Intercambio de Poder

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Yongsun se despertó con una sensación espantosa. El estómago le dio violentas sacudidas y rodó sobre sí misma en un arduo esfuerzo por no tocar las sábanas.

La cabeza le daba demasiadas vueltas como para ver el suelo, pero, para su alivio, una mano cálida la rodeó por el hombro y la guió suavemente.

—Al cubo. —dijo una voz familiar y cadenciosa.

Una vez más, ella podía ver el cubo. Solo tenía que confiar en que la mano que la rodeaba el hombro la llevara adonde tenía que estar.

Debió de vomitar cuatro veces más de lo que había comido, pero su cuerpo no se rindió. Incluso después de terminar, sus músculos seguían convulsionándose.

—¿Ron o agua?

Se obligó a mirar al dueño del cubo. Su cabeza seguía dando vueltas, pero incluso a través de la borrosidad, reconoció aquellos hermosos ojos marrones.

Buen trabajo, Yong, pensó. Le vas a gustar de verdad ahora que has vomitado delante de ella.

—Te voy a traer algo de beber. —dijo Byul—. ¿Quieres ron o agua?

Yongsun negó con la cabeza, y luego cerró los ojos de inmediato, ya que eso hizo que su visión se arremolinara de nuevo.

—Cualquiera. —dijo con voz ronca.

Byul sacó su petaca de cuero y se la dio.

—Bebe esto, mientras te traigo agua.

Yongsun se incorporó y la cama crujió bajo ella. Sólo cuando rozó con la mano las sábanas sobre las que casi había vomitado, se dio cuenta de que no estaba en su propia cama.

Miró a su alrededor, observando el enorme tamaño del espacio y la cantidad de objetos borrosos que la rodeaban, vagamente parecidos a carretes de cuerda.

Estaba en los aposentos del capitán.

Estaba en la cama del capitán.

Bebió un pequeño sorbo del ron, con una pequeña mueca de dolor cuando le quemó la garganta.

Byul volvió con otro cubo y lo dejó caer delante de ella. El agua se agitó alrededor del cubo, salpicando por los lados y empapando los zapatos de Yongsun.

Byul se arrodilló y metió un trapo en el cubo. Luego escurrió el agua y acercó el trapo mojado a su cara.

—Cierra los ojos. —le dijo—. Es agua de mar.

Yongsun apenas tuvo tiempo de percibir la advertencia antes de que el trapo mojado le tocara la frente. El agua la calmó al instante, refrescando su piel febril y despejando la confusa niebla de su mente.

Cuando oyó un segundo chapoteo, abrió los ojos.

—¿Qué haces?

Byul ignoró la pregunta. En lugar de eso, se puso de pie y se pasó las manos mojadas por los muslos cubiertos de cuero.

—Bebe. —repitió.

Yongsun bebió otro sorbo de la petaca.

No porque Byul se lo exigiera, sino porque aún le dolía la garganta.

—¿Por qué estoy en tus aposentos?

Byul sujeto una jarra de agua de la mesa. La miró mientras la llenaba.

—Te desmayaste en la cubierta. —dijo, como si ésa fuera la única explicación necesaria.

Yongsun se quedó mirando las tablas del suelo, intentando superar la confusión de su mente. El intenso y punzante dolor de cadera le refrescó la memoria.

Piratas de Aletharia [MoonSun] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora