Capítulo 10: Bajo Presión

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Después de la emocionante victoria en el primer partido oficial, el equipo de Alexia ganó una confianza renovada. Sin embargo, también eran conscientes de que con cada triunfo, las expectativas y la presión aumentaban. El próximo rival, un equipo conocido por su juego físico y táctico, sería una verdadera prueba para su cohesión y habilidades.

Jonathan convocó al equipo para una serie de entrenamientos intensivos y sesiones tácticas. Sabía que el próximo partido sería crucial para mantener el impulso y demostrar que su victoria anterior no había sido un golpe de suerte.

—Chicas, nuestro próximo rival es fuerte y bien organizado. Necesitaremos estar en nuestra mejor forma tanto física como mental. Quiero que nos concentremos en la defensa y en cómo contrarrestar sus ataques rápidos —dijo Jonathan, mientras señalaba varias estrategias en el tablero.

Lucía también tomó la palabra, enfocándose en el juego mental.

—La presión será alta, pero quiero que recordéis que hemos trabajado para este momento. Cada desafío es una oportunidad para demostrar nuestra fuerza y determinación. Alexia, como capitana en el campo, confío en que guiarás a tus compañeras con el ejemplo —dijo Lucía, mirando directamente a Alexia.

Una tarde, después de uno de los entrenamientos más duros, Alexia decidió quedarse un poco más en el campo. Necesitaba tiempo para reflexionar y asegurarse de que estaba mentalmente preparada para el próximo partido. Mientras practicaba tiros a puerta, Lucía se le acercó.

—Puedo ver que estás preocupada, Ale. ¿Qué pasa por tu mente? —preguntó Lucía, con una expresión comprensiva.

Alexia suspiró, deteniéndose un momento.

—Siento la presión, Lu. No solo de ganar, sino de mantenerme en forma y demostrar que realmente estoy de vuelta. A veces me pregunto si podré seguir manteniendo este nivel —admitió Alexia, con una mezcla de inseguridad y determinación.

Lucía sonrió y puso una mano en el hombro de Alexia.

—La presión es una señal de que estás haciendo algo significativo. Es normal sentir miedo y dudas, pero confío en ti. Has trabajado duro para llegar aquí y tienes el talento y la determinación para seguir adelante. Recuerda, no estás sola en esto. Tienes un equipo que te respalda —le dijo Lucía, con firmeza.

Alexia asintió, sintiéndose más aliviada. Sabía que debía confiar en sí misma y en el proceso.

Durante los siguientes días, el equipo trabajó incansablemente en su táctica defensiva y en cómo contrarrestar el estilo de juego del próximo rival. Jonathan y Lucía supervisaron cada sesión, haciendo ajustes y proporcionando feedback constante.

—Alexia, quiero que te enfoques en mantener la posesión y distribuir el balón rápidamente. Necesitamos movernos con rapidez y precisión para evitar que el rival nos arrincone —dijo Jonathan, mientras observaba un ejercicio de pases rápidos.

Alexia y sus compañeras respondieron con entusiasmo y determinación, conscientes de la importancia de cada detalle en su preparación.

El día del partido llegó y el ambiente en el estadio era tenso. Los aficionados habían llegado en masa para apoyar a su equipo, creando una atmósfera electrizante. Alexia sintió la energía y la presión, pero también una renovada determinación.

En el vestuario, antes de salir al campo, Jonathan dio su charla final.

—Hoy es un día importante. Recordad todo lo que hemos trabajado. Jugad con el corazón y la cabeza. Confío en cada una de vosotras. Vamos a salir y demostrar de qué estamos hechas —dijo Jonathan, con pasión.

Lucía añadió unas palabras de aliento.

—Este es nuestro momento. Salid ahí y disfrutad del juego. Recordad que estamos juntas en esto y que somos más fuertes cuando jugamos como un equipo —dijo Lucía, con una sonrisa.

El pitido inicial marcó el comienzo de un partido intenso. Desde el principio, el equipo rival mostró su fuerza y habilidad, poniendo a prueba la defensa de Alexia y sus compañeras. Cada jugada requería concentración y coordinación, y Alexia se esforzó por mantener la calma y liderar con el ejemplo.

Hubo varios momentos de tensión en los primeros minutos, con el equipo rival atacando con ferocidad. Pero la defensa, liderada por Mapi, resistió cada embate con valentía. Jonathan y Lucía observaban atentamente desde la línea de banda, gritando instrucciones y ánimos.

En el minuto 30, se presentó una oportunidad dorada para el equipo de Alexia. Después de un robo de balón en el centro del campo, Mapi lanzó un pase perfecto hacia adelante, encontrando a Alexia en una posición ideal. Con un movimiento rápido, Alexia dribló a un defensor y se encontró cara a cara con el portero rival.

El estadio contuvo la respiración mientras Alexia se preparaba para disparar. Con precisión y calma, lanzó un tiro al ángulo inferior derecho, superando al portero y enviando el balón al fondo de la red.

El grito de la multitud fue ensordecedor. Alexia corrió hacia la línea de banda, celebrando con sus compañeras y recibiendo felicitaciones de Jonathan y Lucía.

—¡Eso es, Alexia! ¡Gran trabajo! —gritó Lucía, con una sonrisa de orgullo.

Con un gol a su favor, el equipo de Alexia sabía que debía mantener la concentración y la disciplina. El rival no se daría por vencido fácilmente. A medida que avanzaba el partido, los ataques del equipo contrario se intensificaron, pero la defensa se mantuvo firme.

Jonathan hizo algunos cambios tácticos, introduciendo jugadoras frescas para mantener la energía y la intensidad en el campo. Alexia siguió liderando desde el centro, organizando el juego y asegurándose de que su equipo mantuviera la posesión del balón.

En los últimos minutos del partido, el rival obtuvo un tiro de esquina, lo que significaba una amenaza directa. El estadio estaba en silencio mientras el balón volaba hacia el área. En medio del caos, el balón rebotó y fue despejado por Mapi, quien lanzó un pase rápido a Alexia.

Alexia, consciente de la presión del tiempo, corrió por la banda, evitando a los defensores rivales. En un último esfuerzo, lanzó un pase largo hacia su delantera, quien corrió hacia el balón y, con un tiro preciso, marcó el segundo gol.

El estadio estalló en aplausos y vítores. Con el pitido final, el marcador mostraba una victoria para el equipo de Alexia. Habían superado un desafío enorme y demostrado su fortaleza y determinación.

El equipo celebró en el vestuario, sintiéndose eufóricas por su victoria. Jonathan y Lucía felicitaron a cada jugadora, reconociendo su esfuerzo y dedicación.

—Esto es solo el comienzo. Habéis demostrado que, con trabajo duro y unidad, podemos superar cualquier obstáculo. Estoy increíblemente orgulloso de vosotras —dijo Jonathan, con una gran sonrisa.

Lucía se acercó a Alexia, dándole un fuerte abrazo.

—Jugaste increíblemente bien, Alexia. Tu liderazgo y habilidades son una inspiración para todas nosotras. Sigamos trabajando y alcanzaremos grandes cosas esta temporada —dijo Lucía, con orgullo.

Con la victoria en el bolsillo, Alexia y su equipo sabían que aún quedaban muchos desafíos por delante. Pero cada partido era una oportunidad para crecer y mejorar. Alexia sentía una profunda gratitud por su equipo y por el viaje que había emprendido.

Con cada paso, estaban más cerca de sus sueños y de demostrar que, con determinación y unidad, podían alcanzar cualquier meta. La temporada apenas comenzaba, y estaban listas para enfrentarlo todo juntas, como un verdadero equipo.

Segunda Oportunidad - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora