1. Sin sentido.

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  Jessica Taylor

   Sin sentido.

Así se sentía mi vida después de todo un año de sufrimiento, dolor, mucho dolor. Sentía que todo era confuso, que todo estaba perdido, y que mi corazón no podía estar más roto.

Estaba sola, a pesar de que tenía a mis amigas, yo me sentía sola. Con un hueco negro en el pecho y un vacío inmenso en mi alma.

—¿Cómo te sientes con respeto a la pérdida, Jess...? —me preguntó la terapeuta sacándome de mis pensamientos y yo asentí sin prestar atención—. Debes hablar conmigo, contarme como te sientes sobre eso.

—¿Bien? —cuestioné insegura con los ojos húmedos y ella me observó detenidamente—. Estoy bien.

—Ha pasado un año completo, Jess...

—No lo sé, ok, lo siento, no sé cómo sentirme o cómo debería sentirme —solté exasperada—. El dolor nunca se va, siempre está ahí y nunca desaparece.

—Es normal, está bien sea lo que sea que sientas está bien, Jessica —su voz sonó tranquila y relajante, y yo solo solté un suspiro dejando salir una lágrima—. Lo has llevado muy bien, el dolor nunca se va a ir, pero disminuirá con el tiempo.

—No lo entiendo, yo no quería ser madre, y no sabía que quería serlo hasta que... —solté a llorar de nuevo.

—Déjalo salir, permítete llorar y desahogarte —asintió ella y yo le hice caso—. Es normal que no queremos ser algo cuando no sabemos que nos hará sentir eso, solo cuando nos sucede es donde nos damos cuanta cuánto lo queríamos.

—Siempre lo recuerdo, ni siquiera tuve tiempo de saber que sexo era, ni de quien era, ni como era, ni ver un maldito ultrasonido, simplemente se fue, me dejó con un enorme vacío en el corazón —expliqué con la voz hecho un hilo—. Sé que no es mi culpa y trato de no odiarme por eso, pero a veces fallo.

—Es normal tener esos sentimientos encontrados, pero no debes de seguir cayendo en la culpabilidad, esa etapa ya la hemos pasado Jess, debes seguir adelante. Permítete sentir de vez en cuando, pero no decaías de nuevo. Has mejorado muchísimo como para retroceder, Jessica —me recordó ella dándome una mano—. Y con respecto al tema amoroso ¿Cómo estás en ese aspecto?

—No me interesa nadie —me encogí de hombros.

—¿Ya no sueles pensar en aquella persona? ¿Ya no deseas matarlo?

   Se me salió una leve sonrisa y negué con la cabeza tímida. Cuando recién entré a esta consulta con la Doctora Miriam, estaba enojada, frustrada, en depresión y con un odio increíble hacia el que fue el amor de mi vida, no dejaba de decirle a ella que quería matarlo.

    Sin embargo, ya pensaba en Jake cada vez menos, ya no me interesaba saber de él, deje de preguntarle a Ethan por él y boté a la basura absolutamente todo lo que me recordaba a él.

—Eso es un buen avance —me sonrió la doctora acomodando unos documentos y carpetas—. Tomate tu tiempo, pero no cierres tu corazón solo por una mala experiencia.

    Asentí prosiguiendo a despedirme de ella. Miriam es excelente en su trabajo, ha sido de un gran apoyo en toda la vida de mierda que he llevado, me ha ayudado a sobrellevar el duelo, la pérdida y todo lo que eso conlleva. Como también a saber gestionar todo el odio que había sentido por Jake cuando él me abandonó y se fue a Francia.

     Al salir de su consultorio había una pequeña cola para pagar la consultas, así que no me quedo de otra que esperar. Me senté en una de las bancas y observé el lugar. La clínica era grande, por lo que los pasillos eran compartidos con otros doctores de diferentes ramas. Incluso vi cuando salió uno acompañando a una chica, vestido con una bata blanca y era bastante joven, de cabello negro, con barba y blanco. Siempre que venía me lo encontraba, cruzábamos miradas de vez en cuando pero jamás palabras.

A media noche, acaba nuestra noche© #2 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora