14

1.7K 150 14
                                    

El último par de días, Colin estuvo dando vueltas por los jardines de Aubrey Hall pensando en como abordar a Penelope Featherington después de aquel impulsivo beso que le dio en la mejilla. Era tonto, pero cuando Penelope había mencionado a Benedict, eso era lo último que Colin quería escuchar. Una ira lo embargó y necesitaba cambiar el tema.

¿Entonces por qué se había inclinado para darle un beso en la mejilla?

Había sido atrevido, si alguien los hubiera visto...

Por otro lado, Benedict no había dejado de molestarlo. Como ese día en el desayuno cuando dijo:

—Increíble, he encontrado un nuevo libro para sugerir a Penelope —había llegado con un libro de artes.

Ahora ya no le decía señorita Featherington, no, ahora le decía Penelope como si fuera un amigo cercano y eso lo enfureció.

—Dudo que le guste ese tema, ella no disfruta leer de arte, Benedict.

En realidad no estaba del todo seguro, pero quería llevarle la contraria solo porque sí. Benedict bufó.

—Estoy seguro de que le dará una oportunidad.

Colin soltó el tenedor sobre su plato y miró con el ceño fruncido a su hermano.

—Tú no la conoces, no como yo.

—No sabía que era una competencia —se burló él.

Estaba punto de decirle que de hecho no había competencia porque lo que tenían él y Penelope  era especial cuando Eloise entró al comedor y se sentó de forma ruidosa. Los miró a ambos.

—¿Qué les pasa a ustedes dos? Parece que comieron algo amargo.

—La vida era perfecta hace dos segundos, Eloise. Oh si, antes de tú entraras aquí —comentó Colin burlón. Benedict se rió.

Eloise rodó los ojos.

—Eres un maleducado.

—Y tú una entrometida.

Sino la conociera mejor pensaría que ella era Lady Wistledown.

La idea no distaba mucho de la realidad tampoco, su hermana siempre tuvo ideas rebeldes y si espíritu elocuente podía ser uno de sus mayores talentos. Nunca dejaba de hablar incluso cuando tenía que callarse.

Por supuesto que Lady Wistledown sería algo que ella haría.

Al menos hasta eso llego aquella mañana, porque por la tarde estaban llegando todos los invitados y Colin había regresado a su habitación para esperar en su ventana. Reconocía el carruaje de los Featherington, así que tan pronto llegaran iría a buscarla.

Habían pasado casi una semana sin verse y en cierta forma había extrañado sus conversaciones. Entonces notó que los invitados a Aubrey Hall comenzaban a llegar y en el camino a la gran casa había ya una fila de carruajes. A lo lejos, vio la melena oscura de su hermano. Fue fácil de reconocer a Benedict qué iba camino a la entrada y la intuición de Colin le decía que iba hacia el carruaje de los Featherington.

Así que tuvo que improvisar.

No estaba particularmente orgulloso de mentir, pero no quería que Benedict fuera el primero en recibir a Penelope en Aubrey Hall. Le llamó desde la casa y le dijo que Anthony lo requería con urgencia en su despacho.

Benedict dudó por un segundo, hasta que Colin mencionó algo de sus hermanas y este le creyó para irse corriendo de regreso a la casa. Colin sonrió para sus adentros.

El carruaje de los Featherington ya estaba casi en la entrada cuando vio el cabello cobrizo de Penelope asomarse por la ventana. Ese día, llevaba su cabello medio suelto y un vestido azul que combinaba bastante bien con el color de sus ojos.

Por más de un Bridgerton | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora