso sonó como una amenaza o una especie de ultimátum? Sacudo la cabeza descartando cualquier posible escenario imaginario que se me ocurra en la cabeza. Estoy segura de que está hablando de que no piensa esperar horas mientras yo me cambio de ropa, es eso, nada más.

En cuanto él se aleja para rodear el auto y sentarse en su asiento, yo respiro más tranquila. Él echa a andar el auto y casi suelto un grito cuando acelera. Pasa los autos en menos de un segundo y siento que podríamos chocar en cualquier momento.

—¿No crees que estás yendo muy rápido? —cuestiono, tragando saliva.

—Es tu culpa. Te mudaste a un edificio que queda al otro lado de la ciudad —se encoge de hombros—. Solo estoy recortando camino, así podré pasar más tiempo contigo.

—Jake —volteo a verlo y él me mira de reojo—. Esto me parece un tanto extraño, estás siendo muy romántico, y no recuerdo que fueras así todo el tiempo.

—¿No te gustaba esa parte de mí? —bromea.

—Bueno sí, pero ahora lo estás siendo siempre y eso... Quizás, no lo sé, me hace sentir incómoda —expreso mirando por el espejo cómo pasamos los autos tan rápido, que ni siquiera puedo ver su color—. Cuando todo esto comenzó, recuerdo que me dijiste que no eras para nada romántico y que lo intentabas por mí. Así que, deja de intentarlo, siento que solo es para que yo caiga rendida a ti.

—Está bien —suelta de la nada, en un tono firme, mirando serio al frente—. Como quieras.

—No te enojes...

—Dije que está bien —vuelve a decir en el mismo tono.

Me quedo callada y decido mantenerme en silencio. Creo que he metido la pata y que lo he arruinado todo, pero no podía callármelo. Ha estado actuando tan raro desde que regresó, y desde entonces ha estado rogándome. No recuerdo a Jake de esa manera, él no solía ser así, es como si estuviera desesperado por tenerme a su lado, y actúa de esa manera para conseguirlo. Sin embargo, no logro entender el porqué de su afán, quizás sea la culpa o quizás solo quiera tenerme en su cama, o quizás sea otro motivo que desconozco. Solo sé que quiere volver conmigo a como dé lugar.

Me muevo en mi asiento y cuento los segundos para llegar a mi casa. El silencio se ha vuelto terriblemente incómodo y siento una tensión en el aire. Él me ve de reojo, pero no ha cambiado su semblante serio, sigue estando enojado.

Finalmente llegamos a mi edificio, pero él no dice nada, solo mira la puerta como indicándome que ya puedo salir.

—Jake...

—Estaré aquí en quince minutos —dice cortante y yo asiento.

Salgo del auto y apenas cierro la puerta, arranca hasta dejar solo el humo. Respiro hondo y subo a mi pequeño departamento, me quedo un segundo pensativa y luego busco ropa en mi armario.

A media noche, acaba nuestra noche© #2 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora