Capítulo 37

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"No regales tu confianza, jamás cedas al respeto, al menos que sea ganada" -Shein.

Las carreras siempre fueron esa dosis de éxtasis que mi cuerpo requería. Pisar a fondo el acelerador, realizando el cambio para realizar un drift. El chillido de los neumáticos al ser quemados por la carretera. La luna, testigo de las corrupciones, de la devastación y malicia que oculta su horario.

Llevo cinco minutos de ventaja. Conduzco por las calles de España. Esta vez, la carrera se hizo a fueras del bar. Un Nissan es lo que poseo. Detrás de mí, vienen los idiotas que subestimaron a la dueña del bar.

Aún no hay policías, y a esta velocidad, dudo que pueda atraparme. Esquivo los vehículos con facilidad, huyendo de mis adversarios.

Cómo si huyera de mis demonios

Un vehículo viene de frente, obligándome a cambiar de ruta. La vía pública. Las cornetas de los carros, reclamándome por estar en dirección contraria.

Sonrío ladinamente para acelerar aún más y salir de esta vía. Conduzco sin problema hasta llegar a la meta, la muchedumbre grita eufórica para recibirme. Bajo del vehículo y todos corren para felicitarme.

¿Los otros?

No lo sé, tampoco me interesa

Tengo el teléfono reventado de llamadas, mensajes, por parte de mis socios. Pero hoy. Dije que sería mi día libre. Entro al bar para irme a mi oficina, busco una botella de ambrosía para tomar de ella directamente. Sentada en mi silla, con los pies sobre el escritorio. Cerrando mis párpados, dejando ir la adrenalina.

Tres golpes en la puerta interrumpen mi paz, abro los ojos de golpe, molesta, doy la orden de entrar y veo a un hombre de mi personal.

-¿Sucedió algo? -espeto.

-Su hermano está aquí -comenta con voz temblorosa.

La puerta se abre y un Lorenzo serio entra. Asiento a mí hombre para que se retire y obedece. Mi hermano, camina hasta sentarse en frente de mí.

-¿Vuelves a ahogarte en ambrosía? -protesta molesto.

-¿Prefieres un tiro en la boca? -cuestiono para beber el líquido.

-Mantente fría -pide firme.

-Hago lo mejor que puedo -le tiendo la botella pero niega-. Aguafiestas.

-Entiendo que tú familia se esté yendo a la mierda, pero eres mejor que esto -me arrebata la botella-. Mucho más que ellos.

-Si vienes a regañarme, te informo que mi padre me dejó hace años y el otro está muerto.

Niega con la cabeza para venir a mí lado, se dobla sobre sus rodillas y acuna mi mejilla en su mano.

-No me alejes -musita bajo-. Estoy contigo.

Desvío mi mirada al escritorio. No musito. No sollozo. No lloro. Simplemente es un cuerpo vacío lo que está aquí.

Las discusiones se vuelven constantes. Mis salidas. Mis negocios. Los viajes. Llegar llena de sangre y herida. Escuchar reproches de lo que eres, de quién eres y lo que haces. Es agotador. Una música que se repite infinitamente y jamás para.

-Veo que curaste muy bien el golpe -susurra revisando mi coronilla.

-Soy una experta en curarme -me encojo de hombros-. Siempre lo he sido.

-Te hemos dicho que puedes venir con nosotros -confiesa y me levanto bruscamente-. Sé que tienes un compromiso con el cartel Argent, pero lo puedes manejar desde España.

2:Argent [El origen de la muñeca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora