"Hay ángeles destinados a demonios... Y demonios en el abismo, esperando su ángel"-lpl.
No pude ir a España...
Debido a un mal clima, se han suspendido los vuelos, incluso los Jets privados tienen prohibido viajar, por medidas de seguridad, debo quedarme en Italia.
Curiosidad...
Estoy en la mansión Toriccelli...
Es algo parecida a la del señor Argent. Enorme como cualquier palacio. Colores frescos. Cálidos. Tonos claros demostrando la luz que no hay. Entrar a la casa, es como entrar al cementerio. No hay más que vacíos, oscuridad, una ola de hielo y muerte.
Recorro la mansión sin la supervisión de nadie. Lorenzo no he visto desde la agencia. Desde la pelea que tuvimos. Y a Bruno... Menos. Ordenaron dejarme sana y salva en la mansión. Así que, puedo observar sin tener que sentirme incómoda.
La cocina es inmensa, con los mismos tonos del resto de la propiedad. Atrás, hay un patio inmenso. La casa posee dos plantas, pero para mí es un castillo. Sigo por las escaleras y varios cuadros de pinturas, paisajes, monumentos. O simplemente arte abstracto.
Son al menos las dos de la tarde. Quiero llamar a mis hermanas, preguntar cómo están, si hay problemas, o simplemente saber si me extrañan. Mis dedos se deslizan por las paredes blancas. Me detengo al ver un cuadro con una familia. Un Bruno más joven, con cabello oscuro, esos mismos ojos claros y brillosos. La sonrisa más genuina y feliz que le visto. Junto a él, en una silla, se encuentra un niño de unos cinco años. Su cabello marrón que últimamente ronda en mi cabeza. Los ojos verdes más nobles, una sonrisa entusiasta mientras que sus brazos rodean el cuello de una mujer muy hermosa.
Tenía cabello negro, en ondas, su piel eran tan blanca que, dios mío, era hermosa. Sus ojos marrones que podían transmitir tanto afecto. Labios rosados naturales, nariz perfecta, rostro angelical. Sus brazos sujetaban al pequeño de cabello marrón. En su dedo, había un anillo. Una unión. Una promesa. Verla, hacia que fuera el cielo. Había olvidado lo que iba a hacer al detenerme.
Y comprendo
Lorenzo no solo perdió a su madre...
Perdió su corazón...Y Bruno no sólo perdió a su esposa...
Perdió a su ángel...Mis lágrimas se han derramado por mi rostro sin avisar. Mis labios entreabiertos al ver que esa familia ha sido destruida. Ya no quedaba rastro del niño risueño, ni del esposo amoroso, sino solo demonios atormentados. Un jarrón quebrándose en el suelo me asusta. Me alejo de la pintura con un fuerte dolor en el pecho. Bajo rápidamente y veo a Bruno hecho mierda.
Se tambalea a los lados, su camiseta va abierta con sangre sobre él. Tiene un golpe en el labio y en el ojo. Bebe de la botella para luego pasar su mano, desde aquí, el resplandor de un aro dorado me cega. Me quiebro al verlo en ese estado. Limpia un rastro de lágrimas no deseadas, para estrellar la botella contra una pared no muy lejos de mi posición.
Ve que estoy aquí. Y se pierde por unos momentos. Busca algo que decir. Que hacer. Le sorprende verme acá.
-Creí que llegarías más tarde -comenta con la voz entre cortada.
Niego con la cabeza
No soy capaz de formular una palabra. Estás escenas, son de esas que no encuentras palabras, y el llanto solo es la respuesta.
-Bien... ¿Cómo te ha ido?.
Intenta sonreír con elegancia pero es el sufrimiento que se refleja en su rostro. Avanzo lentamente hacia él, me escanea y no entiende mi estado. Verlo, me recordó a mi unos años atrás, cuando una prima querida, tan cercana, se convirtió en mi ángel.
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2:Argent [El origen de la muñeca]
БоевикLa vida no te enseña a ser fuerte. Te obliga a serlo. Y eso, es lo que nuestra querida Shein no sabe En un mundo lleno de machistas. Drogas. Ataques entre carteles. Mentiras. Secretos. Perversión y obsesiones, ella deberá infiltrarse para pagar su d...