Los omegas deben ser sumisos
Los omegas tiene que ser lindos
Los omegas no se deben quejar
Los omegas no deben salir sin su alfa
Los omegas no deben alzar la voz
Los omegas esto los omegas aquello
¡Y UNA MIERDA!
Hola mundo
nosotros estamos aq...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En un taller lleno de piezas de coches, carros llenos de herramientas, se podía ver a un joven niño de ocho años el pelo negro y los ojos rosas vestía, con una camisa negra, con un shorts, su ropa y su rostro estaban manchados de grasa negra.
En sus manos llevaba una llave inglesa y un destornillador, y caminaba por el taller esquivando motores, charcos de grasa y herramientas tiradas por el suelo. Hasta que llegó hasta un coche donde un hombre estaba trabajando debajo de este.
Souda: Aquí tienes papá-
-: Gracias enanito-
El hombre salió de debajo del coche, su cara estaba manchado de grasa pero tenía los ojos rosas y el pelo castaño, vestía un mono de mecánico, tomó las herramientas de las manitas de su hijo y volvió debajo del coche.
El niño sonrió y volvió a sentarse en una caja de plástico mientras veía a su padre trabajar en el coche.
Miro sus pequeñas manitas manchadas de grasa con conflicto, a diferencia de su papá que podía toquetear grandes coches, el solamente podía arreglar sus pequeños coches de juguete. Que injusta es la vida para el.
De repente escucho los gritos de su madre llamándolo desde su hogar, salió de su garaje que actuaba como taller y corrió para abrazarla siendo detenido justo antes tocarla. Lo mando a bañar mientras ella hacía un bizcocho.
Tiro su ropa sucia al cesto de ropa y se baño. Sintiéndose orgulloso de haber podido bañarse solo, se seco y vistió y corrió hacia su madre está vez dándole un gran abrazo siendo devuelta por esta.
Poco después tomo una magdalena de la mesa y comenzó a comerla mientras veía a sus padres hablar. No sabía de que hablaban, al parecer tenian vecinos nuevos en la casa de al lado. Su madre horneaba un bizcocho mientras que su padre le abrazaba por la espalda. Al terminar su magdalena corrió al salón donde saltó al sofá y comenzó jugar con sus coches.
Lo que pasó a continuación fue divertido para el, su mamá lo tomó en brazos, con su padre a un lado con un bizcocho en sus brazos salieron de la casa y fueron a la de su vecino.
Tras unos segundos tras haber llamado al timbre de la casa una señora les abrió. El no les presto mucha atención después de varios minutos sus padres entraron en la casa donde lo dejaron en el jardín mientras ellos hablaban con los otros señores. Allí viendo en el jardín vio a otro niño con pelo negro en forma de tazón jugar con un conejo bajo la sombra de un árbol.
El se acercó con una sonrisa, hasta posarse frente a él, el niño lo miro con duda y timidez.
Souda: ¡Hola, soy Kazuichi Souda! Soy tu vecino ¿y tú?-
