Nuestra primera cita II

58 5 5
                                    

-¿Sabes si Clyde estará bien?

-Yo... No lo sé. Quisiera decir que sí pero esto no es nada sencillo para él. Es un tema muy delicado así que, espero que entiendas por qué tuvo que irse.

-No te preocupes, entiendo que cada uno de nosotros necesita espacio cuando la situación lo amerita. Es triste verlo así, no es sencillo ver a tus amigos sufrir por el pasado... Sin embargo, ¿Qué sucedió para ponerlo así?, ¿Tan mala es esa mujer?

-Haiku, por más que tú y yo seamos amigos creo que hay un límite en las cosas que puedo compartir de los demás. Clyde no es sólo mi amigo, él es mi hermano de otra sangre. Lamento decir que revelar los sentimientos más importantes de mis amigos es algo que jamás podría hacer así que lamento decirlo pero no pienso hablarte de ello. Si realmente quieres saber podrías preguntarle a Clyde, pero eso tampoco es una buena idea, hasta a mí me costó entender lo que sucedió en su familia en aquel entonces así que te ruego que mejor esperes a que sea él mismo quien decida contarte su propia historia. Lo lamento.

-No, no hay de qué preocuparse. De hecho, admiro tu postura y aplaudo tu decisión. Hoy en día el valor humano es medido en azañas con ímpetu de arriesgar la vida; pero, a mí me parece que se necesita de verdadero valor para cuidar los sentimientos de alguien, entenderlos y respetarlos. Así que no te molestes por guardar el secreto de Clyde de mis oídos, de hecho me habría molestado enterarme que mi próximo cuñado sea un chismoso. De serlo le haría la vida imposible a Rose hasta que declinase salir contigo.

-Wow, no, aguarda un segundo, Haiku. ¿Estás insinuando algo?

-Oh, pobre y bobo Lincoln. Puede que seas más maduro de lo que pensaba pero definitivamente te falta mucho para entender a las mujeres.

-¿Puedes culparme? Siendo sincero le temo mucho a las relaciones, después de lo que pasó con Ronnie Anne, mi antiguo interés amoroso, le tengo terror a confiarle mis sentimientos a alguien... No lo sé... Creo que esto tiene que ver más conmigo que con Rose o cualquier otra chica.

-No lo sé, creo que todos guardamos nuestros propios demonios a nuestra manera. Supongo que todas las personas guardan algo que las hace sentir dolor una y otra vez por más tiempo que pase. Es como si la misma vida nos tendiera una trampa para superar nuestros propios miedos.

-¿Crees que un corazón destrozado pueda volver a amar?

-No lo creo... Es más, pienso que un corazón roto jamás podría amar. Sin embargo, un corazón recuperado que ha aprendido de su propio pasado sin duda alguna puede abrirse a otro más gentil al que lo dañó, ¿No crees?

-Una poetiza con alma desbordante; así, querida Haiku, es como Lucy te describió la primera vez antes de conocernos. Ahora veo que no lo decía por simple habladuría. No encuentro cómo es que tus palabras son tan reales y a la vez tan irónicas.

-Supongo que los únicos que nos ayudan a entender el ahora para dar el siguiente paso a la madurez son los libros... Mi abuelo solía decir eso...

-¿Tu abuelo? Eso quiere decir que...

-Así como tú compartiste tu dolor conmigo creo que puedo hacer lo mismo contigo... Él era... ¡Wow! ¡Era genial! Su nombre era Thomas; cuando mamá le contó que estaba embarazada él la echó de casa diciéndole que se olvidase de tener padre si el bebé naciera niña.

-¿Entonces él te odió cuando naciste?- ¿Cómo darse cuenta de lo que sucede a mi alrededor cuando el anhelo del pasado recorre las venas de mi corazón? Sin que yo se lo pidiera él me pidió permiso para retirarse durante un segundo. Yo acepté sin problemas curiosa por ver qué haría. Se acercó a la fuente de sodas y me trajo una refrescante bebida de uva sin mucha azúcar adornado con gomitas en el fondo.

Sueños mudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora