Uno

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En un pequeño barrio de Breña, un pelinaranja estaba terminando de alistarse lo más rápido que podía.

Un nuevo - y último - año escolar iniciaba para Shoyo Hinata. Con la suerte que lo caracteriza, ya iba tarde.

— Conchesumare, no sonó la alarma - Se quejó el bajito mientras terminaba de secar su cabello. Miró de reojo al reloj que estaba colgado en la pared de su cuarto y jadeó de la sorpresa cuando vió la hora -. ¡Carajo!

Aún estando en su cuarto, Shoyo podía escuchar a su madre hablar con Tobio. Ellos ya llevaban varios años siendo amigos y cinco meses siendo novios, le alegraba saber que su mamá y él se llevaban bien.

Desde hace dos años, cuando ya se había acabado la cuarentena y aún no eran novios, su madre comenzó a tener la costumbre de invitar a los amigos de Shoyo a la casa a almorzar, en especial al azabache, pues en secreto era el que más le agradaba del grupo de amigos de su hijo mayor. Shoyo por un momento creyó que esa amabilidad cambiaría cuando comenzó a salir con Tobio, pero fue todo lo contrario, incluso comenzó a invitarlo a desayunar cada que podía y hoy, siendo su primer y último día de clases, no fue la excepción.

El olor de tortilla con hotdog llegó hasta su cuarto, haciendo que le rugiera un poco el estómago.

"No me da tiempo de desayunar" Se quejó internamente mientras buscaba su lapicero, uno que le había robado a Tsukishima el año pasado. Según el pelinaranja, no tenía sentido gastar tanta plata (50 céntimos) si no iba a copiar nada. Igual, por las dudas, siempre lo llevaba.

— ¡Shoyo, ya se te hizo tarde! - Le gritó su madre desde el comedor -. ¡Apúrate, carajo!

— ¡Voy mamita! - Le gritó en respuesta. Guardó el lapicero en su mochila, una que llevaba utilizando tres años (que igual seguía en casi buen estado por los años que no utilizó en pandemia) y luego salió prácticamente volando de su cuarto.

Una vez llegó al comedor, pudo ver a su madre peinar a au hermana mientras seguía hablando con Tobio. Ambos adolescentes hicieron contacto visual y volvieron a sentir esa calidez en su pecho, una que siempre sentían cada vez que se veían.

— Mami, me estás jalando el cabello - Escuchó a Natsu quejarse.

— Aguanta hijita - La señora le respondió. Le estaba haciendo dos moñitos para su primer día de clases en un colegio nuevo. En el caso de Natsu, ella iba para tercero de primaria.

— Buenos días - Saludó Shoyo, dándole un beso en la mejilla a su madre y a su hermana. Luego, fue hasta su enamorado, abrazándolo por la espalda para luego darle un beso en la cabeza -. Parece que te lamió una vaca - Se burló Shoyo mientras veía a su hermana, haciendo que ella lo viera mal.

— ¡Mamá! - Se quejó la niña, viendo a su progenitora.

— No molestes a tu hermana, caramba - Dijo la señora Hinata para luego pellizcarle la oreja a su hijo, haciendo que este soltara un quejido -. Así también te peinaba cuando ibas a la primaria.

— Verdad, tenías todo el pelo hacia atrás - Se acordó Kageyama, soltando una carcajada al recordarlo.

— Al menos yo sí tenía pelo, tú estabas peor que perro peruano - Dijo Shoyo, separándose del azabache.

—  Cállate oe.

— Ya oigan, no discutan - Interrumpió la señora Hinata, mientras le preparaba un pan con tortilla y un pan con palta a su hijo -. Siéntate a desayunar hijito.

— No viejita, ya nos vamos, ya es tarde - Respondió Shoyo. Al mismo tiempo, Tobio se levantó del comedor -. Me compro un pan en la carretilla que está por el paradero.

Al Fondo Hay HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora