Oh Capitán, Mi Capitán

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Cuando llegaron a la puerta del capitán, Yongsun levantó la mano para llamar, pero Wheein le hizo un gesto para que no lo hiciera.

Para evitar que corriera —aunque no estaba segura de adónde esperaba Wheein que corriera—, le apretó la pistola contra la cabeza y luego, con la mano libre, introdujo una pesada llave de latón en la cerradura.

Empujó la puerta y agitó la pistola en dirección a los aposentos del capitán.

—Adentro.

Yongsun entró. Aunque no había velas encendidas, esta tarde el camarote de Byul estaba más iluminado que nunca por los cálidos rayos de sol que entraban por las ventanas.

Ella estaba apoyada en la mesa, con la mano derecha enroscada alrededor de la empuñadura de su espada, como solía hacer.

Iba completamente vestida, excepto por el tricornio.

Llevaba el jubón negro de cuero y la vaina de doble cinturón que siempre había llevado. Se había trenzado dos finos mechones de pelo castaño y dejado el resto suelto y rizado bajo el pañuelo azul.

Su aspecto más suave de antes había desaparecido. Ahora tenía el firme aspecto de la capitana Moon Byul.
Con un suspiro cansado, dijo:

—No tienes ni idea del autocontrol que me ha hecho falta para no bajar ahí.

—Lo tenía todo bajo control, capitán. —le aseguró Wheein.

Byul levantó una ceja llena de cicatrices.

—No según Hyejin. —dijo, con la voz teñida de desaprobación. Su mirada se desvió hacia Yongsun—. Estaba preocupada por ti.

—Necesitaba que se marchara. —explicó Yongsun—. Temía que le hiciera daño, si no lo hacía.

—¿De verdad? —dijo Byul con el ceño fruncido.

Yongsun se limitó a asentir.

Después de ignorar la pistola de Wheein durante casi un minuto, Byul preguntó:

—¿No era obediente?

—Era bastante obediente —le aseguró Wheein—, pero también es mucho más peligrosa de lo que nos hizo creer.

Yongsun frunció el ceño.

—No creo haber hecho creer nada a nadie.

Byul se cruzó de brazos, con la fina camisa pegada a sus fuertes hombros.

—¿Qué quieres decir?

—No es cirujana, capitán. —le dijo Wheein—. Es una bruja.

Yongsun puso los ojos en blanco.

—Esas dos cosas no son mutuamente excluyentes. —refunfuñó—. Soy cirujana y bruja.

La mirada oscura de Byul se desvió hacia ella.

—Entonces, ¿te confiesas bruja?

Yongsun extendió los brazos y esbozó una sonrisa amarga.

—Por supuesto.

—Tampoco una bruja cualquiera. —añadió Wheein—. La llamó Drakon.

Las cejas de Byul se alzaron.

—¿La niña dragón?

Yongsun se encogió ante el título. No se había dado cuenta de que la profecía también había salido de la isla.

Al igual que los talentos únicos de los humanos no mágicos, las brujas también solían destacar en un tipo único de magia.

Una hechicera guerrera, como su madre, destacaba en maldiciones y magia ofensiva. A menudo eran las más valientes de su época, y también las más crueles.

Piratas de Aletharia [MoonSun] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora