Era un hecho que la enfermedad que tanto aquejaba a Colin Bridgerton en efecto era un mal de amores. Cuando Benedict lo había comentado, Colin había querido golpearlo porque no tenía nada de sentido. ¿Pero entonces por qué sentía sus piernas débiles cuando pensaba en Penelope y el beso? ¿O por qué sintió náuseas al verla conversar muy animada con su hermano el día anterior?
Todo se resumía a lo mismo y todos los caminos parecían llevarlo a uno mismo: Penelope.
Durante toda la noche se dijo así mismo que aquel beso había sido causa del calor, de la emoción del momento. Pero mientras más lo pensaba, más se daba cuenta lo tonto que sonaba. Solo estaba justificando algo que era obvio. Sus sentimientos comenzaron a aflorar y de repente recordaba conversaciones con ella, o momentos muy específicos.
Y es que ella siempre estuvo ahí.
De lo único que estaba seguro ahora era de que debía hablar con ella, necesitaba saber qué pensaba porque ya no podía seguir torturándose con la idea de que no sintiera lo mismo que él. Así que aquel día se levantó temprano y fue busca de flores, si quería hacer una confesión mejor que fuera memorable, romántica.
Había elegido varias flores del jardín que tanto cuidaba su madre y rezó para que esta no lo viera arrancándolas del tallo. Era para una buena causa y eso lo hizo sonreír. Seguro a Penelope le gustaban las flores, sus vestidos coloridos siempre llamaron su atención y por más que ella dijera que se veía horrible en ellos para Colin no era el caso. Sí, los nuevos vestidos que usaba se veían muy bien en ella, pero incluso antes podía lograr resaltar.
Su familia había puesto una serie de carpas alrededor de la casa donde la mayoría de los invitados podía descansar del sol, además de incluir diferentes juegos para entretenerlos. Colin caminó alrededor de las carpas, buscando a Penelope. La encontró en una carpa, leyendo muy concentrada que ni parecía inmutarse del mundo alrededor.
Comenzó a dirigirse hacia ella cuando algo lo interrumpió. Ahí estaba Benedict otra vez, en el peor momento posible. Cada que lo veía, no podía más que irritarse. Benedict no era el hombre correcto para ella. Apretó los dientes al llegar a la carpa y ver a una Penelope sonrojada, como si acabaran de descubrirla haciendo algo malo.
Benedict, en cambio parecía... ¿Apenado?
Colin apretó los dientes con fuerza, las flores que llevaba en la mano las estaba aplastando.
—Colin...
Su hermano miró entre Penelope y Colin, con una emoción extraña en sus ojos. Juntó sus cejas y sin decir nada, se alejó. Dejándolos solos en la carpa. Penelope juntó sus labios.
—¿No estaba molestándote?
Sus mejillas enrojecieron.
—No... No te preocupes —respondió sin mirarlo a los ojos.
Por un segundo, se olvidó de todo el drama de su hermano y se sintió como un idiota por haberla evitado en los últimos días. Miró el ramo de flores improvisado, ni siquiera eso era suficiente para su grosería. La miró arrepentido y nervioso.
No estaba acostumbrado a aquel sentimiento. Usualmente era siempre él que llevaba el control de la situación con las mujeres, pero con Penelope parecía todo lo contrario. Su corazón golpeaba con fuerza y sentía la lengua seca. Como si la atención de ella causara estragos en todo su cuerpo.
Recordó sentirse enfermo, nauseabundo.
¿Qué sucedía con él?
—¿Pasa algo? —preguntó ella, mirándolo expectante.
Ella no parecía nada nerviosa ahora, al contrario estaba bastante resuelta con las manos en su regazo.
—Yo... —sacó el ramo y extendió el brazo para dárselo.
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Por más de un Bridgerton | Completa
Storie d'amorePenelope Featherington lo perdió todo la temporada pasada, o al menos todo a lo que ella tenía estima: su mejor amiga, Eloise y su hermano Colin Bridgerton (su amor imposible). Tras haber escuchado las crueles palabras de Colin y haberse alejado de...