El arte de amar
Damien DarkmoonMis pasos eran lentos y silenciosos, me encontraba bajando los escalones qué daban al piso subterráneo de la casa, Amandis me estaba esperando en el mismo lugar de siempre.
Abrí el portón del garaje y subí al auto saliendo de camino al centro, eran las 8:00 a.m. del sábado, Sam se encontraba profundamente dormido y mi horario laboral de la semana se terminó.
Era mi oportunidad de ver a Amandis por segunda vez, solo ella podría ayudarme a cumplir mi necesidad.
Suspiro al parquear frente al lugar donde nos encontraríamos, observó mi alrededor antes de bajar, todo se encontraba vacío.
Me acerco a la puerta tocando el timbre anunciando mi llegada, el sonido de ser desbloqueada llego a mis oídos y sin pensarlo ingrese.
- Joven Darkmoon, es un gusto tenerlo por aquí - la sonrisa cautivadora de la mujer detrás del mostrador me recibe.
- Amandis - digo en tono bajo como saludo acercándome mientras mis ojos se desvían por todo el lugar - esta remodelada, quedo hermosa - sonrió con satisfacción
- Es un gusto que te guste, hace poco terminamos la última remodelación - dio un aplauso provocando que la voltee a ver y me contagie de su alegría - por cierto tengo lo que me pediste - da una vuelta sobre sus pies y desaparece detrás de una pared.
- Fue difícil de conseguir - sigue hablando mientras remueve algunas cosas - el tiempo no estaba a favor... - un ruido más y empezaba a pensar que perdió mi pedido- ¡te encontré! - su exclamación me hizo respirar de nuevo.
-sabía que no me fallarías - me termino de acercar al mostrador y observo lo que trae entre sus manos - le encantará, desde que lo vio en tu antigua tienda se ha enamorado, lamentablemente estaba agotado - observo una de las piezas con orgullo.
Le encantará.
Me despido recibiendo una mirada de ternura de parte de la anciana luego de realizar la cancelación del pedido.
De vuelta a casa hago el mismo procedimiento de cuando salí, llevando lo que le compre a Sam entre mis manos, mi corazón salta ansioso de querer observar su reacción.
Al cerrar la puerta a mis espaldas deje mis zapatos en una esquina. A Sam no le gusta que ensuciemos la casa pero tampoco que andemos descalzos, por esa razón el zapatero en el recibidor tiene tres pares de pantuflas.
Camino a nuestra habitación, Sam aún está dormido, me acerco al mueble compartido y dejo de su lado una caja pequeña con un dije exclusivo para su pulsera de Pandora, el cual es una estrella de plata con pequeñas perlas de zafiro azul y esmeralda.
Y luego deje una caja más grande que resguardaba una pulsera de oro rodeada de diamantes, se enamoro en cuanto la vio y no pude evitar cumplir su capricho, soy feliz con eso.
Deje la nota al lado de las dos cajas y me acerque su lado de la cama dejando un beso en su mejilla y otro en su frente - mi amor, levántate, haré desayuno - susurre en su oído y senti como se removió, deje otro beso en su frente.
- ¿por que estas fuera de cama ? - su voz ronca al despertar resonó en mis oídos.
-Tuve que hacer unos mandados - acaricie su cabello cuando busco el calor de mis brazos.
-Vuelve a la cama bebé - sus ojos se volvieron a cerrar y suspire, derrotado me acomode a su lado atrayéndolo entre mis brazos dejando su cabeza contra mi pecho - te amo mi grandote francés.
Sonrió con alegría y acaricie su cabello - J'te aime mon amour - vi la sonrisa que se dibuja en su rostro y me di cuenta que no importa que posea en mis manos lo mío será todo suyo y no me lamentaría de soltarlo todo con tan solo poder observar la sonrisa que se forma cada vez que me tiene a su lado.
Ay! cuanto lo amo
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Mi Destino |COMPLETA|
Historia CortaTeoría del hilo rojo: "Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de...