6. El idiota.

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Jake Russell

Soy un idiota.

Esas palabras salieron antes de que yo pudiera asimilarlas, pero era lo que sentía y lo que me hacía sentir como un idiota.

Había algo en Jess, algo distinto que la caracterizaba de cómo era antes, lo que la diferenciaba de su pasado, y era la enorme tristeza que se reflejaba en sus ojos, ese brillo que antes existía había desaparecido por completo.

Ella está sentada en el asiento de copiloto, con los brazos cruzados y sin ser capaz de mirarme a los ojos.

Quería, no, quiero decirle algo, cualquier cosa, una disculpa o quizás una explicación, pero no salía nada de mi boca. No era capaz de articular ni una palabra, mucho menos una frase.

No quise perjudicarla, esa nunca fue mi intención, más bien quería lo contrario, quería ayudarla. Que dejara su patético trabajo, incentivarla a mejorar, a buscar otro empleo y quizás, hasta ofrecerle uno aunque sé que no lo aceptaría.

La conversación con esa chica no fue lo que ella intentó hacer parecer. Jamás la soborné ni mucho menos le di dinero, sino que la amenacé. Si no empezaba a respetar a Jess, yo me encargaría de arruinar su vida.

Alec, mi padre, conoce al dueño de toda la feria, y sé que si yo se lo pidiera, con una simple llamada, ella podría ser despedida y Jess sería ascendida. Pero eso no es lo que yo buscaba. Quería que ella tuviera un trabajo decente, ejerciendo su carrera y, más que eso, teniendo una mejor calidad de vida.

De todos modos, lo que hice fue arruinarlo todo de nuevo. Ahora ella piensa que soy un idiota, y probablemente sí lo sea.

—¿Por qué? —cuestionó ella después de tanto silencio, y lo que me sorprendió fue que lo hizo mirándome por primera vez en todo el camino. Me estacioné frente a la clínica y carraspeé antes de hablar.

—No es lo que tú estás pensando.

—No —Ella sacude la cabeza como si no se estuviera refiriendo a lo que pasó hace unos minutos, traga saliva y continúa—. ¿Por qué te fuiste sin darme ninguna explicación?

Me quedo perplejo, miro a otro lado, desviando la mirada de Jess, y juego con mis manos.

No esperaba que ella fuera tan directa, tampoco esperaba esa pregunta y definitivamente, no me esperaba que lo hiciera con tanta determinación; se veía herida pero segura.

—¿Bien? Eso pensé, el que calla otorga —suspiró y estuve a punto de salir del auto hasta que mi voz reaccionó por mí.

—Lo perdí todo.

—Eso ya lo sabía...

—No, no lo sabes. —Dije decidido a contarle—. Me quedé sin un peso, llevé la empresa de mi padre a la banca rota por mi ambición de querer más. No fue Justin quien extorsionó ni estafó, fui yo, yo me quedé sin nada. No podía ofrecerte nada y eso me avergonzaba, no podía darte una vida de lujo, ni una vida estable.

—No quería una vida estable, te quería a ti, Jake —mi corazón latió más rápido al escucharla, ella todavía me quiere.

—Y yo también, yo también te amo a tal extremo que no podía dejarte abandonar todo por mí, no podía hacerte ese daño —suelto un suspiro y me muerdo el labio inferior antes de seguir hablando—. ¿No lo entiendes? No puedo ser egoísta cuando se trata de ti, no puedo pensar en mí mismo sin antes pensar en ti.

—Sí lo eres, si eres un egoísta al dejarme sola sin pensar en mis sentimientos, en cómo iba a sentirme yo.

—Créeme que lo pensé, pero pensé mucho más en lo que vivirías, en que me culparías a mí toda la vida por haberte dado una mala vida. —Y era verdad, ella hubiera sufrido muchísimo más viviendo debajo de un puente, sin estudio, ni dinero—. No hubiera soportado una mirada de desprecio en tus ojos, aunque ahora la tengas, pero al menos no es por haber arruinado tu vida...

A media noche, acaba nuestra noche© #2 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora