¡¿Que quieres qué?!

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Y sin que nadie se diera cuenta las clases del miércoles estaban a punto de terminar de una manera muy especial, alocada y divertida, cientos de acontecimientos estaban a un simple suspiro de suceder y todo por el acto menos imaginado y peculiar de todos...

-Que raro, Haiku aún no llega, los chocolates se van a derretir si me quedo parado bajo el sol- por recomendación de Lori el llegar temprano con cualquiera era crucial y Haiku al ser familiar de su nuevo interés le era muy importante ser atento con ella, amigable y divertido para tener a alguien que le hable bien a Rose de las maravillas de salir con él -creo que a Haiku no le molestará si...- de repente sus pensamientos se vieron interrumpidos ¡Gritos enardecidos retumbaron en el interior de la escuela! -¡ATRAPENLAS!- esa voz fue suficiente para hacerle saber a Lincoln que algo andaba mal y claro que el chisme llamó su interés, intentó asomarse por alguna ventana cercana pero con solo darse la media vuelta...

-¡QUÍTENSE DE ENMEDIO!- ¡Lincoln no podía creer lo que estaba viendo! ¡Haiku y Lucy iban montadas en una bicicleta! ¡Rompieron una ventana y salieron disparadas de la escuela! Cayendo justo frente a...

-¡LINCOLN!- Lucy fue la primera en reconocerlo, su pobrecillo hermano estaba en el suelo con un susto de muerte -¡TENGO UNA IDEA!- de repente Lucy le arrojó su mochila a su hermano -¡TOMA LA BICICLETA Y HUYE! ¡RÁPIDO!

-¡ESPERA!- el fuerte grito de Haiku logró ponerle los pelos de punta a Lincoln -¡YO VOY CONTIGO! ¡TE DIRÉ POR DÓNDE IR!- y sin siquiera preguntarle si quería o no Haiku se montó sobre la bicicleta robada -¡VÁMONOS!

-¡Si!- claro que no pudo negarse, vió que profesores, un alumno y mucha pintura iba directo hacia ellos, sin pensar subió a la bicicleta con Haiku montada en la rueda trasera -¡AGÁRRATE!- ¡Lincoln salió a toda velocidad pedaleando con todas sus fuerzas! Intentó seguir a Lucy con la mirada pero en menos de un parpadeo ella desapareció de su vista.

-¡LUCY ESTARÁ BIEN! ¡CORRE!- los gritos de Haiku asustaron mucho más a Lincoln, sus sentidos se dispararon en menos de lo que canta un gallo, hace un segundo estaba a punto de comerse un delicioso chocolate y ahora corría por su vida, o al menos él lo veía así.

-¡¿A DÓNDE VAMOS?!

-¡PRIMERO HAY QUE PERDERLOS A ELLOS!- Lincoln volteó la vista por un segundo y vió que una orda furiosa venía casi pisándole los talones -¡MUÉVETE!

-¡ESO INTENTO HAIKU!

-¡PEDALEAS COMO NIÑA!

-¡YA VOY!- ante la presión de Haiku (la cuál era aplastante para Lincoln) él supo lo que tenía que hacer -si no escapamos Haiku me mata- el miedo pudo mucho más que su cansancio, no supo de dónde sacó fuerzas pero lo hizo.

-¡ASÍ, BIEN HECHO LINCOLN!- y fue que por primera vez Haiku agradeció que él estuviera ahí. Dos minutos después se escondieron detrás de un pequeño arbusto en las lejanías del parque, el par de jóvenes respiraban agitados, el sudor escurría de sus caras y sus corazones latían tan fuerte que podían escucharlos mutuamente -tengo que admitirlo bobo... Lo hiciste bien- tal parecía que la gratitud de Haiku fue mostrada ante Lincoln.

-Gracias- respondió sosteniéndose el pecho con la mano -pero para la próxima dime que vamos a huir... Al menos así me dará tiempo de comerme un chocolate.

-¿De verdad los trajiste?- sin darse cuenta su propia voz cambió, las penumbras desaparecieron al igual que las sombras dejando... Nada... Palabras en blanco esperando ser coloreadas.

-¡Claro! Dije que lo haría y lo hice ¡Un hombre jamás falla en su palabra!

-Wow me sorprendes ¿Quién diría que alguien tan flaquito como tú podría hacer todo eso? Y conmigo encima por supuesto.

Sueños mudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora