Capítulo 17

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"Doblega tus sentimientos, antes de salir herido" -Lpl.

-¿Estás seguro de que es buena idea? -miro al chico de cabello marrón.

-Son parte de las lecciones -se coloca el cinturón.

-Jamás he manejado -revelo con las manos al volante.

-Por eso uso esto -estira el cinturón para soltarlo-. Lo harás bien.

-Mentiroso.

-Lo somos, pequeña.

El estacionamiento de las camionetas ha sido librado para enseñarme a conducir. Los conos naranjas en diversos puntos del suelo. Mis pies en los pedales, uno en el crochet, uno para el acelerador y freno.

-Enciende el auto -ordena.

-Esto es una mala idea -suspiro para encender.

El moro ruge con potencia. Vibramos y lo miro para saber qué sigue. Lorenzo mira hacia delante y luego a mí. Regalándome una sonrisa maliciosa.

-Baja el freno de mano.

Listo

-Suelta poco a poco el crochet.

Quito con delicadeza mi pie del pedal, el auto se mueve poco a poco y cuando creo hacerlo bien. Se apaga de golpe. Piso el freno con fuerza para mover mi cuello con una sonrisa vergonzosa hacia mí copiloto.

-Si... Es una pésima idea.

Golpeo su hombro para bajarme. Su mano sostiene mi muñeca, evitando salir del vehículo. Ríe el muy hijo de su madre. Sus carcajadas resuenan y lo miro feo.

-Llorona -se burla-. Vamos, intenta de nuevo.

Hago lo mismo de hace un instante, pero mejor. El auto se mueve y mis manos están puestas en el volante.

-Has cambio.

Piso el crochet y bajo una mano a la palanca de cambio. Paso a segunda, más mi mano queda aprisionada por la cálida mano de Lorenzo.

-Lorenzo... Suéltame.

-Debes aprender a conducir con una mano, para hacer los cambios.

-Ni siquiera sé frenar.

-Aprende.

Si tan sólo supiera que me pone los nervios de punta tenerlo cerca. Seguro comprendería porque mi súplica a que me suelte.

-Gira.

-¿Hacia donde?.

-Gira maldita sea -riñe.

Giro de una manera para nada sutil y sube el freno de mano. Golpeo mi cabeza con el volante debido al choque que provocó el frenado.

-¡¿Qué mierda te pasa?! -le grito.

-¡Casi nos matas enferma!.

-¡Te dije que no sabía manejar, animal!.

Discutimos como dos locos que han escapado del manicomio. Toco el chichón de mi frente, arrugo la cara al ver que duele. Lorenzo toma mi mentón, obligándome a mirarlo. Tensada lo observo. Sus ojos recorren mi cara hasta ir al golpe.

-Bueno... Un segundo golpe y tienes los cachos del diablo.

Estúpido

-Te detesto con mi alma -ladeo los ojos.

Baja del copiloto para venir a mí puesto. Ofreciendo su mano, me baja, indicándome con su dedo a donde mirar. Veo en las direcciones que me indica con suma atención.

2:Argent [El origen de la muñeca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora