Nuestra primera cita I

64 8 3
                                    

Con un buen plan, un lindo día soleado y sentimientos nacientes ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Fue entonces que llegó el viernes, un par de horas antes de terminar la secundaria justo cuando los preadolescentes son menos infelices. Claro, eso no se aplicaba a mí que, como siempre, no había pensado en las consecuencias de mis actos.

-¡Señorita McCougan! ¡Queda castigada en detención por el resto del semestre! ¡Y no sólo eso! Debido a su reciente comportamiento elocuente estará de paso por el periodo inter semestral ocupada de la limpieza, organización y gestión de los libros tomados y devueltos a la biblioteca de la escuela, además de su trabajo en el jardín, ¡¿Está claro?!

-Ajá- por supuesto, una escuela sin cámaras sería un peligro, además, parecía ser que una chica de tercer año encargada del orden de la escuela había formulado una queja sobre quién se había escapado de detención. No debía ser una genio para saber que Lynn se había molestado por perder. Era obvio que se desquitaría conmigo.

-¿Alguna duda?- me preguntó el director, como si humillarme al quitarme mis vacaciones no fuera suficiente.

-No, ninguna- dije y me dí vuelta directamente hacia detención, era claro que mi pequeña victoria sobre el sistema no duraría demasiado. Sin embargo, mi tormento estaba próximo a tomar un rumbo distinto, uno que muy seguramente jamás habría podido imaginar.

-De nuevo aquí- pensé mientras leía con paciencia uno de mis tantos libros que siempre llevaba conmigo -y justo ahora que tenía que salir con Rose y con él bobo de Lincoln... Claro... Sin embargo, creo que en serio me equivoqué con él, al parecer no es el macho abusivo que creí que era. Espero que, al menos, ya no esté molesto conmigo... Demonios, todo este asunto de Clyde no ha hecho más que crecer una y otra vez. Tal vez Rose tenga razón y lo mejor sería ir con Clyde a decirle lo que siento... Aunque eso podría lastimarlo y a mí me alejaría de un buen amigo... ¡Ahhh! ¡¿Por qué los sentimientos son tan complejos?! Tal vez por eso fueron inventados, para que bobas como yo desfallezcan día a día por ellos. Bueno, lo mejor para mí será no pensar más en ello y dejar que el sentido sea el que me guíe... Ojalá pudiera describir todo esto que siento, así podría plasmarlo en el papel para quemarlo y así olvidarlo para siempre...

-¡Y no crea que me he olvidado de usted!- escuché fuera del aula al maldito director mientras le gritaba a otro incauto problemático como yo -¡¿Sabe algo?! Ya ni siquiera me molesto, todos ustedes son iguales ¡Castigado con horas de servicio en los jardines! Además de presentarse a los cursos inter semestrales dónde lo mantendremos ocupado con la pequeña estación de datos del tejado.

-¡Pero esos son literalmente millones de datos!

-¡Eso debió de haberlo pensado antes de crear el anarquismo en la escuela! Me cuesta creer que fuiste monitor de la secundaria. ¡Ahora, váyase a detención y piense en lo que hizo!- ciertamente no quise darle más atención a los raros e incomprendidos chicos del aula de detención pues mis problemas ya eran suficientes como para preocuparme por demás seres inferiores de malos habitos que de seguro estarían aquí por pintar pupitres. Si, mi pensar era bastante plano y antipático, o al menos lo fue hasta que alguien tocó mi mano para llamar mi triste atención.

-Hola, Haiku... Qué coincidencia... Ja...

-Supongo que no tanta, digo, después de lo que pasó ayer creo que era lógico que nos atraparían al día siguiente- curiosamente Lincoln también estaba en la sala de castigados. El único lado bueno de todo esto era que ahora no estaría sola, qué puedo decir, somos animales sociales que necesitamos desenvolvernos en entornos de más de un individuo, y justo ahora no hay otro individuo a quien conozca más que a Lincoln, lastimosamente.

Sueños mudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora